Y llegó el gran día, el Congreso numérico anual en el que se elige al número del año.

Empezaron a llegar los números cada cual más peripuesto, se iban sentando claro está por orden numérico.

Una voz grave dijo, vamos a empezar la reunión, éste año como todos los anteriores presiden esta reunión, martes, gerente de reuniones, miércoles, gerente de las esperanzas, jueves gerente de planificaciones, viernes gerente de fiestas, sábado gerente de copas, domingo gerente familiar y yo lunes, gerente de alarmas. Dado por abierta ésta reunión, doy la palabra al número 0.

Buenos días, dijo 0, yo creo que no valgo mucho, pero cuando me pongo a la derecha de mi amigo 1 soy el que más valgo.

Buenos días, soy el 1 y soy el más importante, el más poderoso, soy el primero y único.

Buenos días soy el 2, y yo también soy importante, yo hago posible la pareja.

Seguido vino el 3 con su buena suerte, el 4, el 5, el 6 y así fueron dando sus opiniones hasta llegar al número 13, el cual revolucionó la reunión.

Buenos días, soy el 13 y soy muy importante, provoco buena suerte en el juego y mala suerte cuando quedo con mi amigo martes y provoco terror y pánico cuando salgo con mi amigo viernes, así que creo que éste año el premio me lo merezco yo, puesto que soy el único que es capaz de dar alegrías, tristezas, temores, gritos e incluso hasta a veces si me esfuerzo y juntándome con martes, soy capaz de provocar carcajadas.

Y así fueron todos los números dando su propia valoración.

Una vez terminados todos los números presentados, el jurado se retiró a deliberar.

Pocos minutos después el jurado volvió y proclamó campeón al 13 por su valor, por su esfuerzo para ofrecer alegrías y risas.

Claro está, pero esto no lo digáis mucho que en cuanto levantaron el acta de la sesión se fueron todos al casino ya que invitaba 13 y lo que sucedió después ya no se puede contar porque el gerente de copas se juntó con 2 y empezó a ver doble.