Es mi mesa, chiquita y ovalada.
Encerada reciente con mis manos.
Una venta sin par, donde confluyen
caminantes con héroes y villanos.
Yo un humilde mojón en la hondonada,
que no ven los que llegan ni los que huyen,
sino el fértil ingenio del azar.
Y allí viene el silencio. Se acomoda,
al umbral del portón llamando quedo,
el primer pasajero de mi barca.
Tú te llamas El Gato. Te recuerdo.
Balbucientes sonidos... Frases cortas...
"Psch, mamá está enferma". Viejas
tapas.
La Aduana del País del Fabular.
Se aproximan los tres. Gris, Bobo y Listo.
Con sus mágicas historias de animales,
que nos narran sus luchas desiguales:
los pingüinos, las zorras y los monos.
Era nuevo y vivaz. Los Tres Borricos.
Y con ellos quería cruzar solo
los primeros poblados. Nada más.
¿Y El Caballo? !Llegó tan majestuoso!
Fui sorbiendo la pulpa de su entraña.
El sabor de la luz y el sentimiento.
En el duro cartón, letra apretada,
aprendía algunos versos muy famosos,
entre historias, leyendas y argumentos.
Se me abrían senderos sin pisar.
Preguntábame yo qué fuera un Prefacio,
si eligieron lujosos camarotes
esos tres anteriores pasajeros,
sin saber filiación, sino su nombre.
De los renos conocí. De los albatros.
Y de Amundsen, explorador noruego.
Y la historia del Eco y su sonar.
En el aula de quinto, don Antonio.
El viaje Infantil de Santiaguito.
Biografías de Ilustres Generales,
Grandes Santos, guerreros y marinos.
Del amor a la Patria sus tesoros.
Españolas, también Universales,
Cien Figuras. Modelos a imitar.
Florilegio de célebres Mujeres.
Santas Justa y Rufina, Santa Engracia,
Doña Eugenia, la Augusta Emperatriz...
De la Tierra su historia enrevesada.
De Laplace las teorías y de Kepler.
Y aquel libro, Estampas de Madrid,
Daoíz y Velarde y muchos más.
!Oh qué gozo; qué historias más bonitas!
Traspasar los Palacios de los Reyes.
Conocer a Jonás y la Ballena.
A Judith, a Tobías y a Holofernes.
La Paciencia de Job, la Moabita.
A Moisés y el Mar Rojo. Y la Tierra
Prometida. La Zarza de Isaac.
Se llenaba mi venta. No podía
hospedarlos siquiera unos minutos,
tantas gentes de pueblos tan lejanos.
Decidí habilitar con sumo gusto
mi pupitre y las tiendas de mis días.
¿Cómo no dar posada a estos arcanos
personajes que mucho han de enseñar?