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  El Día de la Madre (Juan José Avellán)
 

 

 

El "Día de la Madre"

Juan José Avellán

Mañana, como suele ocurrir el primer domingo de Mayo desde hace bastantes años, será el "Día de la Madre". Viene por ello muy a cuento el artículo de Alfonso Ussía, publicado en ABC el 7/5/2000, bajo el título "¿Queda algún día?", que a continuación trascribo casi entero.

"Si no me equivoco, hoy, domingo 7 de Mayo, se celebra el "Día de la Madre". Mi felicitación a todas ellas excepto a la mía. Tengo escrito que mi madre, con sus ochenta y siete años a cuestas, deja voluntariamente de serlo durante el "Día de la Madre". Esta pantomima comercial la inventó Pepín Fernández, fundador de "Galerías Preciados", y muy rápidamente le tomó el relevo Ramón Areces, que desde la extraordinaria organización de "El Corte Inglés" convirtió en norma y costumbre establecida lo que nació de excusa mercantil para alegrar las ventas en tiempos de escaso consumo. Los colegios se sumaron al ingenio y en pocos años el "Día de la Madre" estaba tan arraigado en nuestra sociedad como el aperitivo del domingo.

El éxito incontestable del "Día de la Madre" animó a los comerciantes y políticos, que se encargaron de llenar el calendario de días especiales. Los pobres padres, olvidados en un principio, obtuvieron su jornada, y a ellos les siguieron "la mujer trabajadora", "el árbol", "el agua", "el obrero" y "el empresario"...

El impacto emocional del "Día de la Madre" no ha sido superado por ningún otro, y ha calado tan hondo en nuestros hábitos que lo damos por natural y merecido. Siempre hay excepciones, como la que protagoniza el abajo firmante, que considera que a una madre hay que celebrarla todos y cada uno de los días de la vida. Una madre no es motivo de reivindicación, ni de negociación, ni de acuerdo... Tendría sentido el "Día de la Madre" siempre que adquiriera un carácter específico. "Día de la Madre Comprensiva", "Día de la Madre Gruñona", "Día de la Madre que obliga a ir a misa los domingos", o "Día de la Madre Aventurera". En las actuales circunstancias, la Madre es sólo la justificación para comprar un regalo. Regalar a una madre no puede ser acción obligada de un sólo día, sino impulso voluntario en cualquier momento del año. Por ello, al "Día de la Madre", de no suprimirlo, habría que cambiarle el sentido: "Día del Gasto Extraordinario".

Los días, los meses, los años, están perdiendo su auténtico significado, que no es otro que el de pasar sobre la vida para permitir a otros días, a otros meses y a otros años que tomen el relevo de su obligación temporal. ¿Necesita el árbol, ese ser prodigioso, que el hombre lo humille concediéndole un día de atención?

Al fin y al cabo, madre y padre son nuestros árboles primeros, vivos o muertos, con esperanza o sólo con pasado. Hacia el padre o la madre no hay sentimientos de ayer, porque viven en nosotros en tanto que Dios cante bajo nuestras frentes, que escribiera Foxá en su "Melancolía del Desaparecer". Lo fundamental, principio y tronco de nuestras vidas, no puede ser objeto de celebración mercantil un sólo día al año. Si quieren celebrar "días", que los apliquen a causas menores.

Lo que fue un hallazgo inteligente y productivo se ha convertido en una costumbre. Recuerdo -siempre en blanco y negro- las imágenes en el NO-DO del gran Pepín Fernández entregándole a Doña Carmen un regalo en el "Día de la Madre", como símbolo de todas las madres españolas... Nuestra propia madre, -la mía y la de mis nueve hermanos-, nos hizo ver que el mejor regalo que podríamos ofrecerle el "Día de la Madre" es el de olvidarnos que tal día existe. Y así seguimos.

¿Por qué esa obsesión de festejar lo que es fiesta en todos y cada uno de los momentos de nuestras vidas? No hay otra respuesta que la comercial, que merece mis mayores respetos por otra parte. Pero me abruman los días con apellido, los años con nombre, los meses entregados a otro significado que el del tiempo que pasa. ¿Queda en el calendario algún día normal que sea sólo y simplemente un día?".

