Romançe del Claustro
Belo, belo por do viene
el polido secretario
portando el libro de actas
pora çelebrar el claustro.
Siéntanse los professores,
en las sus siellas y escafios.
Ya se sofoca el bulliçio
e se apagan los çigarros:
ca non se dexa fumar
quando en aquel habitáculo
(la sala de proffessores)
tienen logar tales actos.
Ennos tiempos más gloriosos
fumábase allí a destaxo:
ardían los ideales,
çeltas, bisontes, ducados,
labores peninsulares
e fasta puros habanos,
sin guardar más prevençiones,
disimulos ni recatos
e sin importalle a nadie
que oviera o no oviera claustro;
mas ennos tiempos presentes,
túrpidos tiempos logsaicos,
non fuman, por non fumar,
de todo el proffessorado,
ni siquiera los que tienen
condiçión de catedráticos.
Mas dexemos digresiones,
prosigamos, prosigamos...
El claustro va a començar.
Minuçioso, el secretario
abre el libro que portaba,
en el cual lleva anotados
acuerdos e discusiones
de los claustros realiçados.
-Buenas tardes tengan todos,
se abre la sesión del claustro.
Segund el orden del día
al primer puncto pasamos:
"Lectura e aprobaçión. ..
" Y los bosteços brotaron,
pues si un claustro es insufrible,
soporífero et cognaço,
muy peor es recordar
en la voç del secretario
lo que pasó tiempo ha
en un otro claustro arcaico.
El secretario pasea
los sus oxos vivarachos,
con liturxia e çeremonia,
por aquel papel pautado,
pues es de todos sabido
que siempre los secretarios
cuando dan lectura al acta
se lo passan como enanos.
Los oxos de los presentes
van paseando entretanto
algunos, por el periódico,
otros, por puntos lexanos
de un desconchón de humedat
que lleva más de tres años
en la esquina de la sala
debaxo de los lavabos.
Et otros, más picarones,
atisban, disimulados,
los muslos de compañeras
de las que están de buen año.
Porque, por lo que paresçe,
ninguno se está coscando.
Mas, tras los largos minutos,
la lectura llega al cabo:
-Alguien entre los presentes
quiere rectificar algo?
Allí se cruçan miradas
por entre el proffessorado.
Todos callan un segundo.
¿Todos? No. Se alça una mano:
-Quiero façer una enmienda,
ca non es bien redactado
lo que yo dixera otrora
en acquel pasadó claustro.
Ya converxen las miradas
sobre el colega que ha hablado.
Surxen las mormuraçiones,
sonrisitas e codaços:
-Ya ha intervenido el de siempre!
¿cuál mosca le habrá picçado?
"El de siempre" es proffessor
de aspeto desaliñado
que suele impartir Historia
e suele escucharse hablando:
-Quando propusse el assumpto
del material reprográfico,
non dixe bla, bla, bla, bla,
dixe más bien lo contrario,
et, otros sí, bla, bla, bla;
e, para que quede claro,
repito: bla, bla, bla, bla
e más blablablás añado.
E cuando mil blablablás
de la su boca brotaron,
e por su testarudeç
el curioso secretario
puncto por puncto sus frasses
las fuera rectificando
(pese a que, litteral mientre,
las oviera pronunçiado
tal como recuerdan todos
si non eran dormitando),
se dio aprobaçión al acta
e pudo seguir el claustro.
Allí fabló el director,
prudente et acreditado,
obediente al inspector,
dóçil e disçiplinado,
al que el Consexo Escolar
nonibró pera quatro annos:
-Passemos a un otro puncto
del órdine uotidiano:
"Análisis reflexivo
de notas e resultados
que en el anterior trimestre
obtuviera el alumnado".
El sennor Xeffe d'Estudios
expondrá, passo por passo,
las estadísticas çiertas
e los datos computados.
E fabló el Xeffe d'Estudios,
xentilhome e despexado,
profesor de matemáticas
e de edat de treinta y tantos,
que está de Xeffe d'Estudios
fasta que haya acumulado
los punctos que neçesita
pora conseguir traslado
al logar en que nasçiera
él y sus antepasados,
que es la çibdat de Granada,
que bañan Xenil y Darro.
E fabló por largo tiempo
el granadino exiliado
de cuia mala folgada
façen lenguas los christianos:
fablaba de porçentaxes
de suspensos e aprobados,
de medias, modas e curvas,
para lo cual, unos gráficos
previamente repartiera
en papel fotocopiado:
-Tantos con todas suspensas,
con una o dos, otros tantos,
con tres o cuatro, otros muchos,
e con todas, non sé cuántos.
Estadísticas completas
curso a curso, grado a grado,
de las fieras de la ESO
e de los bachilleratos,
una asignatura et otra,
fuéronse allí desglosando.
Algunos de los claustrales
se adormeçen sin recato,
otros, en las fotocopias,
pintan raros garabatos,
otros muchos cuchichean
comentando resultados
(mas no de la evaluaçión
sino de cómo quedaron
los partidos que el domingo
oviéronse disputado).
Si cornptades los que escuchan
non ha más de tres o cuatro.
