SIÉNTATE CONMIGO
  A Mi Amigo Joaquín González (Olegario García Fernández)
 

 

 

A Mi Amigo Joaquín González

Olegario García Fernández

Ya no habrá más partidas de ajedrez,

jugaste con la Muerte por la vida;

la Muerte te venció y, así, esta vez,

has perdido tu última partida.

Te enfrentaste en desigual combate

con la más tosca, la más hosca, la más fea,

que te dio sin piedad el jaque mate

llevándose tu vida en la pelea.

Fuiste duro, tenaz, fuiste valiente,

diste cara a la enfermedad odiosa,

siempre el rostro arriba, alta la frente

con una actitud vital maravillosa.

Mas, de pronto, recibisste tal zarpazo

de ese mal tan negro y traicionero,

que la muerte te dijo: "En mi regazo

con inmensa ansiedad, hijo te espero".

Y te quedaste dormido en dulce sueño,

sin sentir que la Muerte te arrastraba

llevándote a esa dimensión de ensueño

donde la oscura negritud se acaba.

Tus ojos se han abierto ya a la luz;

verás por fin lo hermoso que no viste,

dejarás el bastón que fue tu cruz,

dejarás las tinieblas que sufriste.

Sabrás qué son imágenes, colores,

bosques, ríos, praderas, mar, estrellas,,

verás el arco iris y las flores,

las cosas más bonitas, las más bellas.

No preguntes a Dios por tu ceguera,

(pudiera parecer una protesta);

pasar en negritud la vida entera

a lo mejor no tiene una respuesta.

Ya no nos sentaremos codo a codo

ante el cuadro con cuadros del tablero,

defendiendo cada uno a nuestro modo

al equipo. querido compañero.

No escucharé tu "E-4" de salida,

ttu golpe en el reloj cada jugada,

y, cuando yo PERDIERA la partida,

tu ánimo al decir: "No pasa nada".

Tu voz grave, serena, tras el juego,

siempre igual si ganabas o perdías;

si ganabas hablabas con sosiego

animando a aquel al que vencías.

Si perdías, señor y caballero,

estrechabas la mano a tu rival

felicitándole, sin más, sincero,

deseándole suerte hasta el final.

Me despido de tí, mi leal amigo,

sintiendo el corazón dolido y frío;

por más que pase el tiempo, irás conmigo,

no habrá nadie que llene tu vacío.

Y si ves desde ahí que este invidente

se perdiera por la noche de la vida

sé un faro luminoso, un referente

que lo lleve a encontrar una salida.

 

 

 

 

 
 
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