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  Carta a los Editores Braille, 1966 (Rogelio Muñoz Martínez)
 

 

 

Carta a los Editores Braille

Rogelio Muñoz Martínez

Introducción: Carlos García

En uno de los cuadernillos que contiene las ponencias del Primer Congreso Internacional de Imprentas Braille de Habla Castellana, que se celebró en Buenos Aires en 1966, encontré esta carta escrita por el ciego chileno Rogelio Muñoz Martínez, tomada de su libro "Una carta para usted" y que fuera presentada a la consideración del congreso por la delegación de ese país. Aunque luego de tantos años son indiscutibles los avances en el campo de la producción y coordinación de las imprentas braille, gracias al desarrollo tecnológico y al aprovechamiento de los recursos disponibles, las sugerencias y propuestas que el autor expresa con tanta claridad están plenamente vigentes. Y si no, júzguenlo ustedes mismos.

A los Editores Braille

De nuestra mayor consideración:

Los ciegos de todos los continentes tenemos que agradecer a ustedes todo el bien que hacen con la publicación de libros, revistas, folletos, boletines y todas las impresiones Braille que nos entregan para la recreación y la cultura. Sin ustedes, seguramente el movimiento cultural de los ciegos caminaría con muchos años de retraso y muy pocos habrían logrado rehabilitarse con la amplitud de posibilidades con que hoy en día lo hacen. A ustedes, como continuadores de Braille, los ciegos les debemos el homenaje de gratitud que tan importante obra se merece. Pero esta carta no es solamente para agradecer a ustedes tan trascendental labor. Es además, para hacerles llegar un ruego que está latente en todos los ciegos del mundo que, cual más cual menos, en cada zona lingüística vibran al unísono bajo un mismo llamado: coordinación de las publicaciones. En efecto, existen en la actualidad decenas de editoriales Braille que sirven a una localidad, a un país, a una región o a uno o más continentes y a veces solamente a una institución, no habiendo entre ellas una coordinación racional que evite la duplicidad de publicación de un mismo tipo. Es verdad que algo se ha logrado entre algunas editoriales; pero en algunos países hay a veces más de una revista literaria, pudiendo una de ellas dedicar sus páginas a otros asuntos más apremiantes, como la capacitación y cultura de los ciegos. Con la publicación de libros pasa algo semejante, pues a veces aparecen libros que sólo tienen un discutible valor regional, siendo que la impresión de ellos es sumamente costosa y debiera servir a grandes conglomerados de lectores.

En la impresión de libros y revistas se emplea materia prima de alto precio en algunas regiones y de bajo costo en otras, pues las imprentas Braille no han sido instaladas, como es de suponer, en el mejor medio, sino que se han generado por gestiones de los interesados, por donaciones o por caprichosa distribución de las organizaciones benéficas, sin consideración a un planeamiento preconcebido.

Como esta situación no tiene arreglo, creemos que otro camino podría llevarnos a obviar éste y otros inconvenientes.

El momento parece ser oportuno para que todas las editoriales de una misma zona lingüística, incluso las modestas impresoras escolares, estudien un plan que aborde los siguientes problemas fundamentales:

1. Materias primas para obtener el menor costo de producción:

No todos los países fabrican las materias primas necesarias para este tipo de trabajo, o la calidad no es la más conveniente, o el costo, por razones de capacidad económica del país u otras causas, no es el más apropiado. En cambio, en determinado país, con o sin editorial, puede encontrarse lo más conveniente en precio, calidad, flete, etc. Pues allí debe ser adquirido ese material que vaya a servir a todas las editoriales de la zona. Las ventajas de este procedimiento son fácilmente colegibles y redundan en beneficio de editores y lectores.

