Hace algunos años, cuando el inspiradísimo Enrique Labarta formaba parte de la Redacción de "El Diario de Pontevedra", se hablaba un día de su gran facilidad para hacer versos. Quiso dar una nueva prueba de ello e invitó a su Director, Prudencio Landín, a que escribiese catorce consonantes forzadas, sobre las cuales haría Labarta un soneto. Así fue; las catorce consonantes eran las siguientes: crema, cesantía, alegría, emblema, lema, filosofía, apoplejía, extrema, ventura, entresuelo, dulzura, desvelo, abertura y pelo.
El gran Labarta, en la misma buhardilla, sin emplear más tiempo que el necesario para escribir, hizo rápidamente, el siguiente soneto, que conserva como preciado autógrafo, el Sr. Landín.
De los sonetos, ahí os va la crema,
aunque Apolo me dé la cesantía,
que los ripios me llenan de alegría
y es cada ripio, para mi, un emblema.
Tomarlo todo a broma es el gran lema,
no pensar, la mejor filosofía,
porque suele morir de apoplejía,
quien, en el mundo, su dolor extrema.
¡Viva el placer, la juerga, la ventura!.
Pensando así, en buhardilla o entresuelo,
goza el más pobre sin igual dulzura,
que en medio de su pena y su desvelo,
aún le queda en el alma una abertura,
para tomarle a su vecino el pelo.