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  Braille en Lenguas con Alfabeto no latino (Pedro Zurita)
 

 

 

El Braille en Lenguas con Alfabeto no Latino

Pedro A. Zu

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La Universalidad del braille

El braille fue inventado en la tercera década del siglo XIX gracias al ingenio y la entrega generosa de un adolescente francés, Luis Braille, cuando él sólo tenía 15 años y era alumno del Instituto Real de Jóvenes Ciegos de París. Esta persona, sencilla y excepcional, se aprovechó de una serie de realidades positivas:

- La creación de la primera escuela para ciegos en todo el mundo por un intérprete de lenguas extranjeras, Valentin Haüy, que se atrevió a creer que si se concedía a los niños y jóvenes ciegos la oportunidad de educarse con los recursos adecuados podrían llegar a llevar vidas socialmente útiles y personalmente felices.

- La actitud positiva de los padres de Luis, que vivían en Coupvray, una localidad a unos sesenta kilómetros de París, animada por el maestro y el párroco locales, que, pese al enorme golpe que supuso sin duda la pérdida de la vista del niño cuando sólo tenía tres años y estaba jugando en el taller de su padre, guarnicionero, y se hirió en un ojo con un instrumento cortante.

- La decisión juiciosa por parte de Alexandre-René Pignier, director durante muchos años de ese centro de enseñanza en la época en que Luis era alumno y luego profesor de permitir que fuesen los propios alumnos ciegos los que evaluasen la idoneidad para ellos de los sistemas de lectoescritura que de vez en cuando se proponían a la escuela.

- La realidad nada trivial de que Charles Barbier, capitán del ejército propusiese a la dirección de la escuela la oportunidad que los alumnos ciegos probasen su sistema de lectoescritura táctil, la sonografía o escritura Nocturna, que él había concebido en principio para que los soldados intercambiasen mensajes en la obscuridad, que el ejército no llegó a utilizar.

Luis introdujo en el sistema lectoescritor de Barbier algunas modificaciones sencillas, pero revolucionariamente innovadoras. Su percepción táctil le mostró que el punto se adecuaba mejor que la línea continua a la captación táctil y con suma paciencia redujo los signos de Barbier a proporciones que se ajustasen bien a la percepción rápida y cómoda con la yema del dedo índice. Quiso que el alfabeto basado en signos hechos combinando inteligentemente seis puntos dispuestos en dos columnas de tres tuviese vocación socialmente inclusiva y no se limitase a representar sonidos si no que convencionalmente llegase a ser un alfabeto que reprodujese todos los signos de la escritura visual convencional. Luis consideraba igualmente esencial que su sistema tuviese la cualidad de servir para leer y escribir. Charles Barbier también hacía posible la escritura.

Para los profesores y otras personas que veían el braille tenía el inconveniente de diferir totalmente en su forma de la escritura visual. Sin embargo, las ventajas para la lectura táctil eran inmediatamente comprensibles. Conquistó fácilmente a las personas ciegas en todas partes, que con ese instrumento vislumbraban la oportunidad de instruirse.

 

Senda hacia la implantación del sistema en todo el mundo

En una conferencia internacional celebrada en parís en 1878 para la mejora de la situación de las personas ciegas y sordas, tras controvertidos debates, se adoptó la recomendación de que el braille debería constituirse en el sistema de lectoescritura en relieve de las personas ciegas.

En primer lugar el braille se adaptó en Europa y en los Estados Unidos. En América Latina el primer país en que se aplicó fue en Brasil. A medida que fue surgiendo la educación de los ciegos el braille se aplicó progresivamente en todos los países del mundo.

Muchos estiman que es muy significativo el hecho de que el sistema de los seis puntos mágicos lleve el nombre del apellido de su inventor. Mis exploraciones sobre el tema me han conducido a la conclusión que en una gran cantidad de lenguas se lo designa con la palabra braille con variantes propias de la fonética del idioma respectivo. En muchas lenguas se ha adoptado esa palabra con la pronunciación inglesa, "breil". Sin embargo, lenguas orientales como el chino, el japonés o el coreano emplean un vocablo propio que quiere decir "escritura puntiforme". En chino a veces se lo nombra con una expresión que quiere decir "la escritura de los ciegos". Resulta curioso constatar que en alemán existen tres palabras para nombrar al sistema: Brailleschrift (escritura braille), Punktschrift (escritura de puntos) y Blindenschrift (escritura de ciegos). SE apunta ahí una cercanía semántica con las mencionadas lenguas orientales.

