Querido o querida simpatizante de izquierdas de buena voluntad:
Tenía ganas de dirigirme a ti, a pesar de que tengo la sensación de que esta carta no me va a ser muy fácil escribirla. Para hacer de esto algo más sencillo, creo que lo mejor es que me base en mi propia experiencia como medio de expresión de lo que te quiero decir.
Yo también fui de izquierdas durante muchos años. Viví de niño y adolescente, los últimos años del franquismo y por supuesto, quería cambiar las cosas.
Supe de gente que sufría por su lucha contra el régimen y supe también de los excesos policiales en algunas comisarías. Aquello quedó grabado en mí, a fuego. Me hizo asumir como principio irrenunciable, estar con quien sufre o lo pasa mal. Esto, sin duda muy loable, con el paso del tiempo se convirtió en una lente empañada más, que me impidió observar otras situaciones. El deseo más genuino que teníamos muchos, era que se terminara aquella dictadura.
Fruto de nuestra ignorancia de otras realidades, se nos fueron colando sin darnos cuenta, otro tipo de venenos que parecían en aquel momento, antídotos contra nuestra propia enfermedad de totalitarismo. Recuerdo en mi caso, una canción que desafortunadamente se convirtió en una especie de Mantra que asumí durante bastante tiempo. Decía: Te lo prometió Martí y Fidel te lo cumplió. ¡Hay Cuba! ¡Ya se acabó! ¡Se acabó por siempre aquí, el cuero del mal aquí, con que el Jankie te pegó!
Luego volveremos a hablar de esas terribles promesas y cumplimientos; pero fue una de tantas cosas que se asentaron en mi interior y en el de mucha gente.
Si examino mis principios en retrospectiva, debo decir que básicamente no han cambiado. Afortunadamente, yo sí creo haber madurado y espero seguir creciendo en valores que me encanta que cada día más, formen parte de mi paisaje interior. Valores como la Libertad, el Amor, la Hermandad, etc, siento que siempre estuvieron ahí, aunque no siempre con la misma intensidad ni nitidez.
Volviendo a la época del tardofranquismo, me resulta hoy sorprendente cómo idealizamos muchos de nosotros, a alguien como el Che Guevara, que para mí, no es otra cosa que un psicópata asesino, en nombre de la igualdad. Innumerables veces, hemos hecho, yo creo que con justicia, la crítica a instituciones como el Santo Oficio, porque en nombre de supuestos principios elevados, se asesinó o se hizo sufrir a muchísima gente. Pues bien: ¿No cabe hacer la misma crítica y con el mismo horror como mínimo, cuando ese fanatismo cruel proviene de teóricos principios como la igualdad o la justicia? Yo creo que sí.
hay muchos episodios que contemplados uno a uno e intentando pensar en cada una de las víctimas que generaron, nos deberían hacer llorar de pena, por no haber sido capaces de levantar la voz o de indignarnos justamente con el inmenso dolor que generaban.
Los Jemeres rojos en Camboya, todos los años comunistas de China, con especial mención a la revolución cultural o la matanza de Tianan men, todas las barbaridades de la Unión Soviética y satélites, etc, son el legado que nos deja una corriente ideológica que sorprendentemente, todavía no se ha demonizado en el inconsciente colectivo, con la misma fuerza que el nacismo, a pesar de generar bastantes más víctimas que éste y a pesar de surgir de los mismos delirios totalitarios criminales. Me sentiría muy satisfecho, si tú, querido simpatizante de la izquierda, pensases por un momento, no sólo con la mente sino con el corazón, en esas víctimas anónimas que no tenían vocación de héroes; pero que fueron como flores pisoteadas por esas botas insensibles que quieren salvar al mundo y matan a sus hermanos. ¿NO será que sus motivaciones no estaban tan limpias?
Sin ir a asuntos tan extremos, muchos nos hicimos de izquierdas, también convocados por la reivindicación de lo que dimos en llamar, derechos de la clase trabajadora. Todo eso está muy bien y tuvo su sentido en determinados años, en los que no había a penas, clase media. Había una enorme desigualdad que exigía determinadas reivindicaciones y que se dieron básica y sorprendentemente para una persona socialcomunista, en países llamados capitalistas. También en esos últimos años de franquismo, leí y me calaron, una serie de escritos, (recuerdo algún poemario de no mucho valor literario acerca de los jornaleros), que también se quedó ahí en lo más profundo de mi mente. Después, esa izquierda que reivindicaba algo digno para andalucía, lo substanció en algo tan clientelista como el per. Esa fue la nueva manera de mantener el poder en determinadas zonas. Puedes pensar, querido simpatizante de izquierdas, que era una forma de ayudar a gente desfavorecida. Eso habría sido cierto, si hubiera habido vocación de cambiar ese régimen por otro en el que esa gente pudiera ganar su dinero de manera digna. Sin embargo: ¿Cuánto tiempo lleva la izquierda gobernando Andalucía y España? ¿Se ha observado algún cambio en esa situación? Me temo que no.
Así, podría seguir hablando de cuestiones que me han hecho reflexionar y cambiar en profundidad una serie de postulados. Mi idea al escribirte, querido simpatizante, no es provocar en ti la misma reflexión, ya que creo que los caminos no tienen por qué ser iguales. Es más: Considero deseable la variedad. Lo que sí te pido, es que apliques aquel inconformismo que te hizo en su día adoptar una ideología determinada y que analices la realidad bajo la exclusiva luz de tu conciencia y sin valerte de vidrios que la deformen a tu gusto.
Piensa, y vuelvo ahora a la terrible realidad cubana, piensa en ese hermano, Orlando Zapata, terriblemente torturado hasta la muerte. ¿En nombre de qué? ¿No hace esto que se conmuevan tus cimientos? ¿NO sientes la misma repugnancia que cuando veías salir a alguien de una comisaría aquí, después de ser golpeado? Creo que es hora ya, de pensar libremente, sin la muletilla de slogans que coartan el espíritu y encogen la mente en unas pocas frases absurdas. Es hora ya, de utilizar esos principios de Libertad, Amor, Hermandad, etc, para generar ideas, cuyo fin sea el servicio a los otros hermanos.
Sigue si quieres, criticando los sistemas liberales. hazlo si crees que tienes una alternativa mejor; pero por favor, aplica la libertad de pensamiento y cultiva el Amor hacia todos.
Ya no tengo mucho más que decirte.
Recibe un fuerte abrazo de tu hermano Roberto.
Posdata: Me gustaría dejar un pequeño poema, en honor de tantos que se han sacrificado, por el bien de todos. Nos han dejado el mayor legado de inspiración.
Si un hombre generoso da la vida
clamando por el bien de sus hermanos,
que podamos llorar, juntas las manos,
honrando su memoria y valentía.
No te quedes callado si alguien grita.
Cuando veas sufrir a un ser humano,
lucha. Entrega tu amor y sin descanso,
borra la iniquidad con tu alegría.
Creemos un ejército de amor,
con cuya voluntad inquebrantable
disolvamos el odio en los verdugos.
Que luchemos con limpio corazón
para que en él habite nuestro Padre
y abrace nuestra lucha con orgullo.