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  Autorretrato de un Amigo (Santos Matías)
 

 

 

Autorretrato de un Amigo

Santos Matías

¡Amigo, cojones!:

Créeme que, a pesar de la inteligencia que tú me atribuyes, me cuesta horrores entender cómo es posible que un ciego me mire con tan buenos ojos.

No soy inteligente: me lo hicieron creer... y piqué, hasta el punto de que, en un acto de rebeldía, me negué a hacer el bachillerato, afirmando que a mí no me faltarían recursos para abrir cuantas puertas hicieran falta. Todo porque el Sr. Malingre no tuvo a bien presentarme cuando yo quería y estaba preparado para ello.

Sin embargo sí he presentado algún signo de inteligencia al cuidar de que todas las puertas que había de abrir no coincidieran, pues de haberse abierrto las de ambos lados, posiblemente ya habría fallecido a consecuencia de una pulmonía. No soy culto porque en la sociedad que nos toca sufrir se exige un título y yo no tengo más que los de algún poema impresentable. Para hablar de cultura tendríamos que referirnos (sólo por hablar de gente conocida por ti y por mí), a Villita, diz que ingeniero agrónomo de tu pueblo, Octavio Puentes, que presumió por el mío de licenciado en Historia del pan rallado, o algo así, una respetable cantidad de abogados, de los que fueron a la facultad de derecho acaso por no valer para mejor cosa, pero que entre ellos, tú y yo, nunca llegarán a jueces, notarios, ni siquiera a ejercer dignamente la abogacía, por no hablar de la ingente cantidad de psicólogos, pedagogos, filólogos de todo pelaje y otras gentes de mal vivir con que las universidades nos lastran cada año para desesperación de quienes precisen los servicios de profesionales en serio, como para hablar de inteligencia podemos pensar en cuantos, no valiendo ni siquiera para reconocer que no son inteligentes, se sumergen en la política (catalanizado "pilótica") y, felación tras felación,anilingus tras coito anal (esto, claro, en sentido figurado, o configurado, vaya usté a saber), suben y suben, hasta que cuando llega el momento de caer, lo hacen sobre un tupido montón de mullidos billetes que amortiguan el golpe de idéntico modo que otrora la ambición amortiguó la vergüenza (si es que nacieron con eso).

No obstante sí se ha observado en mí algún síntoma de cultura al detectarse una superflua colección de música y la lectura de un sinfín de libros, sin poderse determinar materia preferida, pero de total inutilidad (poesía, psicología, literatura varia, medicina, historia... total. nada entre dos platos).

No hace demasiado tiempo el sujeto objeto de este paciente análisis, fue sorprendido in fraganti, como agente único de un delito de anacronismo. ¿Quién sino un estúpido culto puede sumirse, a estas alturas, en la lectura de un libraco de, según parece, un costumbrista decimonónico español, llamado Armando Palacio Valdés?

¿ocurrente? No, simplemente observador. La sociedad americanizada, el país asnarizado, el Onceno círculo infernal, al que ni Virgilio se atrevió a acompañar a Dante, por pertenecer a las granjas marianas, hacen que los borregos, antaño gallinas de San Mario se lo pongan a huevo a cualquier persona, incluso del arroyo.

Pero se han detectado cabreos múltiples, impropios de un buen humorista. El analizado amenaza con pasar de todo y sólo se le ve pasar jugando al dominó, juego en el que no descuella precisamente por su retentiva. Debe reconocerlo cuando en alguna ocasión se le ha oído calificarse de seis doble.

No puedo considerarme escritor frustrado: difícilmente puede venir a menos quien nunca había ido a más.

Aunque corren rumores de que ha hecho este buen hombre ciertos pinitos en poesía y algo que podría recordar... tal vez un ensayo... acaso de poesía. Sería deseable que tales pinitos no fueran replantados en la próxima repoblación forestal, pues arden con facilidad. Su madera es como una especie de tea: te aburre, te adormece, te atormenta, ¿te... atreves a seguir leyendo?

Yo jamás deserté de la música. Desertar viene a ser como poner tierra por medio. O sea: lo relaciono con "desierto"; pero ¿dónde coño estaba el oasis? No, no: en realidad soy un mecenas de la música. ocurre que, falto de dinero,hice por ella lo máximo que estaba a mi alcance. Y eso fue dejarla, en favor de unos jóvenes que tocan como los propios ángeles. Y es que, por fin Dios aprendióa fabricar el molde de los guitarristas. Antes le salía bien uno, de cuando en cuando: Segovia, Yepes, Sainz de la Maza... pero conmigo le salió una chapuza y, arrepentido, decidió tomar nota de lo que iba haciendo, mejorando, perfeccionando... y ahora saca excelentes guitarristas como churros.

Por ese mismo procedimiento se lió a llenar úteros de futuras psicólogas y no veas lo difícil que nos lo ha puesto para encontrar una que sea buena (lo de estarlo, ahora no viene al caso).

