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  Carta a Hassan, Pequeño Comentario a Cometas en el Cielo (Roberto Enjuto)
 

 

 

Carta a Hassan, Pequeño Comentario a Cometas en el Cielo

Roberto Enjuto

Mi muy querido Hermano Hassan:

La verdad es que no sé si debería llamarte Hermano, maestro o simplemente admitir que tú eres la forma que Dios ha tomado, para que entienda lo maravillosa que es su Creación y perderme en la gratitud que siento por ser quien me ha tocado ser.

la lectura de tu vida a través de Amir, fue para mí, la más bella alquimia. Sin embargo, permite que me refiera a esas pepitas de oro que dejaste desde el principio.

Esa frase tuya: "por ti, lo haría mil veces". ¿No es acaso lo mismo que siempre nos enseñaría el Padre Divino?

Cuando escuchas las lecturas de Amir con la fidelidad y admiración de un verdadero Hermano, cuando aplaudes con la más sincera y tierna devoción y cuando de tu Amor puro, surge la profecía poderosa: "Serás famoso y todos leerán tus cuentos". ASí mismo, al brotar de esa misma sencillez, la pregunta luminosa: ¿Si tenía el protagonista que provocarse lágrimas, ¿Por qué no partir cebollas?" Todos estos, son regalos que van adornando lo que es el escenario de la batalla espiritual de la Hermandad.

Pero el momento en que sentí que la campana de Dios me llamaba a creer en ti, fue cuando el día del concurso de cometas, cuentas tu sueño a Amir. Ese sueño en que todo el mundo creía que había un monstruo en el lago. Tú sabías que no era así y te zambulliste junto con tu Hermano, para demostrarlo. Toda tu historia, para señalar esa clara verdad; que no hay ningún demonio con substancia.

Sin embargo, ¿No es cierto que muchas veces parece que sí existen? Eso pensó Amir, al ver a Assef y sus amigos, tratando de quebrarte y humillarte en ese callejón. no lograron doblegar tu corazón y siguió en pie, la promesa de oro del Padre: Por ti lo haría mil veces más". Lamentablemente, sí consiguieron que tu Hermano dejara de recorrer el camino de la Hermandad y se dedicara a cultivar sus monstruos ilusorios y a darles carta de naturaleza.

¡Qué duro debe ser, poseer el tesoro más grande y no poder compartirlo, porque casi nadie lo quiere!

Estabas dispuesto a aceptar a Amir, con todas sus grandezas y carencias. De hecho, nunca te cuestionaste eso. Aún así, estoy seguro de que fue una terrible punzada en tu corazón, darte cuenta de que él renegaba de ti y te acusaba falsamente. Supongo que esa fue la prueba más dura que tuviste que afrontar a lo largo de tu vida. Una vez curado de ese zarpazo de la maldad, ¿Qué monstruo podría dañarte?

En la tradición india, se habla mucho acerca de la flor de Loto, que permanece supremamente bella, a pesar de crecer en ambientes cenagosos. Tú, querido hassan, permaneciste inmaculado, pese a vivir en un mundo repleto de miserias. Ofreciste a la gente, el legado de Amor más auténtico, sin ninguna concesión a la fantasía meliflua. ¡Cuánta sinceridad!

Por fin, la frase redentora de Rahim Kan, yo diría que el ángel benefactor de Amir, cuando dice: "hay otra manera de ser bueno". Siempre está abierto el camino al Padre. ¿Cómo podría permanecer cerrado?

Uno de los pasajes más emocionantes para mí, es la aparición de tu hijo Sohrab y sus tribulaciones que están impregnadas de inocencia.

Le ofreciste a tu Hermano la fuerza de Sohrab, para poder al fin redimirse de aquel monstruo de cobardía que determinó toda su vida en el callejón en que te agredieron Assef y sus amigos. No sé si será un atrevimiento por mi parte; pero me sentí muy identificado con tu hijo y ahora sé que fue tu misma compasión, tu misma Gracia, la que estuvo conmigo un día de mi infancia en que tuve la misma desesperación de Sohrab. Nadie se toma en serio los problemas de un niño. YO en cambio, creo que cuando se es pequeño y sencillo, se afronta el dolor sin ningún tipo de máscara y la soledad que puede experimentarse, se transforma en un grito pidiendo socorro. Sólo alguien tan bueno como tú, puede escuchar y entender el grito y puede acudir en la ayuda del alma que cree que no hay escapatoria.

Salvaste a Sohrab al igual que un día me salvaste a mí, y después de eso, hubo una frase de tu hijo que definitivamente me hizo identificarme con él.

Dijo: "Estoy muy cansado". "Quiero recuperar mi vida".

Durante muchos años, intuí que debería haber alguien con quien poder volar a través del corazón y compartir una hermandad como la tuya. Yo, como Sohrab, me quedé mucho tiempo en silencio. Mi boca sí hablaba. Quizá nadie se daba cuenta; pero no tenía con quién volar la cometa del alma. No sabía si se llenaría algún día ese agujero en mi particular universo.

hoy puedo decir con la voz temblando de gratitud, que sí se ha llenado. Que he vuelto a hablar y a creer. Que me siento entendido, aceptado, acompañado y abrazado y que me puedo lanzar con mi hermano al lago de la vida, y nadando con entusiasmo, gritar: ¡No hay monstruos ni demonios! ¡Todo surge del poder del cariño! ¡Somos emanaciones abrazadas y que abrazan a Dios!

Ese es tu legado, qquerido Hassan, y hoy tengo con quién compartirlo.

Te estaré por siempre agradecido y te pido que nos acompañes en nuestro navegar por el lago sin monstruos. Reiremos por toda la eternidad.

Recibe todo mi Amor.

Roberto

 
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