El surgimiento del Braille
El sencillo pero genial invento de un sistema de lectoescritura en relieve para ciegos que el joven Luis Braille presentó al mundo en París en 1825 constituye un hito importantísimo en la senda de las personas que no ven o ven muy mal hacia la inclusión social plena. Este joven encontró terreno adecuado para su maravillosa invención en una serie de hechos muy importantes.
- La creación por Valentin Haüy en 1784 de la primera escuela para ciegos en todo el mundo.
- La actitud positiva de los padres de Luis en aquella población, Coupvray, no muy lejana a París, pese al golpe indudable que supuso para ellos como para cualquier progenitor la pérdida de la visión de su hijo más pequeño al herirse gravemente en un ojo con un instrumento cortante en el taller de guarnicionero de su padre. Éste preparó reproducciones de las letras ordinarias para que el niño las percibiese con el tacto y logró que lo admitiesen en la escuela del pueblo. Más tarde, cuando Luis tenía diez años, el párroco de Coupvray aconsejó y los ayudó para que lo ingresasen en la escuela en París que hacía poco tiempo había fundado Valentin Haüy.
- Que Luis examinase con entusiasmo el sistema básicamente puntiforme que el capitán de Artillería Charles Barbier había ideado para que los soldados se transmitiesen mensajes en la oscuridad de la noche y que él pensó que podría ser útil para los niños ciegos.
- El que Alexandre-René Pignier, director de la escuela de 1821 a 1840, adoptase la sabia decisión de permitir que los alumnos ciegos fuesen los que evaluasen los métodos de lectoescritura en relieve que se presentaban al centro, pues a ellos correspondía valorar lo que se adecuaba mejor a sus rasgos de percepción táctil.
Características básicas del Braille
El niño Luis se dio inmediatamente cuenta de lo insatisfactorio que era para la lectura el sistema propuesto por Haüy y sus colaboradores de reproducir en relieve las letras del alfabeto que utilizan las personas que ven. Es, pues, fácilmente comprensible que, aunque muchos profesores con vista de la escuela, experimentasen una actitud inicial de rechazo hacia el código de Charles Barbier, Luis lo acogiese con entusiasmo y dedicase esfuerzos y atención preferentes a modificarlo y perfeccionarlo para que hubiese una interacción armónica con los rasgos distintivos de la percepción táctil con la yema de los dedos. Luis dio unos pasos fundamentales para transformar lo que sugería Barbier en el código puntiforme que se ha convertido en el sistema universal de lectoescritura de las personas ciegas. Él percibió que el punto se adecuaba mejor que la línea continua a la captación por la yema de su dedo índice y redujo genialmente el tamaño de los signos a dos filas de puntos de tres cada una. Ese signo generador de seis puntos permite 64 combinaciones, incluyendo la ausencia total de puntos. Luis, que pese a que su sistema no se parecía en nada externamente a los signos de la escritura ordinaria, siempre tuvo el objetivo de que el sistema que él proponía fuese una estrategia para una auténtica inclusión social. No había, pues, que limitarse, como en principio pensaba Barbier a reproducir fonemas, sonidos de la lengua, si no que había que crear un sistema convencional puntiforme para representar todos los signos de la escritura ordinaria. Ya el propio Luis hizo propuestas concretas para la notación musical y la aritmética.
Mitos del Braille
Hay que proclamar muy alto que el Braille no merece ser arrumbado en el trastero de las cosas inútiles. Las nuevas tecnologías no lo excluyen y en realidad abaratan y aceleran su producción en papel y hacen posible que cuando uno emplea el ordenador se sirva de unos instrumentos, las denominadas líneas Braille, que reproducen el contenido de las pantallas en una serie de signos que van apareciendo y desapareciendo de manera totalmente controlable. Lo ideal en general cuando se accede a la información y muy en particular cuando se emplea el ordenador, es combinar inteligentemente el uso de voz (humana o sintética) y Braille.
Salvo en casos en los que hay obstáculos objetivos de percepción táctil, el Braille pueden aprenderlo y usarlo muchos. Lo deseable es que se fomente su uso para que se pueda practicar e incorporar a la vida cotidiana. Pensemos, por ejemplo, en la obligatoriedad actual dentro de los países de la Unión Europea de señalizar ascensores y etiquetar medicamentos. Pensemos también en su utilización como guía para ejercer el voto secreto en elecciones en España y en otros países.
El Braille no es un factor de segregación social. Gracias a él uno puede leer y escribir con rapidez, comodidad y seguridad. Lo importante no es que todos sigamos los mismos caminos. Lo esencial es llegar todos a las mismas metas.
