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  Carta a Marcos Mundstock (Blanca Tubau Santos)
 

 

 

CARTA A MARCOS MUNDSTOCK

Blanca Tubau Santos

Hola, Marcos:

Ayer te marchaste para reencontrar a viejos amigos allá donde hayas ido, dejándonos un amargo sabor de boca a todos cuantos te admiramos, pero, aunque estoy triste, voy a intentar sonreír, pues, como señaló una gran amiga mía, es lo que a ti te gustaría.

Quiero que sepas, tal como le conté a Daniel, que Les Luthiers me habéis acompañado desde pequeñita, los juegos de palabras y los dobles sentidos empezaron a formar parte de mis gustos humorísticos con poco más de seis años, y, desde entonces, siempre he tenido vuestro humor como referencia.

Comencé por aprender a pronunciar CMAPCP (Comisión de Mantenimiento y Actualización Permanente de la Canción Patria) sin trabarme, así como a saber que si negocio en posición de ventaja con alguien y sus honorarios, el 20% de estos es para la otra persona, y el 90 para mí.

Pronto descubrí también, gracias a las investigaciones de Mastropiero y al magistral modo en que tú lo transmitías, que las ovejas pueden hacer "be", "me" o ser ambibalentes, ambibalantes o de balido mixto, aunque no he tenido la ocasión de estudiarlo a fondo ya que soy de ciudad y nunca se me ha presentado la oportunidad de pasar un largo tiempo entre un rebaño.

Ver vuestros espectáculos es muy útil para aprender ortografía. Por ejemplo, los muchos nombres de embarcaciones que comienzan con "b" larga: barco, buque, bote, bajel, balandro, balsa… Incluso Fragata, porque la que cuenta es la que se llama Bilbao. O la importancia del consonantongo, formado por la yuxtaposición de dos consonantes, por ejemplo, la "p" y la "s", muy útil cuando quieres llamar la atención de alguien: "Ps, ps, ps".

Obviamente también se puede aprender que la denominación correcta de una conversación sostenida por dos personas es biólogo, puesto que la disertación de una sola persona es un monólogo; que la musa de la danza es Terpsícore y no Terpsícores o Ester Píscore; que las obras de Shakespeare encierran secretos de la evolución humana ya que el hombre desciende del mono y la mujer desde mona; que "cuerpo cansado arrastrando" se dice "reventé" en francés; o que la sangre tiene un sonido particular cuando te hierve.

Y no olvidemos la importancia de distinguir a unos gemelos si se ha de convivir con ellos, no sea que nos ocurra como al chofer de Harold, que no sabía a quién debía llevar, o al mayordomo de Harold, que no sabía a quién atender, o a la mujer de Harold, que… se llamaba Margareth.

Te quiero decir que, desde que supe que Oblongo en suajili significa más ancho que largo, no soy capaz de escribir esa palabra sin sonreír un poco, y que no puedo escuchar el nombre Rodrigo o la palabra relator sin pensar en: "Don Rodrigo, relator, que la calma no se pierda, pues si seguís discutiendo, os vais a ir a la… ¡Haya paz!"

También te contaré una anécdota que nos ocurrió a mi familia y a mí cuando estuvimos de viaje en Cataratas del Iguazú. Resultó que, en una de las excursiones, alguien mencionó a la vinchuca, y nosotros sabíamos que la vinchuca cuando muge hace "vinchú, vinchú"… Cuál fue nuestra sorpresa al preguntar qué clase de animal era la vinchuca y descubrir que, no solo existía, sino que, además, era un insecto. Todavía nos reímos cada vez que lo recordamos, yo imaginaba alguna clase de cruce entre vaca y búfalo o algo por el estilo, pero jamás habría pensado en un insecto.

Nunca olvidaré al malvado Rick, quien, si en el pueblo no había bancos, robaba bancos de la plaza; ni las alegres canciones de Transilvania, donde un temible vampiro habitaba un triste y húmedo castillo a riesgos de tener reuma y artrosis; ni a Escipión, el asesino sanguinario, tan elegante con su pijama y su arma que parecía la sota de espadas; ni al omnipotente Dios que, con su boleadora, acudió en ayuda de Daniel cuando su ciudad fue sitiada; ni al bueno de Huesito Williams, quien, lamentablemente, también nos ha dejado.

Del mismo modo, no dejaré de cantar "de postre tenemos merengue" cada vez que lo comemos, ni de pensar o decir "carta de Yogurtu" o "carta de Elisabeth" cada vez que hay correo en el buzón, ni de tener como programa de radio favorito Radio tertulia, en el que cuenta nuestra opinión… y la tulia. Ni siquiera me quitarán la idea de que deberían abrir la cadena de hoteles O’Thelo, cuyo edificio estrella sería el Ceremonial Palace, así llamado porque se utilizaría pa’ las ceremonias.

Prometo que, como autónoma que soy, le rezaré fervientemente a San Dádivo Magnánimo para que me conceda la gracia de ser próspera en los negocios que emprenda. Si eso no funciona, recurriré a la ayuda de Warren Sánchez, quien seguro que tendrá un libro interesante que recomendarme y que pueda adquirir en el puesto instalado en el hall del teatro.

También recordaré siempre que, en caso de que falte la primera hoja de un discurso en una presentación, se puede improvisar sin miedo a que el mensaje a transmitir no llegue claro a los oyentes; y que todo nombre es pronunciable, aunque sea parecido a Mpkstroff.

Por último, y finalizando ya este humilde homenaje, decirte que me encantaba tu voz, tan profunda e inconfundible, y tu temple en escena, siempre tan serio y sereno por más gracioso que fuera lo que estuvieses diciendo… En muchas de esas ocasiones, yo sería incapaz de contener la risa.

Recuerdo el último espectáculo en el que te vi. Cada vez que mencionabas a Mastropiero, quienes se sentaban en las filas delanteras comenzaban a aplaudir, cosa que era bonita en un principio, pero que se fue haciendo algo incómoda conforme avanzaba la función. Una de aquellas veces, al tener que decir más de una vez el nombre, hiciste una pausa dramática y dijiste: "de dicho compositor". El teatro entero se echó a reír y mi amiga y yo nos habríamos puesto en pie para aplaudirte, fue una jugada magistral.

Les dejo un fuerte abrazo y todo mi apoyo a tus familiares y amigos en estos momentos, el cariño de todos cuantos te admiramos estará con ellos desde muchos hogares del mundo.

Gracias por tantos buenos momentos.

Te admira siempre:

Blanca.

P.D.: A continuación, y fuera de programa, quiero hacer un último apunte: cuando pase el confinamiento que estamos viviendo, espero poder cumplir mi deseo y, en fin de semana, ir de paseo a la playa con Mariana, ¡aaah!

Badalona, 23 de abril de 2020

 
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