Alfabetos cirílico y griego

A finales del XIX en Rusia se inicia la educación de los ciegos. En la creación del braille para el alfabeto cirílico se conserva una mayor proximidad con el alfabeto latino. Así, por ejemplo, el sonido "s" en tinta se escribe con la forma de nuestra "C" y el sonido "R" se representa con una letra igual a nuestra "p". En la escritura ordinaria, URSS, que es SSSR en tinta se escribe CCCP.

El alfabeto cirílico está inspirado en el alfabeto griego. En países occidentales se concibe pronto un código para el griego clásico siguiendo el principio de universalidad que guió la creación del alfabeto cirílico. Más tarde, al iniciarse la educación de los ciegos en Grecia se ideó un alfabeto para el griego moderno.

Braille en japonés

Las características de percepción táctil del braille son evidentes en todas partes. A finales del XIX se inició la educación de los ciegos en Japón. En el japonés el problema arduo que se presentaba es que la escritura ordinaria se basa fundamentalmente en el sistema de escritura chino en el que puede haber hasta varios miles de signos diferentes que representan objetos y conceptos. En japonés, se utiliza también un silabario, el Katakana o hiragana, que reproduce los sonidos de palabras extranjeras y onomatopeyas y que sigue muy vigente en la actualidad. Este silabario es el que se utilizó para confeccionar el código braille japonés. Un profesor vidente, Kuraji Ishikawa, en colaboración con otros colegas y alumnos ciegos, desarrolló un código braille para el silabario "katakana", y uno de los objetivos que se propuso fue el encontrar signos que empleasen un solo cajetín para representar de manera fácilmente identificables al tacto los 48 símbolos del "katakana". De los 63 posibles signos que permite el generador de seis puntos del braille, él extrajo 44 e ideó para los signos que faltaban símbolos en los que se utilizan dos cajetines. Cada signo del código japonés incluye un punto o puntos que indican la vocal y otros que representan a la consonante. Los signos del katakana no corresponden a fonemas aislados sino a sílabas. Ya en 1901 el gobierno japonés publicó en su boletín oficial el código braille. Es innegable que culturalmente el código braille, basado en su silabario, se aparta bastante de la escritura japonesa vigente. Es, sin embargo, un hecho positivo que el braille se haya aprobado oficialmente para su uso en procesos electorales, en exámenes académicos, etc. Merece señalarse el hecho de que el código de ocho puntos, muy popular hoy en Europa en los dispositivos periféricos del ordenador, las líneas braille, que exhiben en braille electrónico sin papel caracteres y que pueden, alcanzar un máximo de ochenta, se ha empleado en Japón para reproducir convencionalmente los caracteres (los logogramas) de la escritura china, la que en japonés se denomina "kanji". Para los "kanji" existe también un código basado en los seis puntos. Gracias a la informática, las personas ciegas pueden aprender a utilizar el ordenador y ya existen, naturalmente, programas que ayudan a transformar el "katakana" en "kanji". A propósito del código de ocho puntos que siempre se ha concebido como complemento del código de seis puntos, es oportuno que digamos que en España El profesor de música ciego Gabriel Abreu ya elaboró un código para la música en 1854.

