Estando yo en el mi centro,
pintando la mi cayada
o acariciando al perro
guía que me regalaran,
los ciegos muy altos iban
y las ciegas muy cabreadas;
mal barrunta el personal,
no para en aquesta casa.
vide venir a unos lobos
por una oscura cañada,
tapizada de elecciones
de antemano ya ganadas.
Venían echando suertes
cuál joderá a la ciegada.
Le tocó a un lobo negro
medio ciego y sin raza,
que tenía los bolsillos
como sacos de patatas.
Dio tres vueltas a la ONCE
buscando una buena entrada,
y a la otra que dio
sacó excelente tajada
que del expolio continuo
por allí aún quedaba,
para después repartirla
con quienes guían la manada.
¡Aquí, perros lazarillos
con arneses a la espalda;
¡Aquí, bastones plegables
y las antiguas cachavas
en pos de aquestos lobos
que así nos dejan sin nada!
Si recobráis lo perdido
cenaréis leche y hogaza,
pues trabajaréis como antes
sin tanta y tanta chorrada.
Los perros tras de aquel lobo
las uñas se esmigajaban,
los bastones y cachavas
sin conteras se quedaban.
Siete leguas lo corrieron
por accesibles cañadas
a ladrido y grito limpio
y palos de la ciegada.
Al subir un cotarrito
el lobo ya se jiñaba.
-Tomad, perros y ciegos
la ONCE mejor que estaba.
-¡Qué jeta tiene este tío,
y qué mentiras nos larga!
No queremos esta ONCE
de tu boca alobadada,
que la queremos con fines
sociales que trabaja,
de verdad, de la buena, ¿eh¿,
en pro de aquello que se llama
integraciónn-inclusión
de la gente afiliada,
en cualquiera de los campos
en que su vida se labra.
La queremos con servicios
de los que cumplido salgas
y respaldado en justas
vindicaciones hermanas.
Con libertad la queremos,
demócrata y solidaria,
transparente y de jefes sin
sueldos de empresa privada.