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  Compu que me Hiciste Mal (Estela María Falocco)
 

 

 


Compu que me Hiciste Mal

Estela María Faloco

Compu que me hiciste mal

y sin embargo te quiero;

porque sos el archivero

de mi berretín fatal.

Cuando cumpliendo el ritual

me aproximo al monitor

-disimulando el temor

que medio me paraliza-

con mi alma casi sumisa

me encomiendo al hacedor.

Astuta, cruel, despiadada,

en tu configuración

anida el gran culebrón

o la serpiente enroscada.

Artera, vil y taimada;

apenas algún indicio

en tu página de inicio

me hace vislumbrar un sueño,

algún ícono pequeño

me revela el estropicio.

Vos estás en el jet set

-y eso te ha vuelto perversa-

en cambio yo, soy un mersa

que no navega Internet.

Si te pongo algún disquette

tu luminosa pantalla

la que, entre nos, es la valla

que me tiene "a mal llevar",

me dice que no ha lugar

y que hay algo que me falla.

Entre tus campos magnéticos

yo cultivo la ignorancia

mientras vos con arrogancia,

frustrás sueños cibernéticos.

Con tus avances frenéticos,

te has hecho mucho cartel;

gente de un alto nivel

mece su sueño a tu arrullo;

a tu lao cualquier piguyo

se siente Carlos Gardel.

Si recurro a tus archivos

rastreando algún viejo verso

me empiojan todo el esfuerzo

tus cuadros explicativos.

Me suelo poner muy chivo,

si la búsqueda fracasa.

A quién me quejo, a la NASA,

o a IBM, que te creó?

La pucha que te tiró....

cuánto mambo... qué te pasa?

Si intento escribir en Word

me hablás de configurar

la vista preliminar

a través del monitor.

Por ¡ay! el ser payador,

me marca perfil muy bajo;

es acaso mi legajo

nada digno de tu estirpe?

Pues, permitime decirte

que te vayas al carajo.

Cuando selecciono todo

y te señalo el copiar,

ya si lo quiero pegar,

te falla algún electrodo.

Renegando codo a codo,

sos para mí un gran dilema

pero dentro de tu esquema,

descubrí un endeble flanco:

oí decir en un banco

que se te cae el sistema.

Sos rebelde, casquivana,

me complicás el trabajo;

no sé para qué carajo

sirve tu nueva ventana.

Otra cosa que me gana

es el embrollo infernal

de la letra, y no es casual

que no acierte ni por broma.

Si yo te ordeno "tahoma"

vos escribís en "arial".

Párrafo y numeración

me suelen poner mufado

y los bordes y sombreado

son una conjuración.

Si me meto en edición,

con lo de borrar, buscar,

seleccionar, reemplazar,

la cosa es mucho más dura.

De repetir escritura

es preferible ni hablar.

Vos sos la loba feroz

y yo el manso corderito,

y en tu complejo infinito

no logro captar tu argot.

Gran hija de "Microsoft",

me hacés delirar de bronca,

pero en el bulín, quien ronca,

soy yo y entendelo bien:

que vuelvo a la Sylvapen

y te arrumbo en algún jonca.

Tu irreverencia me ultraja,

pero guarda con la proa

que si me hundís la canoa

te labrarás tu mortaja.

Ajustáte bien la faja

porque el tratamiento cruel

que llevás a flor de piel

bien puede hacer que me mufe,

que agarre, te desenchufe

y andá... cantale a Gardel

 

 

 

 

 

 

 

 
 
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