Al amor de la lumbre cuya llama
como una cresta de la mar ondea.
Se oye fuera la lluvia que gotea
sobre los chopos. Previsora el ama
supo ordenar se me temple la cama
con sahumerio. En tanto la Odisea
montes y valles de mi pecho orea
de sus ficciones con la rica trama
preparándome el sueño. Del castaño
que más de cien generaciones de hoja
criara y vio morir, cabe el escaño
abrasándose el tronco con su roja
brasa me reconforta. ¡Dulce engaño
la ballesta de mi inquietud afloja!