Los Llorones y el Topo
Ardiendo en tontos anhelos
el mono y el asno un día
cayeron en la manía
de importunar a los cielos.
"¡Ah!, sin cola, ¿qué hago yo?",
chilló el mono en tonos tiernos.
"¿Y por qué no tengo cuernos?",
el jumento rebuznó.
"Necios que así os lamentáis
-les dijo el topo-, ¿qué hicierais
si, como yo, topos fuerais?
¡Tenéis vista y os quejáis!"
La Zorra y el Mono
Dijo a la zorra el mono
con jactancioso tono:
"¿Quién mi talento excede?
Nómbrame un animal
al cual yo no remede
con perfección cabal."
"Y tú, soberbia alhaja,
responde la marraja,
nómbrame alguna bestia
que quiera baladí
tomarse la molestia
de remedarte a ti."
El Pinzón y la Urraca
"Enséñame una canción",
dijo la urraca habladora
al gayo y diestro pinzón,
que saludaba a la aurora.
"¿A ti? -repuso éste-. ¡Vaya!
¿No te burlarás de mí?
A pájaros de tu laya,
¿quién puede enseñarles, di?"
"Y por qué." "Porque es preciso
para aprender escuchar,
un charlatán nunca Quiso
dejar hablar:sin callar.
El Ciego en la Corte
Fue un ciego a la corte un día,
y como el rey le dijera:
"Qué aburrimiento, a fé mía
debe ser tu vida entera."
"Grande, sí -le respondió-,
pero me aflijo algo menos
al pensar que, como yo,
tú ves con ojos ajenos."