2. Publicación de revistas que llenen las necesidades de los lectores de la zona:

No podemos desconocer que actualmente se publican revistas de calidad en su contenido, pero también podemos asegurar que muchas de ellas no resisten el menor examen, por su valor literario, técnico o científico. Pues bien, es necesario, entonces, coordinar esta obra aprovechando al máximo el elevado costo de producción, insertando publicaciones que respondan a este esfuerzo publicitario. No se justifican dos o más revistas de un mismo contenido para una zona limitada. En cambio, hacen falta revistas especializadas. Por ejemplo, una literaria, una femenina, una profesional que se dedique exclusivamente a ofrecer todo lo que tenga relación con el campo ocupacional de los ciegos en cualquier país del globo, con los estudios respectivos de capacitación, rendimiento, habilidades requeridas, adaptaciones, etc; una revista dedicada exclusivamente a dar informaciones sobre instituciones y organizaciones de y para ciegos de todo el mundo; una musical con pequeñas monografías y comentarios de obras maestras; una técnico-científica que entregue a los lectores los avances de estas disciplinas al alcance de cualquier cultura; una recreativa, con informaciones generales, problemas de ajedrez, charadas, puzzles, chistes, anécdotas, etc.; en fin, revistas para que cada lector pueda subscribirse a la que sea de su preferencia y la conserve como valioso documento, no como ocurre hoy en día en que muchos leen uno o dos artículos que les interesa y después la revista queda allí como algo en desuso. El cariño por la lectura debe estimularse entregando al lector lo que necesita y que pasará a incrementar su biblioteca.

3. Publicación de libros:

Aquí debemos distinguir dos aspectos diferentes: el texto escolar o de consulta y el libro propiamente literario. Dentro del primero puede llegarse a una coordinación analizando aquellas obras de contenido internacional que pueden caber dentro del sistema educacional de todos los países. Vaya un ejemplo: un texto de Geografía Universal, una obra de gramática, etc. Sabido es que el mayor tiraje baja el costo de la publicación, sirviendo no sólo para incrementar bibliotecas públicas, sino para ser adquirida por estudiantes en particular. La publicación de obras literarias tiene menos problemas que lo anterior, pues la literatura, en su aspecto universal cae dentro de la inquietud de todos los habitantes de cualquier país; sólo la local es restringida en cierto modo, pues la universal se nutre de ella, si es de calidad; en cambio, la que no tiene este atributo no merece ni siquiera ser conocida por sus coterráneos.

4. Publicación de Diccionarios:

Ésta es una labor muy importante, pero -dable es reconocer- de alto costo por su restringida demanda. Indispensable es que se aborde con la dedicación que se merece. No basta con un diccionario de la lengua regional, es necesario poner en manos de los estudiantes, diccionarios de otros idiomas que les sirvan para su profesionalización o su cultura, o en la prosecución de estudios secundarios y superiores.

5. Formato:

Pareciera que esto no tiene importancia, pero en los ciegos la tiene y muy principal, ya que deben procurarse anaqueles adicionales que puedan contener estas publicaciones de tan voluminosos tamaños. Es grato, además, lograr un formato agradable desde el punto de vista estético. Y el problema no presenta mayores complicaciones para los editores si se llega a un acuerdo sobre este aspecto, como se ha preconizado en algunas reuniones internacionales, tanto en tamaño como en presentación.

6. Canje. Financiamiento:

El financiamiento de esta labor sería más factible si se creara un consorcio internacional de impresiones Braille en que, junto a los capitales o presupuestos corrientes de cada editora se unieran aportes de la Organización de Naciones Unidas, de la American Foundation for Overseas Blind, de las embajadas respectivas, en el caso de los diccionarios; se invitara a todas las organizaciones de y para ciegos a tomar acciones de consorcio, etc.; se hiciera un catálogo de todo lo existente aprovechable; se procediera a las consultas previas sobre las materias primas; se gestionara ante el gobierno del país productor precios convencionales, forma de pago y de distribución,; se establecieran cuotas de publicaciones; se procediera siempre a la consulta antes de emprender una impresión nueva; se estableciera un canje de libros entre una y otra editorial, etc. Creemos que por este camino se favorecerían las editoriales por una mayor actividad y los lectores seríamos beneficiados ampliamente, pues llegarían hasta nosotros los elementos de una superación espiritual, profesional y cultural de enorme valor y satisfacción. Queremos olvidarnos de los intereses creados, de los orgullos nacionalistas, de la preponderancia de éstos sobre aquéllos, de la carrera por las superaciones, pero hemos recordado que hasta hace poco subsistían estos escollos. Esperemos que ahora, en un mundo que cada día pretende acercarse más a la integración de los grupos y las regiones, en un mundo que está posponiendo egoísmos y mezquindades en pro del bienestar general, pueda pretenderse que, por lo menos los ciegos, que no vamos en la carrera comercial ni en la prepotencia ideológica, podamos decir al mundo: "aquí estamos unidos bajo una sola bandera, bajo una sola aspiración: el bienestar general". Por ello, tenemos fe en que ustedes tratarán de escuchar a los que tratan de beneficiar, para que tal beneficio sea el más justo, el más apropiado, el más racional.

Atentamente

"Los lectores ciegos"

 

 

 

 

 

 
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