¡Allá voy, papá! -gritó.
Cruzó el pasillo de un salto,
Dio un empujón a la puerta
Y llegó como un relámpago
A la presencia del padre,
El turbulento muchacho.
Despacio, no seas loco,
-dijo severo el anciano-
Siéntate y óyeme
Si puedes, quieto y callado.
El chico arrastró una silla
Enfrente de Don Ignacio,
Y se sentó dando un meneo
A la mesa del despacho.
Vamos a ver, hijo mío.
Pronto tendrás ocho años
Y quiero darte carrera. A tu gusto.
Yo no mando ni me impongo.
¿Qué vas a ser?
Porque es preciso ser algo.
El chico no dijo nada
Pero contestó al preámbulo
Con un toque de corneta
Puesta en la boca la mano.
¿Qué profesión te conviene?
¿Deseas ser abogado?
¡ Nunca¡, aborrezco los pleitos,
Me cargan los escribanos,
Hay que defender ladrones,
Yo no defiendo a malvados.
El que la haga, que la pague.
Entonces, juez.
¡Ni pensarlo¡
Son los jueces unos tipos
Muy serios y muy estirados.
Y yo tengo el gen io alegre,
Muy alegre.
¿Boticario?
¿Yo preso en casa?
Pudrirme en mi casa
Machacando en el mortero?
Nací para el arroyo.
¿Empleado?
¿Yo sentado en la oficina?
Yo no puedo estar sentado.
De lagartijas me han hecho
¿Yo quieto?
Y para probarlo,
De un brinco se levantó
Y montándose a caballo en la silla
Clavó espuelas
Y se lanzó a trote largo.
De plumas que se cayeron,
De papeles que volaron.
¿Pintor?
Se mueren de hambre,
Se venden muy mal los cuadros.
¿Músico?
No tengo oído,
Pues entonces catedrático
Eso si que no, papá
Pelear con chiquillos es antipático.
¿Cura?
Ya no, que dan palos
¿Ministro?
No, que hay Cortes
¿Rey?
No, que hay libertarios
Pues entonces , diplomático.
Eso si que no, papá,
Porque todo lo resuelvo a porrazos.
Pero ¿Qué deseas ser?
Dijo el padre ya cargado.
Decídete, di que quieres,
Porque es preciso ser algo.
Y el chiquillo sonriendo:
Si ya lo tengo pensado,
Hijo.
¿Cómo, hijo?
Hijo y por nada lo cambio.
Tengo casa, cama, ropas
Diversiones y teatros.
Del mañana no me acuerdo,
Del hoy, se me importa un rábano.
Mi padre cavila mucho
Y yo, no paso cuidados.
¡Hijo para siempre¡
Esa es la carrera que yo abrazo.
Quedó pensativo el padre
Y exclamó después de un rato.
Tienes razón , hijo mío
Has hablado como un sabio,
Es el oficio mejor
Y tu decisión aplaudo.
El de hijo, el más socorrido.
El de padre, el más pesado.