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  Un Loro, un Moro, un Mico y un Señor de Puerto Rico (Anónimo)
 




Un Loro, un Moro, un Mico y un Señor de Puerto Rico

Anónimo

Un señor de Puerto Rico

colgó en su balcón un loro

de rica pluma y buen pico,

un loro que era un tesoro

y a su amo costó un pico.

Un vecino suyo, moro

de Tetuán recibió un mico.

Y a este mico, lo ató el moro

en su balcón ante el loro,

que así quedó frente al mico.

Tanto y tanto charla el loro,

que un día se enfada el mico,

y con la furia de un toro

lo embiste; se esconde el loro,

rompe la cadena el mico,

salta a la jaula del loro,

sale el loro, pica al mico

chilla el mico, grita el loro,

Se asoman, al ruido, el moro

y el señor de Puerto Rico.

«¿Por qué no encierra a su loro?»

«¿Por qué no ata bien su mico?»

exclaman los dos, a coro.

Y uno le echa mano al loro

y el otro tira del mico.

Cae el mico sobre el loro,

el loro le clava el pico,

los dientes rechina el mico

y, asustado, muerde al loro

y al señor de Puerto Rico.

Este reniega del loro

y jura matar al mico,

mientras furibundo, el moro,

provoca al amo del loro

y embiste al loro y al mico.

Hacia arriba vuela el loro,

se escurre hacia abajo el mico,

y, faltando al decoro,

caen, agarrados, el moro

y el señor de Puerto Rico.

«¡Ay, moro, si pierdo al loro!»,

exclama el de Puerto Rico,

y airado replica el moro:

«¡Pagará caro tu loro,

cristiano, si pierdo el mico!»

Les imita arriba, el loro,

muecas hace, abajo, el mico,

y no se sabe si el moro

es quien habla, o si es el loro,

o el señor de Puerto Rico.

Crece el trajín: vuela el loro,

y va a caer sobre el mico...

Furioso el de Puerto Rico

viendo en peligro su loro

quiere ahora matar al mico.

Le da un empujón al moro;

le dispara un tiro al mico,

yerra el tiro y mata al loro;

se desmaya; ríe el moro,

y corre en busca del mico.

Risueño regresa el moro

con el loro y con el mico:

riendo del de Puerto Rico

le envía, muerto, al loro

y una carta con el mico.

Dice: «Seis onzas de oro

por atentar contra el mico

a un cristiano reclama un moro;

guarde disecado el loro;

... pero págueme ese pico».

Viendo esto el amo del loro

se lanza furioso al mico;

mata al mico, mata al moro...

Muertos moro, mico y loro

se embarca... y ¡a Puerto Rico!

 

 

 

 
 
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