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  El Braille y la Amistad (Alfonso Figueroa Soliño)
 

 

 

El Braille y la Amistad

Alfonso Figueroa Soliño

Cuando volví al pueblo después del primer curso de estancia en el colegio, ya sabiendo leer y escribir en braille, mi amigo gerardo no se lo creía: no es verdad que estés leyendo, te lo estás inventando, porque ahí no hay ninguna letra, solo agujeros. Tuve que enseñarle el alfabeto, pero valió la pena el esfuerzo, porque gracias a eso nuestra amistad, merced al intercambio de cartas en braille,se hizo más sincera, más íntima y más duradera.

 

 

 

 
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