SIÉNTATE CONMIGO
  El Látigo, Fábula (Juan Eugenio Hartzenbusch)
 

 

 

El Látigo

Juan Eugenio Hartzenbusch

 

La madre de un muchacho campesino

ganaba de comer hilando lino,

y el muchacho, grandísimo galopo,

le hurtaba una porción de cada copo.

Juntando las porciones, fue tejiendo

un látigo tremendo,

con la villana idea

de pegar a los chicos de la aldea.

Los ocios del amigo no eran buenos;

la intención, por lo visto, mucho menos.

Diose a pelar la rueca tanta prisa,

que hubo la madre de notar la sisa,

y registrando con afán prolijo

el arca donde el hijo

guardaba con su ropa sus peones,

el látigo encontró de repelones.

Cogiole furibunda,

y al muchacho le dio tan larga tunda,

que a contar de las piernas al cogote,

no le dejó lugar libre de azote,

diciendo, al batanarle de alto a bajo:

¡Mira cómo te luce tu trabajo!

A robar te llevó tu mal deseo,

y con el robo yo te vapuleo.

Siempre verás que el vicio

se labra por sus manos el suplicio.

 

 

 

 

 
 
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