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  Ole con Ole, ONCE (Olegario García)
 

 

 

¡Ole con Ole, ONCE!

Olegario García

 

 

 

 

I

Oviedo, 27 de Octubre de 2005

 

 

Sr. D. Miguel Carballeda Piñeiro

Presidente del Consejo General de la Once

Calle José Ortega y Gasset - 18 (28006)

Madrid

 

 

 

Muy SR nuestro:

El pasado mes de Agosto, los afiliados a la O.N.C.E. hemos recibido una carta procedente de ese Consejo General en la que se nos comunicaba que, a partir del día primero del mes de Septiembre de 2005 quedaba suprimida la ayuda que se nos daba por parte de nuestra Institución para viajar en ferrocarril, consistente en el abono del billete para un acompañante del viajero ciego. Esta ayuda ya había sido instituida el año 1944 (siglo pasado) es decir hace ya 61 años, por lo que nos sorprende desagradablemente que se anule en la actualidad cuando más la precisa nuestro colectivo debido a la magnitud enorme de viajeros y estaciones. Retrocedemos, felicidades.

Posteriormente hemos recivido la "grata" sorpresa de que al afiliado se le ha comenzado a exigir el copago de actividades sociales tales como baile de salón, manualidades o ensayos de canto coral, etc. etc. Eso sin reparar si tiene posibilidades económicas o no. Retrocedemos, felicidades.

Tenemos, por otra parte, noticias de que para el pago por parte de la O.N.C.E. de ayudas de estudio para hijos de afiliados, se ha suprimido el límite de ingresos devengados por los mismos, lo que nos da por seguro que se ha hecho para que los hijos de los que cobran sueldos millonarios, como los dirigentes de la O.N.C.E.se beneficien descaradamente de dichas ayudas. Felicidades a los directivos.

No nos olvidamos tampoco, que, si los afiliados queremos salir de nuestro analfabetismo informático, tenemos que pagar a la Institución cursillos de ofimática e internet, que son caros y que se hacen con cuentagotas. Felicidades.

A los vendedores de cupón, verdadera alma de la O.N.C.E. se les reduce torrenciálmente sus ingresos, al paso que suben rápida y desmesuradamente los de mandos y dirección de la Entidad. Felicidades.

Sr. Presidente, la O.N.C.E. se anquilosa. Sabido es que cualquier empresa privada si no tiene una plantilla racional, proporcional a su trabajo, no puede funcionar, ni ser rentable nunca. Cuando ocurre ésto, se comienza por reducir los sueldos de los trabajadores, y más a la corta que a la larga, por cerrar. Pues bien, éso ocurre en la O.N.C.E. En la actualidad se están incorporando vendedores de cupón sin medida, lo que origina un déficit (además de una competencia entre colegas agobiante) que ustedes tratan de paliar reduciendo los sueldos de los trabajadores en activo y la ayuda social. Felicidades.

Sabemos. además, que para admitir personal funciona el enchufismo y todo aquél que no se inscriba en su grupo político, Unidad Progresista, por válido que sea tiene poco que hacer en la Institución, dando lugar a que algunos empleados que no son de su opción política estén condenados al ostracismo, aunque sean profesionales muy capaces. Felicidades; felicidades por todo.

Los abajo firmantes, afiliados a la O.N.C.E. estamos irritados y cabreados por la gestión de Vd. y su equipo. Pedimos que para aliviar el déficit de la Institución reduzcan sus sueldos, y dietas monumentales y limiten el uso de coches oficiales, viajes y conferencias que, muchas veces, no sirven para nada, como no sea para promocionar su buena vida.

Bueno, al menos confiamos en que no se atreverán a quitarnos a los ciegos nuestra condición de ciegos porque entonces sobrarían todos ustedes.

Sr. Presidente, aunque Vd. y sus mandos allegados pasen olímpicamente de todo lo señalado, protestamos enérgicamente, calificando su gestión de desastrosa, caótica y, sobre todo, carente de sentido social: La O.N.C.E. se está convirtiendo en una empresa más con el único fin de ganar dinero, a cualquier costa, para que lo disfruten graciosamente, en su mayoría los directivos de la misma.

Recapaciten, el objetivo principal de la O.N.C.E. debe ser su función social.

Atentamente le saludan,

Olegario García Fernández - Ulpiano Fernández Rubio

 

 

 

II

AL SR. PRESIDENTE DE LA O.N.C.E. (Soneto)

Ante tí nos postramos tus vasallos,

otros ciegos, cual tú, que hay por España,

para rogarte, señor, con fe y sin saña,

no nos tires a piés de los caballos,

Eres un ser genial, no tienes fallos;

tu admirable gestión nada la empaña,

manejas nuestra ONCE con tal maña

que demuestras ser gallo entre los gallos.

 

Acataremos, pues, tus decisiones.

Si nos privas de guía en nuestros viajes,

nada que hablar, tendrás buenas razones,

para tí siempre habrá buenos aviones,

buenos coches, buenos trenes, buenos pajes

que te acompañarán ¡manda cojones

 

 

III

VIAJA EN BURRO

Como agradecimiento a la Dirección de la O.N.C.E., por haber suprimido la ayuda social que consistía en abonar el billete en R.E.N.F.E. al acompañante del afiliado, les dedico este poema con todo cariño, reafirmándoles mi mas ciego afecto.

VIAJA EN BURRO

Cuentan de un ciego que un día,

tan pobre y mísero estaba

que sólo se trasladaba

en un burro que tenía

"¿Habrá otro -en alto decía-

más desdichado que yo?"

y la respuesta encontró

cuando se paró escuchando

que otro ciego que iba andando

lecontestaba: "Sí, yo"

Dijo entonces: "Compañero,

sube al burro tras de mí

que te llevaré de aquí

para que llegues primero.

Desde que la ONCE quitó

para viajar nuestros guías,

voy así todos los días,

librándome de estaciones,

gente, andenes y follones

y de matarme en las vías"

Montados los dos en burro,

otro ciego los topó

diciendo: "Amigos yo

temo mucho ir en tren".

Subió en el burro también

y el burro no protestó.

Moraleja:

Pa que no te mate un tren,

cómprate un burro también.

 

 

 

IV

QUE SE LEVANTE

Se reunieron de la ONCE LOS MANDONES

para hacer de economía unos encajes,

y el pez más gordo adujo sin ambajes:

"les voy a revelar mis intenciones;

espero que no haya disensiones.

Las cuentas no van bien y en estos gajes,

hay que quitarle la ayuda para viajes,

al afiliado ciego, por cojones.

No se pagará ya, desde este día,

el billete a aquel acompañante

que en el viaje lo tutele todavía.

Se atrevió a preguntar un circunstante:

"¿y si un ciego se cae en una vía?"

Respondió el jefachón: "¡que se levante!"

 

 

 

 
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