Su capacidad integradora
Al principio de mi intervención mencioné la cadena de hechos que potenciaron el nacimiento y el valor del código lectoescritor de Luis Braille. Ahora quiero destacar el papel que el Braille ha supuesto en la conquista paulatina de la inclusión social.
En grados variables, en todas las comunidades humanas la pérdida total de visión o su disminución muy grave han sido un factor de exclusión. A los innegables obstáculos objetivos que conlleva el no poseer la vista, o disfrutar sólo de ella en una dimensión muy limitada, con intensidad diferente en todos los grupos humanos las realidades objetivas innegables se han visto y se ven complicadas por la presencia tozuda de prejuicios y concepciones erróneas acerca de su verdadera naturaleza.
Las personas ciegas en cualquier parte del mundo vieron inmediatamente que el Braille tenía inmensas potencialidades de emancipación social. Desde su presentación pública en 1825 el Braille se ha adaptado paulatinamente a todas las lenguas del mundo, incluso a aquellas, el chino y el japonés, por ejemplo, que no utilizan alfabetos en su escritura ordinaria.
Ya en el siglo XIII, el rey francés Luis IX creó un hospicio, los Quince Veintes, para liberar en alguna medida de la mendicidad en la calle a esos seres desheredados por su desgracia. El disponer de un código efectivo de lectoescritura suponía una oportunidad preciosa para emprender con valentía sendas que condujesen al disfrute de oportunidades de actuación social. No obstante, la fuerza de los prejuicios injustos y las concepciones erróneas fue y aún continúa siendo en cierta medida muy fuerte para la consecución de una auténtica integración social. A nivel personal, y, sobre todo, gracias a los movimientos de ayuda mutua, en todas partes se han ido abatiendo los muros separadores con vocación de infranqueables.
Grandes pasos en una senda espinosa
Con enfoques y fortunas diferentes, surgieron primero entidades sociales caritativas destinadas a mejorar la situación de aquellos a los que la sociedad les negaba casi todo y posteriormente, aquí y allá fueron naciendo agrupaciones de ayuda mutua de los propios afectados para defender oportunidades de mejoría en el disfrute de la vida. Realidades sociales trágicas, como las guerras mundiales o nuestra guerra civil, sirvieron para activar significativamente la conciencia de los poderes públicos acerca de la justicia de hacer algo positivo por la creación de oportunidades educativas y de empleo de las personas ciegas y de las que tienen discapacidades visuales graves. Citemos a título de ejemplo que por la necesidad imperiosa de atender a los que habían perdido la vista en los campos de batalla o como consecuencia de las secuelas de la guerra, después de la Segunda Guerra Mundial en los EE UU surgió toda la metodología de instrucción en orientación y movilidad en los entornos físicos. La instrucción de la lectoescritura Braille es un factor indispensable en la panoplia de técnicas compensatorias que se intentan transmitir.
Si bien estimamos que lo ideal es promover estrategias que potencien inteligentemente los intereses y capacidades individuales, lo real es que en todas partes ha habido una inequívoca tendencia a promover opciones que se piensa están en consonancia con las capacidades que aún tienen las personas que no ven nada o ven muy mal. En España se implantó la venta de la lotería de la ONCE, organización que se fundó por haber en 1938 una conciencia grande respecto a las necesidades de los ex combatientes que habían perdido la vista en la guerra civil; en Japón desde hace ya siglos se reservó casi a los que no ven la práctica de la medicina de terapias manuales, concretada en el masaje, y luego en la acupuntura y la moxibustión. En Italia se consiguieron incluso leyes de colocación obligatoria de telefonistas y masajistas. No obstante, las personas afectadas se dieron siempre cuenta de que esta predestinación tenía dosis elevadas de irracionalidad. Pensemos en la experiencia de los ciegos españoles y la ONCE. Colectivamente, disfrutamos de una integración económica con éxito y luego, tras la democratización de estructuras y fines en los primeros ochenta, dimos un salto cualitativo hacia adelante. Tenemos que pensar que si hemos obtenido éxitos indudables con estructuras propias, es razonable que nos planteemos aplicar nuestros logros a la consecución de una verdadera inclusión social en todos los planos.
Panorama actual de nuestra presencia social
Directa o indirectamente el Braille ayuda mucho en la conducción satisfactoria de nuestras actividades cotidianas y en nuestras actuaciones sociales. Los casos que voy a citar a continuación no son fruto de quimeras imaginativas calenturientas. Se basan en conocimientos fehacientes que me ha permitido el constante deambular por lo largo y ancho del planeta. Por el hecho de no ver o ver mal uno no puede pensar que esa condición le dota de aptitudes especiales para ser esto o aquello. En cambio sí debemos creer que el que alguien no viendo o viendo muy mal haya conseguido metas en principio insólitas quiere decir que los obstáculos reales se sitúan fuera de nuestra capacidad visual.
