¿Tú conoces al "Pilloyo",
un medio ciego inculto, relleno y frescuelo;
la mirada de pollo
pendenciero
y jetaza de raposo
rumboso,
que saca el dinero del burro
que trabaja vendiendo productos
rascosos...?
¡A chufla se toma al invidente!
Por eso me da pena
y me causa una rabia imponente.
Ciñe su cuerpo una chaqueta,
que lleva bolsillos repletos
de distintas tarjetas,
signo de gran respeto
paleto.
Yo le he visto gritando,
amenazando
con rabia y sin tino,
ganando
con saltos felinos,
y apartando, a zarpazos,
a demócratas y válidos jefazos.
Y el robusto "Pilloyo" babea
degusto, mientras vea
que, con su fiel cuadrilla,
la ONCE queda en mantillas.
¡A chufla se toma al invidente!
A mí me da pena
y me causa una rabia imponente.
Es su gran ambición
tu cepo y tu cruz,
tu vida sin luz,
tu asco y el incierto futuro
de los ciegos con pan duro,
que mal vivirán del Estado,
algunos bien, de su trabajo
a puros huevos logrado
por arriba y por abajo,
sin madre que ponga su seno;
sin padre que se afane
en buscar lo bueno,
porque estos dirigentes
bien clavados tienen sus dientes.
En El Alto, sano,
tiene un buen cubil
-¡al dinero alcanza la mano!-,
pa coger mil, mil y mil.
Llena sus alforjas
-que son sus tarjetas-.
Adulando, sus cuatro amiguitos
se agrupan riendo.
Y, entre carantoñas, les va repartiendo
cargos y buenos suelditos
con la parsimonia de un antiguo rito:
-¡Chavales/as!
¡DT de... cualquier sitio.
Gobernad al dictado.
Estaréis encantados.
Y este cargazo, ¿no es na?
¡Sacao uno a uno del fondo der má!
¡Gloria pura é!
Los carguitos se cubren tamié,
que el servilismo se premia.
Así..., despasito.
Muy remascaíto.
¡No te cabrees, Manuela!
Tú no puées; ¡no te amuela!
¡Es tan discolita
mi ciega bonita!...
Así despasito.
Muy remascaíto,
migaja a migaja -que dure-,
le van dando fin
a los años de la ONCE y su festín.
Luego, entre guiñapos, durmiendo,
por matar el frío, muy apiñaditos,
Santa Lucía contempla al "Pilloyo"
gimiendo.
Y hay un ángel rubio que besa la frente
de cada joven cieguito.
¡A chufla se toma al invidente!
Por eso me da pena
y me causa una rabia imponente.