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  Aquí desde Larres (Nicolás Latorre)
 

 

 

Aquí desde Larrés

Nicolás Latorre

 

Aquí desde Larrés

pueblo de celtíbera raza

saluda a ustedes y abraza

este pobre montañés.

Que aunque no es pequeño el salto

desde Jerez a Pirene

no por eso no se tiene

de afecto y memoria falto.

Ante esta esquividad

recogiendo el pensamiento

sugiere a cada momento

recuerdos de la amistad.

Sepan pues amigos caros

que tras molesta odisea

saluda a mi amada aldea

y a sus íncolas ignavos.

Y todo lo encuentro igual

sin mudanzas ni artificios

ahora como ab initio

en este patrio breñal.

Apenas rotas en él

las costumbres patriarcales

se suceden los anales

siempre en el mismo troquel.

No la civilización

trajo aquí sus adelantos

pero tiene sus encantos

la falta de imitación.

Aún se cree ahora ver

la misma escena moral

y la misma material

que viera uno al nacer.

Y al sentir la producción

de esta dulce resonancia

auras de feliz infancia

refrescan el corazón.

Rincón dichoso en que todos

atentos a sus labores

desconocen los dolores

que aquejan de varios modos

al político febril

que presa de afán insano

lo halla todo honesto y llano

en su conciencia sutil;

al sabio de alto escarceo

que al cabo de su jornada

sabe que no sabe nada

y que es fuerza ser pigmeo,

al ricachón opulento

a quien anidando tesoro,

la hidrópica del oro

no le da paz un momento;

al ciudadano social

esclavo de mil pensiones

y de farsas y atenciones

de vida convencional.

A todos según me explico

supera este celtíbero

libre, creyente y austero

y en su pobreza muy rico.

Más no quiero más ahora

modular la cuerda seria,

y mudando de materia

cantemos paulominora.

Todo, impulso vividor

en esta naturaleza

todo es vida y fortaleza,

todo es salud y vigor.

Al contacto de estas cumbres

y de estos bosques umbríos

cobra el cuerpo nuevos bríos,

cobra el alma nuevas lumbres.

Limpio ambiente, doradas

pomas y verduras finas,

aguas puras cristalinas,

ab origina tornadas,

rico queso, leche, nata,

carnes de sabrosa raza,

y tal cual pieza de caza

víctima de mi escopeta

éstas y en relato fiel

buenos pollos y jamones

son las viles municiones

de nuestra boca y mantel.

Añada una mente esquiva

a toda memoria y duelo

y tiene usted el modelo

de vida vegetativa.

Sin ser Doctor Letamendi

ni de higiene profesor,

le aseguro por mi honor

que es un buen modus vivendi,

Otra cosa no procuro

aunque tan bajos acuerdos

me releguen a los cerdos

del sensual Epicuro.

Más, ¡ay de mí! ¡me equivoco!

bien sabe usted que en el alma

hace imposible la calma

cierta espina que no toco.

Viva usted feliz: trabaje

en lo que sea esencial

y en todo lo adicional

deje usted que otro baraje.

Que al cabo de cierta edad

y quebrantos de salud,

de cuidarse la virtud

se torna en necesidad.

Hasta la experiencia impía

nos dice en su dura escuela

que ha de tener, mal que duela

del yo la filosofía.

Bien seguro que al fin

y en esto no cabe broma

vendrá con su hoz la roma

como dice Moratín.

La rústica musa corre

más concluye aquí su númen:

le ama a Usted mucho, en resumen

su buen amigo Latorre.

8 de Agosto de 1892

 

 

 

 
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