Con referencia a la música, es casi inevitable que se estime que hay una ecuación cierta entre ceguera y aptitud musical. Naturalmente, la realidad demuestra que esto no es cierto. No obstante, las personas están más abiertas a aceptar nuestro triunfo social en este campo. En el terreno de la música clásica, personas ciegas bien formadas y dotadas de condiciones artísticas, han triunfado en el campo de la composición o en el de la ejecución de determinados instrumentos, el piano y el violín, por ejemplo. Pensemos en Joaquín Rodrigo, Andrea Bocelli, etc. Yo conocí a un violinista japonés, Takayoshi Wanami, que ha actuado con éxito como solista con orquestas en Japón, y en varios países occidentales, incluido España.
En las distintas modalidades de la música ligera todos conocemos los éxitos de personas como Serafín Zubiri, Tete Montoliu, el francés Gilbert Montagné, el portorriqueño José Feliciano y los estadounidenses Ray Charles y Stevie Wonder.
He sabido de la presencia en parlamentos nacionales de personas ciegas en Japón, Tailandia, Costa Rica, Perú, Suecia, Italia, España, Kenia, etc. Conocí ministros del gobierno en Suecia y el Reino Unido, en la República del Níger, en Zambia, Lesotho, Costa Rica, Estados Unidos, etc. En Panamá, Costa Rica, Estados Unidos y Alemania ha habido personas ciegas que han desempeñado o desempeñan su actuación con éxito en los servicios diplomáticos.
Hay muchos países, incluyendo España, en que las personas ciegas o con disminución visual grave se dedican satisfactoriamente a la docencia, desde la Universidad hasta la escuela primaria. En India e Italia, gracias a la adopción de leyes que eliminan los obstáculos relacionados con la idoneidad física, más de un millar de personas afectadas por ceguera o discapacidades visuales graves, han trabajado o trabajan con éxito en la enseñanza media general.
El dominio de idiomas es otra de esas realidades que a menudo se imagina como muy accesible para personas ciegas. Conocer las lenguas para utilizarlas profesionalmente bien no es sencillo para nadie. Sin embargo, hay varios ejemplos, incluso en España, que se dedican con éxito a la traducción escrita o a la interpretación simultánea. Yo conocí a varios que trabajaban en ese campo en las entidades europeas en Bruselas y a un italiano que ejercía con gran prestigio su actividad como intérprete simultáneo en la sede central de Viena de la Organización de Seguridad y Cooperación Europea.
En Oriente y Occidente hay personas de las características que nos ocupan que tienen como dedicación vital la práctica de las terapias manuales médicas, el masaje, la acupuntura y la moxibustión, la masoquinesiterapia y la fisioterapia.. Conocí a una psiquiatra en Francia, a otro en España y sé de la existencia de este tipo de profesionales en Japón, Estados Unidos y en otros sitios.
Aparte de que la informática nos ha abierto a casi todos caminos liberadores magníficos, en muchas partes hay personas ciegas y con baja visión que trabajan profesionalmente en ese campo, desde analistas de sistemas hasta programadores de diferentes niveles.
La profesión de telefonista ha sido muy popular en muchas partes, pero ahora el perfil de las comunicaciones ha cambiado substancialmente. En Italia, donde eligieron esa profesión como la más masiva, y también en otros países se está procurando seriamente que ahora se encamine a estas personas hacia el manejo de bases de datos de información, telemarketing, etc. No faltan personas ciegas, incluyendo casos españoles muy sobresalientes, que trabajan con éxito en la recogida rápida de discursos mediante métodos y dispositivos sofisticados de estenotipia (una variante de la taquigrafía).
En talleres abiertos y protegidos hay quienes trabajan en la industria y en muchas partes, sobre todo, en países en vías de desarrollo, No faltan los que se dedican satisfactoriamente a actividades agropecuarias.
Conclusión
En todos los casos la posibilidad de leer con autonomía facilita mucho la educación, la formación, el desempeño profesional, el ocio y el enriquecimiento espiritual. Hoy por hoy, el Braille es un elemento liberador en nuestras vidas.
Sería ingenuo pensar que la batalla de la inclusión social ya está ganada completamente. La fuerza del prejuicio acerca de lo que implica verdaderamente no ver o ver mal sigue teniendo mucha fuerza.
Tenemos que luchar sin descanso por la consecución de un mundo para todos. Hay utopías realistas. Basta hacer las transformaciones y aplicar los hallazgos necesarios para convertir en posible lo aparentemente imposible.