He leído por ahí, que hoy es el Día del Padre. Como los niños todavía son pequeños, yo misma me he encargado de comprar el regalo que le vamos a dar hoy a la hora de la comida. He escogido para él una camisa "preciosa", de color azul pálido, con rayitas, que le hace falta para la oficina. Me pasé un buen rato eligiéndola; pero, al final, aquí estoy con ella, dispuesta a envolvérsela en un pliego de papel rojo y a ponerle, incluso, un lacito encima: ¡es que él se lo merece todo en un día como éste! Todavía me acuerdo de lo nervioso que estaba cuando el primer parto..., ¡pobrecillo! A mí me hubiese gustado que entrase conmigo; pero estaba tan pálido, que no quise insistir. Y luego se lo contaba a todo el mundo cuando venían a visitar al niño (¡que me acuerdo la de gente que trajo a casa!) y eso que yo todavía tenía los puntos. ¡Ay, mala época aquella! Con tanto preparar canapés y tontadas..., se me infectaron. ¡Qué daño! ¡Y el padrazo que fue con el crío!, ¡que mira que daba
lata todas las noches llorando sin parar! Él no se levantaba...; -claro, como madrugaba más... Y como me decía: "nada como una madre para calmar la ansiedad de su hijo".
Yo estaba muy cansada entonces: noches en blanco, el trabajo fuera de casa...; pero tenía la compensación del bebé; tan rico; y la de su papá, por supuesto: siempre organizando fiestas los fines de semana para que yo me distrajera... ¡Ay, un cielo! Aunque, la verdad, a mí entonces sólo me apetecía dormir; pero como venían sus conocidos..., pues la casa necesitaba un repaso, a ver.
Al segundo parto no vino: tenía una reunión de negocios; ¡siempre trabajando tanto! Hombre, yo necesitaba saber que él estaba allí porque la cesárea me daba miedo. Pero, como me dijo: era una tontería; yo ya tenía experiencia. Es verdad. Y nunca ha bañado a los niños, nunca. Dice que le da miedo romperlos; igual que a mí, sólo que yo siempre me he encargado... de todo, me he encargado de todo.
¡Qué bonita camisa! Ahora mismo se la envuelvo y meto dentro del paquete todo mi agradecimiento en el Día del Padre. Quizá no haya sido muy ejemplar, o podría haberse ocupado más de los niños...; pero no me quejo..., al fin y al cabo... ninguno de los dos es realmente suyo. No se lo digan, se llevaría un disgusto terrible en "el día de la paternidad"... ¡Y siempre ha sido tan angelooote!
Transcripción: CAV