No te tardes, que me muero,
Carcelero,
¡no te tardes, que me muero!
Apresura tu venida,
porque no pierda la vida,
que la fe no está perdida,
Carcelero,
¡no te tardes, que me muero!
Sácame desta cadena,
que recibo muy gran pena
pues tu tardar me condena;
Carcelero,
¡no te tardes, que me muero!
La primer vez que me viste,
sin lo sentir me venciste:
suéltame, pues me prendiste;
Carcelero,
¡no te tardes, que me muero!
La llave para soltarme
ha de ser galardonarme
prometiendo no olvidarme,
Carcelero,
¡no te tardes, que me muero!