Quando al fin el granadino
da conclusión al relato,
el honrado Diretor
pregunta a los congregados
si alguno quisier quibçás
façer algún comentario.
Las miradas de las xentes
se dirixen al escaño
donde se sienta "El de siempre"...
Mas el Creador, en lo alto,
xusto e misericordioso,
hase sin dubda apiadado,
pues da la casualidad
que façe un minuto escasso
el que llaman "El de siempre"
habíase levantado
a façer una micçión
ca está un poquiello prostático.
Hora y media, bien complida,
la reunión iba durando,
cuando del orden del día
al terçer puncto llegaron.
Mas el terçer puncto era
el más laboriosso et arduo:
aprobaçión tras debate,
por mayoría del Claustro,
de esa cosa que se llama
el Plan de Çentro, que es algo
que non se sabe por qué
se redacta cada año,
para que nadie le dé,
ni por asomo insensato,
una somera lectura,
una hoxeada, un vistaço,
un atisbo, una mirada,
un poquitiello de caso.
Es deçir, un documento
fecho para simulacro,
redactado para nada,
un assumpto burocrático
que, eso si, requiere tiempo
e, sobre todo, trabaxo.
¿Cómmo, sin Planes de Çentro
hase vivido hasta hogaño?
(Este inçiso es la pregunta
que yo, fray Xosepho, fago
a las Administraçiones,
que nos van administrando,
a golpe de burocraçia,
a golpe de papelaxo,
a golpe de... Mas dexémoslo,
dexémoslo e prosigamos...)
Tras luengas explicaçiones
sobre el Plan antes nombrado
el Equipo Directivo
pide la opinión al Claustro.
Los oxos de los presentes
fuerte mientre están llorando,
ca en aquesta coiuntura
"El de siempre" ha regresado
e, fechas ya las micçiones,
se dispone a dar por saco.
Non vos contar he, señores,
qué dixo acquel ser humano
ni quáles fueron sus críticas,
ni cómo sus alegatos,
ni de qué forma largaba
por enmedio de sus labios,
sólo vos diré que estuvo
fablando muy luengo rato,
e que algunos compañeros
entraron, neçios, al trapo
e muy imprudentemente
a "El de siempre" contestaron.
Formose, pues, la polémica
sobre esse plan malhadado
maguer allí a quasi totos
el Plan les importa un nabo.
La reunión se prolongaba
por tres horas e tres cuartos,
e la suffrida paçiençia
iba muy presto menguando.
Empero, las discusiones
non iban a nengún lado:
que si bla, bla, bla, bla, blá,
si no sé qué o no sé cuánto,
si patatin, patatán,
"El de siempre" y otros cuatro
larga, larga que te larga,
larga que larga largando,
iban sacando de quiçio
al todo el resto del claustro.
En esto, otro proffessor,
veterano numerario,
que imparte Lengua Española
(agora ya "castellano"),
que daba notorias muestras
de cabreo redoblado,
que estaba sin deçir mu
desde el prençipio del claustro,
enérxico e deçidido
alçó, de pronto, la mano.
-Pido la palabra -dixo,
con tono fuerte e biçarro.
"El de siempre" peroraba
sin façer ni puto caso.
-Pido la palabra, coño!-
Gritó, otra veç, redoblado.
Al sentir tal exabrupto
todos, por fin, se callaron,
-Non quisiera interrompir
a los que aquí están fablando,
con tan discretas raçones,
con argumentos tan sabios,
con sapiençia tan notoria
e con tan lindos vocablos.
Mas perdonat, companieros,
ca mi alerxia va aumentando
e cuando oigo çíertas cosas
me salen nutridos granos,
me da escoçor de garganta
e me transpiran las manos.
Mientras aquí discutían
yo, paçiente, iba anotando
cuantas veçes pronunçiaban
un horrísono palabro,
que según mi dermatólogo
debo tratar de evitarlo:
çinquenta y ocho vegadas,
si no me fallan los cálculos,
se oyó aquí "curricular"
que es espantoso palabro
e que, cuando se pronunçia,
me sale pus de los granos.
Pero podiera passar,
por tal purulento caso,
pues me ha reçetado el médico
un muy milagroso bálsamo
que me lo unto por la noche
e dame alivio e descanso.
Passo por "curricular",
que ya es pasar, pero paso
pero lo que non tolero,
si al relox echo un vistaço
es que son las ocho y media
e falta muy poco rato
para que den en la tele
el partido de la "Champions".
Tal veç a algunos colegas
non les importe este dato,
mas yo ya no estoy dispuesto
a seguir aquí tan pánfilo
pudiendo estar en mi casa
en el sofá retrepado
tomándome una çerveça
e fumándome un çigarro
mientras contemplo en la tele
partido tan señalado.
Assí que, si el director,
allá sentado en su escaño,
non levanta la sessión,
¡pues yo mesmo la levanto!
-Mas, colega, el Plan de Çentro
non ha sido aún aprobado
e diçe la normativa...
-La normativa? ¡Al caraxo!
Y al xodido Plan de Çentro
que le den mucho por saco.