Diligencia Amatoria (soneto del siglo XVII)
Anónimo
Esta mañana, en Dios y enhorabuena,
salí de casa y víneme al mercado;
vi un ojo negro, al parecer rasgado,
blanca la frente y rubia la melena.
Llegué y le dije: "gloria de mi pena,
muerto me tiene vivo tu cuidado;
vuélveme el alma, pues me la has robado
con ese encanto de áspid o sirena".
Pasó, pasé; miró, miré; vio, vila;
dio muestras de querer, hice otro tanto;
guiñó, guiñé; tosió, tosí; seguila;
fuese a su casa, y sin quitarse el manto
alzó, llegué, toqué, besé, cubríla,
dejé el dinero y fuime como un santo.