No nací yo para tocar instrumentos de cuerda. A los diez años subí al campanario de un pueblo de Salamanca que, para que pareciera más alto, se llama Sobradillo, me puso el campanero una cadena en la mano... y no pasaba nada. Entonces me di cuenta de que todos los instrumentos de cuerda son ingratos, pues el acordeón, por ejemplo, aunque no sepas nada, puedes hacer bú. Flefle Bú. Flefle. Coges una trompeta sin tener ni puta idea, te lías a soplar y, por lo menos extraes un sonido desagradable, que recuerda un pedo mal tirado... pero, ¡joder! al menos suena algo. Pues por más tirones que di a la cadena de la campana de marras... allí no sonaba nada. Coge Bienvenido, que tal era el nombre del campanero y, como quien no quiere la cosa, pega un estirijón y.... ¡hala! el pobre ciego al puto suelo. Aquello no entró por mis oídos, sino que taladró la tapa de mis sesos. yo creo que desde entonces ando un tanto sonado como los boxeadores.

Es de apreciar que, como queda más arriba indicado, el caballero tiene a su disposición una discoteca sin drogas para deleite de sus prominentes y móviles orejas, tanto cuanto para martirio de cuantos vecinos no salen del heaby o del rock duro, así como de cualquiera que trabaje de noche o, simplemente le apetezca dormir de día.

¿Gestor y economista reconvertido?¡jajajajajajaja! ¡y encima dices que lo llevo bien! ¡jejejejeje! ¡No jodas, hombre! Razón tenía mi madre cuando afirmaba que un Centro gestionado por mí nunca podría ir bien.

Mira, Carlitos: soy la paradoja de la vida: me apasiona la medicina; el 80 % de lo que leo actualmente es psicología; estudié la carrera musical y me gano la vida como administrativo. ¿Quién da más por menos?

A pesar de lo que refiero, justo es reseñar, en coherencia con lo expuesto, que, merced a mis muy apreciables dotes de observador, he llegado a aprender en 17 añosdedicados exclusivamente a la gestión, que, ahora que el Centro en el que trabajo está tan mal dirigido como siempre, La Instituciónpara la que trabajo jamás estuvo tan mal gestionada como ahora.

Otras son mis virtudes, a las que, para nada has aludido. A saber:

1): Vivo tan dedicado a aprender,quesé que lo aprendido, posiblemente no me sirva para nada práctico.

2): Si estuviera seguro de que no hay nada más tras esta vida, ya no estaría en ella, pues nadie pidió mi aprobación para aterrizar por aquí. Que todo finalizara con esta existencia, sería una estafa, por la que el Creador, sea quien fuere, nunca pagaría lo suficiente. No sigo a ningún líder porque tengo mi propia escala de valores. Mi religión es hacer el bien y no hacer daño a nadie. Creo que con esto podréafrontar lo que pueda venir.

3): No me arrepiento de ser un catasalsas. He probado infinidad de cosas y, parafraseando a mi admirado paisano León Felipe, las cosas no me han hecho callo ni en el alma ni en el cuerpo. Yo a todos los he visto. Y me he quedado solo. Sin despegar los labios... en mi sitio. Y me iré de aquí sin haber encontrado mi albergue decisivo.

4): Como la envidia en mí no ha hecho mella, la intelectualidad tiene que agradecerme que la lista de personas a las que admiro es interminable. No deja de ser una manera de contribuir al arte. ¿De qué serviría el arte si no hubiera personas como yo que no valen para ser artífices, pero sí comprensivos y admiradores?

5): Rindo culto a la amistad, entre otras cosas, porque en la familia no he tenido opción, mientras que en la elección de mis amigos, yo he puesto, como mínimo, el 50%, suponiendo el 50 restante a mis amigos con respecto a mí. Tengo muy pocos porque no califico como tales a los que pueden tomarse unas copas comnmigo,, sino a los que no me abandonaríanen el supuesto de que se me fuera la mano tras del codo. Tampoco utilizo el término "amigo" al que sistemáticamente me dice lo que me gustaría oír, pues eso ya lo sé hacer yo mismo y, como me conozco más, lo haría mejor. A través del onanismo mental difícilmente se contraerá una dependencia.

6): Podría continuar; pero por hoy finalizaremos afirmando que otra de mis características es que me sobran cuantas personas no son susceptibles del intercambio de aportaciones, es decir: alguien incapaz de enriquecerse con cuanto yo pueda aportarle y que no pueda aportar nada para mi enriquecimiento, no tiene nada que ver conmigo. Reconozco, no obstante que existen personas tan desagradables como interesantes, pues son auténticos compendios ambulantes de lo que no debe hacerse, muy conveniente aprenderlo.

Como sea que tú sí que aportas, y mucho, y no entiendes mal lo que humildemente yo puedo aportar, me alegro de ser estimado por ti, al tiempo que, por ello, y por muchas cosas más, sabes que correspondo a ese afecto que, no lo olvides: no es un regalo, sino que tú te lo has ganado (y como aquí queda fenomenal, repito: ¡Te lo has ganado, cojones!

 

 

 

 
 
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