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  Manos que Ven (Antonio Aguado Centenera)
 

 

 

MANOS QUE VEN

 

Antonio Aguado Centenera

Señor, te doy las gracias

Por estas manos mías,

Por el claro prodigio de estas manos

Hechas por ti, para aliviar mis brumas;

Para encender los cauces,

Sin sol, de mis sentidos,

De mis pasiones y de mis ideas.

Por esta maravilla

Con la que Tú quisiste

Que mi ser ascendiera y se encumbrara

Hasta el portento mismo de saberte.

Por esta maravilla

De amor, que te proclama

Y nos hace sentir tu omnipotencia.

Gracias te doy, Señor,

Con mi verdad más tuya

Desde el calor de mis latidos;

Porque siento la fuerza creadora

Que me dejó en las manos

La fuente de tus huellas

Y la fe para andar por el seguro

Camino de encontrarte;

Que tan sólo es posible

La aventura de cruzar por estos mundos

Tan oscuros, tan preñados de lodo,

Contando con la ayuda

De unas manos que guíen,

De unas manos que alumbren y protejan.

Heraldos que me avisan

Son mis manos errantes,

Que se adentran sin pausa en la espesura

De esta bóveda inmensa que me ciñe,

Trayéndome presentes

De aroma y de sonido,

Que el misterio me oculta en sus entrañas.

La vida en que me muevo

Se sostiene en mis manos,

Que, además de mis manos, son mis ojos,

Mi razón poderosa de ser hombre.

La sed que Tú me envías

La sacio con mis manos,

Que se beben la luz que necesito.

Gracias, Señor; te doy

Las gracias por mis manos,

Por el favor inmenso que me hiciste

Con el don fabuloso de estas manos

Que me hacen responsable,

Y que serán, sin duda,

La causa de mi gloria o mi condena.

Mis manos dan y piden,

Asumen y derraman;

Son el sol que germina y acaricia

Los frutos que maduran en mi tierra;

Son la cita amorosa

De la brisa y del álamo,

Que hacen más limpio el aire con su beso.

Mis manos son balcones

De un mundo que se abre

Al mensaje de todos los caminos,

Al efluvio de todas mis vivencias.

En mis manos confluyen

Mi voz y mi horizonte;

Son el brote vital de mi aventura.

Mis manos, nuestras manos

Las manos de los ciegos...

Nuestro querer se agolpa en nuestras manos,

Nuestro pensar se centra en nuestras manos.

Lo que dicen tus ojos,

Lo que tus gestos dicen,

Lo expresan en voz alta nuestras manos.

Mis manos son la fértil

Síntesis que procrea,

Y allí donde mis ríos se reúnen,

Conjugando las aguas de mi vida,

Palpita la fecunda

Frontera de mis manos

Para poblar mi sangre y mi memoria.

Mis manos van forjando

Mis paisajes de dentro,

Porque dan su figura a cada cosa,

Sentido y corazón a los conjuntos.

Mis manos trenzan vida,

Son llegada y camino

A esta luz interior que hay en mi niebla.

Señor, gracias te doy

Por estas manos,

Por la cruz y la cara de estas manos

Que me confieren dignidad humana;

Por estas manos mías

En las que se resumen

Tu aliento, mis palabras y mi música,

Y que hicieron posible

El goce doloroso

De poder engendrar este poema.

Por estas manos mías que trabajan,

Que rezan y que riñen,

Que abrazan, que rehúyen,

Que escribieron el libro de mi historia...

Gracias te doy, Señor,

Emocionadamente,

Y bendigo la vida que me diste

Porque puedo valerme con mis manos,

Porque con ellas puedo

Conocerte y amarte,

Porque puedo alabarte con mis manos.

 

 

 

 
 
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