Braille en chino

A finales del XIX un misionero evangélico escocés inició la educación de los niños ciegos en China e hizo un intento de aplicar el braille a la escritura china basándose en un código inteligente y complejo de números que representaban a los 408 sonidos del mandarín... En el siglo XX se ha ideado un código braille basado en una transliteración fonética del chino. Por cierto, ha habido más de un código de escritura fonética del chino, pero actualmente en la República Popular China y en otros países donde hay grandes poblaciones chinas, como es el caso de Singapur, se ha oficializado el denominado "pinyin" que emplea el alfabeto latino con unos supersignos en las vocales para indicar los tonos. Este pinyin lo utilizan los chinos para oficializar la ortografía en lenguas no chinas de nombres de personas o topónimos y en los últimos años también con fines limitados en los primeros años de escolarización. No obstante, es preciso decir que el braille chino se basa en una transliteración fonética del idioma y es complejo para los occidentales que aprenden mandarín, pues es necesario dominar bien la lengua para determinar el valor de ciertos signos indicativos de secuencias de sonido que varían según los fonemas que les precedan. No tengo noticias de intentos que se hayan hecho en China para reproducir para los ciegos sus logogramas. Sí sé que personas ciegas allí escriben con el ordenador sus caracteres.

Braille árabe

Un misionero inglés aplicó a finales del XIX el braille para el árabe en Egipto. La lectoescritura árabe tiene algunos rasgos propios, por ejemplo, el que la lectura se hace de derecha a izquierda y no de izquierda a derecha. Para el caso del braille, se adoptó finalmente un código que, al igual que el cirílico y el griego, guardase lo más posible un paralelismo con las lenguas latinas y se optó por aplicar la escritura de izquierda a derecha para el braille. No faltaron preocupaciones religiosas por la introducción de estos cambios. En 1951 se celebró en Líbano una conferencia panárabe que a partir de más de una variante de código braille adoptó uno unificado para todos los países que utilizan esa lengua. Hace pocos años, Arabia Saudí encabezó una iniciativa para promover la unificación del braille en todos los países de lengua árabe y en las distintas especialidades. También en este entorno la informática jugó un papel muy importante.

Braille para todos

No me corresponde hoy hablar de los fenómenos y escollos que el braille, a veces muy injustamente, encuentra para ser efectivamente el verdadero código lectoescritor de las personas ciegas. Sin embargo, no tengo ningún temor de equivocarme si digo que hoy se utiliza universalmente para todas las lenguas escritas.

El tailandés, por ejemplo, también tiene alfabeto propio y actualmente allí ya cuentan con programas informáticos de traducción automática. En Tailandia la educación para ciegos y el braille lo introdujo en los años 40 del siglo XX una señora ciega estadounidense, Genevieve Caulfield, que pasó primero muchos años en Japón y llevó a cabo una auténtica labor pionera en ese país del Sudeste de Asia.

Sé que hace no mucho se elaboró un código braille para el dongkha, la lengua principal de Bután, para el kinyaruanda, de Ruanda, el kirundi, de Burundi y el guaraní, de Paraguay. Sabriye Tenberken, no vidente alemana que estudió lenguas orientales, incluido el tibetano, en la universidad, concibió un código braille para este idioma y fundó una escuela para ciegos en Lhasa, la capital de ese país que aspira a liberarse del yugo chino.

El braille hoy

Es injusto intentar arrumbar a veces al braille en el baúl de las cosas que ya están sobrepasadas por la evolución de la lectoescritura para ciegos y las nuevas tecnologías. Éstas no excluyen al braille y deben de formar una pareja armónica. Debemos combinar inteligente y eficazmente textos en voz humana o sintética y otros en braille. Para algunas cosas el braille es casi insubstituible.

Me alegra constatar que la resolución unánime de la última asamblea general en Australia en noviembre de 2000 en la que participé como secretario general de la Unión Mundial de Ciegos de reconstituir un Consejo mundial del Braille en el seno de este organismo es ya una realidad. En noviembre de 2009 se reunió en Madrid.

En 2009 se me invitó a hablar y escribir sobre el braille en muchas partes. Más de una vez concluí mi intervención con el párrafo final de la CARTA abierta a Luis Braille que fue mi comunicación en el Foro de Alfabetización que la UMC celebró en Montevideo en marzo de 1996:

"Te prometo solemnemente serte fiel, aunque sé que, al fin y al cabo, sea por el camino que fuere, en una u otra forma, si alguien algún día encuentra algo que supere el sistema que tú propusiste al mundo en 1825, tú, yo y todos nosotros nos alegraremos sobremanera."

 

Delegación Territorial de la ONCE en Madrid

Club Braille

24 de marzo de 2010

 
 
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