Para que no fueran menos las "mamás políticas", que bastante desgracia tienen las pobres con llamarse así, la ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE YERNOS PREDILECTOS llevó a cabo prolongadas y laboriosas gestiones, encaminadas a introducir en el calendario con todos los honores el "Día de la Suegra", para rendir homenaje a tan prudentes y abnegadas señoras, piezas clave de la paz y el orden domésticos.

Advirtieron, eso sí, que a la utilización de la palabra SUEGRA, lo que se dice SUEGRA, solamente podrían aspirar las madres de cónyuges matrimoniados en justas nupcias, ora civiles ora religiosas, pero no aquellas cuyas hijas e hijos se hubieran apareados sin otra formalidad que la del libre albedrío, o sea, las procedentes de uniones de hecho. Estas últimas, de fuerte connotación sucedánea, eran denominadas "resuegras" por el bajo pueblo y "subsuegras" por las minorías cultas y refinadas.

El denodado esfuerzo de los solícitos yernos resultó baldío, quedando en agua de borrajas el "Día de la Suegra", por la frontal oposición de la LIGA NACIONAL DE MUJERES PROGRESISTAS, cuya Junta Directiva barruntó cierto cachondeo por parte de aquellos "hijos políticos". Y como es bien sabido lo fuertes que son las del sexo débil, el asunto en cuestión pasó a mejor vida.

Otro encomiable intento lo protagonizó "LA CODORNIZ", publicación periódica subtitulada "La revista más audaz para el lector más inteligente", que nos deleitó durante 37 años (1941 - 1978).

Este semanario de humor irritó a los sectores conservadores, al pretender institucionalizar el "Día de la Querida", cuando realmente, en opinión de los promotores del singular proyecto, se contemplaba con ello una realidad social de la época, signo externo imprescindible, sobre todo durante las primeras décadas de la posguerra, de quienes alcanzaban el triunfo, la opulencia, el poder, por medio del estraperlo primero y de otras industrias más o menos honorables después. Algunos potentados mantenían incluso dos, en previsión de suplencias por vacaciones, enfermedad u otras causas.

Instaladas con el debido decoro en confortables pisos, eran compatibles con las esposas legítimas porque, como me dijo entonces cierto adinerado cincuentón, "una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa", a cuyo derroche argumental nada pude oponer.

Cuando en 1974 empezó a funcionar el Puente Aéreo Madrid - Barcelona, numerosos directivos y ejecutivos de importantes empresas viajaban durante el día, regresando a sus hogares por la noche. Ello motivó que aparecieran en ambas ciudades las coloquialmente llamadas "amiguitas", jóvenes por lo general encantadoras pero inferiores en rango a las queridas estables, dado el carácter limitadamente diurno de tan amable compañía. De ahí que no las tuviera en cuenta, creo que con notoria injusticia, el proyecto de "LA CODORNIZ".

Por desgracia intervino de nuevo la LIGA NACIONAL DE MUJERES PROGRESISTAS, con el apoyo en esta ocasión de las siguientes beneméritas entidades: "Sección Femenina Madrileña de la Hidalguía Española", "Cooperativa Sindical de Corredoras de Bolsa", "Antiguas Alumnas del Liceo Británico", "Asociación Vallisoletana para el Fomento de la Palabra Culta y los Buenos Modales", "Federación Estatal de Mayordomos y Gobernantas", "Sociedad Filantrópica para la Conservación de Castillos y Fortalezas", y "Agrupación de Amigas de las Provincias Vascongadas". Esta poderosa conjunción de fuerzas vanguardistas malogró la ilusionada e ingente tarea hasta entonces desarrollada por los humoristas del inolvidable semanario.

Fue una pena que no cuajara lo del "Día de la Querida", porque los preparativos estaban ultimados. La campaña de lanzamiento, impecablemente diseñada por la más prestigiosa agencia de publicidad del país, abarcaba todos los medios. Y el slogan no podía ser mejor: "PRACTIQUE LA ELEGANCIA SOCIAL DEL REGALO Y LLEVE LA FELICIDAD A SU SEGUNDO HOGAR". Una verdadera pena.

La utilización comercial de algo tan serio como es la MADRE merece indignación o burla. Yo me valgo de la burla para manifestar la indignación.

Como dice Alfonso Ussía en su excelente artículo, EL "DÍA DE LA MADRE", PARA UN BUEN HIJO, DEBE SER EL AÑO ENTERO Y DURANTE TODA LA VIDA.

E. M. de C. (5/5/2001)

 

 

 
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