(Para Carlos Andrés. Y también para quienes gusten de probar estos productos tan ricos)
Yo elevaré al bombón,
Frente al vulgar caramelo,
Al superior estamento
Por su textura y sabor.
Pero su coste es mayor;
Pues siendo de chocolate
Y tan blandito, se expande
Enseguida por tu boca.
Así que más de uno toca
En un exquisito instante.
Y es que, además, al comprarlos
No los venden en bolsitas;
Sino en preciosas cajitas
De gran diseño y tamaño,
Son el obsequio apropiado
Que todo el mundo agradece.
Y, temiendo que regrese
El calor inoportuno,
Los comes; y así ninguno
Se deshace y reblandece.
Hay un eslogan que afirma:
Lo importante es lo de dentro.
Yo en el bombón no detecto
Cosa de menor estima.
El chocolate me anima
A degustar cada pieza:
Licor, avellana, fresa...
Variedades infinitas.
Color y forma me invitan
A rescatar la sorpresa.
En cualquier acto festivo
Sirve para compartir.
Y los puedes elegir
Si el anfitrión da permiso.
En las bodas, los bautizos,
Cumpleaños, comuniones,
Encuentros y reuniones,
Ensalzan la compostura.
¿Por qué para la figura
Tienen contraindicaciones?
¿Tienen muchas calorías,
Aumentan los michelines?
El dulce, en nuestros confínes,
Ha perdido simpatías.
Yo el gustazo me daría
Con tales delicadezas.
Sólo le hallo una torpeza
Cuando van sin envolver:
Y es que te puedes comer
Gérmenes que el tacto deja.
Parece un aumentativo
De la bomba derivado,
Como si hubiera explotado
Y de inmediato fundido.
Y también a un atractivo
Cuerpo joven califica.
No firmando yo esta plica,
Mi mente su imagen fragua:
Se me hace la boca agua,
Cuando esa voz testifica.
Bueno, bueno" Me imagino,
Según la etimología.
Tal en su lengua diría
Un infante parisino.
Profundo y nasal sonido
Suavizado por la B,
Que la pronuncia el bebé
Su primera consonante.
Diecisiete puntos braille.
¡Universo de placer!
15 Junio 2016
Gracias, muchas gracias, Amigo ángel Luis (inductor del poema) y Antonio (mano ejecutora del mismo) por vuestra eterna amistad.