SIÉNTATE CONMIGO
  Oh mon Dieu de la France (Luis Martínez Valdés, Ludi)
 
 
 
 
  Oh mon Dieu de La France
 
  Luis Martínez Valdés (Ludi)
 
Ayer recibí el siguiente
“revoltijo” franco-hispano
que con carácter urgente
me remite un excelente
cantante del “Asturiano”.
 
Estimado y cher amí:
Gijón es un mal village
comparado avec París.
Je me trouve al fín icí
después de un felíz voyage.
 
El francés, dans le moment,
c´est difícil de entender;
sin embargo, maintenant,
je parle mieux que Rostand
el autor del “Chantecler”.
 
Je digo avec perfección
le chemise, la fourchette,
le café, le pantalón,
le chapeau, le saucisson,
le jambon y l´ommelette.
 
Les femmes todas de ici
por su chic me gustan trop
y si pasan près de mí
les echo una fleur jolie,
y se hacen todas sirop.
 
L´autre jour en un trottoir
à una cocotte gentil
le dije: “Olé ya, bonsoir,
vaya una façon de andar,
rejolie, ¿quelle heure est´il?”
 
Y sin molestarse pas,
me dijo: “Mesié, las quatre”.
“¿Catre dices? ¡Oh, la, la!”
Y prenándola del bras,
fuimos juntos… au teàtre.
 
El beso es cosa habituelle,
on trouve muy natural
que en la rue, no importa quelle,
se besen la demoiselle
y el gardian municipal.
 
Aunque ton temperament
sea duro como una roche,
te aseguro que, al moment,
la galette, o sea, el argent,
salta sólo de la poche.
 
Hemos èté en Luna – Park,
Moulin Rouge, Folies – Bergère…
¡cuánta femme singular!
Aquello es, mon cher, la mar,
por no decirte la mer.
 
A Bolougne y a Longchamp
con frecuencia nous allons;
allí lo beau y lo elegant
forman un jolie pendant.
(Hay también mucho pendón).
 
Comemos tres bon marché.
Aquí te sirven: ragout,
un peu de pollo, bisté,
fromage y marrón glasé,
todo por catorce sous.
 
Cependant la habitación
es reducida y mauvise,
duermo de mala façon
sur un catre sin colchón,
todo lleno de punaisses.
 
¡Oh patrie de Ravachol,
de grisettes y spormans,
de bandidos con faux-col!
¡Oh país ou l´espagnol
suele encargar les enfants!
 
Tout le monde a la estación
nos fue en masa a recevoir,
¡oh, mon Dieu!, cuánta ovación,
je pleuraba de emoción
agitando le mouchoir.
 
Aunque el prix no hemos gagné
al cantar el gran morsó,
obra del maitre Rillé,
nuestra bona volunté
bien demostrada quedó.
 
Una linda medinette,
lo mejorcito de ici,
me ha trastornado la tete.
No digas rien a Juliette.
Hasta pronto, mon amí.
 
 
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