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  El Día de Santa Lucía en el Colegio San Luis Gonzaga de la ONCE (José Molina Torres)
 
 
 
 
El día de Santa Lucía en el Colegio San Luis Gonzaga de la ONCE
 
  José Molina Torres
 
Hoy es uno de esos días en los que con nostalgia y emoción, mi memoria me lleva a mi infancia y adolescencia para evocar el recuerdo de uno de esos días que mayores y pequeños disfrutábamos con alegría y júbilo, y ese era el de la festividad de Santa Lucía en nuestro COLEGIO DE SAN LUIS GONZAGA.
La fiesta ya se empezaba a vivir con intensidad desde la víspera diseñando multitud de ideas y planes para disfrutar con intensidad de la festividad de nuestra patrona. Eran muchos los que permanecían en vela toda la noche inmersos cada uno en su particular celebración a la espera del especial despertar con el que nos obsequiaban en ese día, en ocasiones eran interminables timbrazos los que nos invitaban al inicio de la fiesta,  otras veces eran los auxiliares quienes con ingenio y alegría creían que nos despertaban, también los alumnos impregnados de espíritu festivo éramos los que con algarabía dábamos la bienvenida al nuevo día, había ocasiones y esas eran las mejores, en las que las chicas armadas de guitarras, bandurrias y laudes acompañadas de sus melodiosas voces y las que desafiando las normas se atrevían a despertarnos.
Era tradición iniciar el desayuno con un chispacito de anís, para a continuación dar buena cuenta de nuestros añorados churros acompañados de una buena taza de chocolate al tiempo que se sucedían los vítores y vivas a nuestra patrona.
Alumnos, profesores, cuidadores y empleados, unos con devoción y otros arregañadientes escuchábamos la Santa Misa amenizada por el coro en las que algunas veces era acompañado por el órgano y otras por la rondalla. Posteriormente, los profesores y empleados junto con un grupo de privilegiados alumnos compartían un vino español mientras el resto se divertía como mejor podía.
Si había una comida que era esperada para saborearla con deleite y placer, y en la que el vino y la cerveza eran imprescindibles, esa era la comida especial de Santa Lucía en la que tanto se esmeraba Sor Asunción. Durante la comida se dejaba sentir ese ambiente desbordado de alegría con el que todos engalanábamos ese día tan emotivo.
Las entrañables veladas artísticas que inicialmente se desarrollaban en la galería de los chicos mayores en la que se montaba un escenario, y posteriormente en el salón de actos, eran esperadas con emoción y expectación, porque en ellas se ponía de manifiesto el cariño y la ilusión que se derrochaba para prepararlas. Bajo la dirección de PEDRO CANO, NICOLÁS O JOSÉ MARÍA  entre otros que con maestría dirigieron el cuadro escénico  representábamos obras de teatro que eran seguidas con expectación o carcajadas según el caso, la rondalla dirigida por DON MANUEL CARMONA era otra de las actuaciones que siempre estaban presentes en estas veladas, diferentes actuaciones en las que se escuchaba el piano, el rasgueo de la guitarra acompañando a quienes hacían sus pinitos con la voz o esas exhibiciones de baile que realizaban las niñas.... son algunas de las muchas fotos que permanecen en mi memoria, pero si había una actuación esperada con impaciencia y emoción, sin duda alguna esa era la actuación bajo la batuta DEL MAESTRO ALMAZA del conjuntos de los BEREBERES que era quien ponía la guinda a la celebración de un día tan especial y emotivo para todos los afiliados a la ONCE.
¡¡¡VIVA SANTA LUCÍA!!!
¡MUCHAS FELICIDADES PARA LAS DOS LUCÍAS DE NUESTRO GRUPO!
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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