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  Los Puntos a Punto (Carmen bonet Borrás)
 

 

 

Los Puntos a Punto

Carmen Bonet Borrás

Aunque mi memoria no sea mala, qué sería de mí sin mis artilugios de tecnología punta, punzón y regleta, para relacionarme con los montones de cachibaches de mi casa.

Etiquetas para botes en la cocina, para productos de limpieza, para discos o libros, para la ropa....

Pero empecemos por el principio. Esta vez con tecnología informática: ordenador y línea braille, me propongo hablar del braille, de lo que significa para mí y, !Cielos!, qué complicado es explicar las verdades del barquero. En la sociedad de la información, disponer de un sistema de lectoescritura es:

básico

elemental

imprescindible

ineludible

irrenunciable...

Es algo tan evidente, que cuesta< explicarlo por obvio.

Carecer de un código de lectoescritura es sencillamente, ser analfabeto, huérfano.

Bastante restricción es ya el hecho de no poder leer a voluntad todo lo que se publica, porque es imposible transcribirlo todo, ya, ya sé que hay métodos alternativos de acceso a la información, que pueden paliar, incluso a veces bastante exitosamente este problema, pero la posibilidad de sustituir la vista por el oído, escuchar para recibir la información, es una solución funcionalmente válida, pero que consigue sólo parcialmente los efectos de la lectura.

Leer para mí significa pegarse al papel, adherir los dedos a esa página llena de puntitos y saborear a mi antojo, ritmo y velocidad, lo que allí está escrito, aquí me paro, esto lo releo y esto me lo salto.

Recibir ese olorcillo típico que nos informa de que tenemos en uestras manos un "incunable", un manuscrito que punto a punto pudo obtenerse incluso antes de que yo naciera, y que continúa ahí dispuesto, en nuestra biblioteca, con las marcas de aquella gran pauta de hierro, y voy al final del libro y allí están el autor de la transcripción y la fecha para confirmarlo. He llegado a sentir emoción alguna vez pensando en cuántas manos habrían paseado por las páginas que mis dedos estaban rozando.

Aprendí el braille a los seis años, a los tres meses ya leía, y mis dedos han crecido en contacto con puntos y libros de forma que puedo leer con agilidad y rapidez, cuestión importante que no siempre puede alcanzarse cuando el acceso al braille se hace bastantes o muchos años después de la infancia. Uno tiene que adaptarse a las circunstancias con perspectiva realista y si la lectura se hace lenta para abordar grandes libros, habrá que optar por los sistemas de lectura grabada pero aún en tales casos el braille seguirá siendo necesario y útil. Elegir el bote de champú o jabón, la papeleta de voto, identificar una medicina, pulsar el botón correcto del ascensor...

¿Cómo dejar o recibir un recado de alguien con quien se convive? Cuando por la mañana descubro junto a mis zapatillas una hoja donde mi hija Nuria, utilizando mi Perkins, ha escrito que desea que la despierte constato que otra de las cualidades del braille es la de ser un sistema sencillo de manejar con los ojos para una persona que ve, y por tanto, fácil de compartir con las personas que nos rodean. Aún queda al fondo de algún armario de casa de mis padres, algunas de las cartas que recibí de mis amigos universitarios. o las que mi padre me escribía los domingos por la tarde, que me acompañaban bajo la almohada, en el internado.

¿Y el placer de leer en la cama, saltándome la prohibición de mi educadora? Mucha geografía estudié en el colegio bajo las mantas en el silencio de la noche y a oscuras.

Ahora, que nadie me lo prohibe, sigue siendo un placer irme a dormir con un libro, motivo de envidia para mi amiga Inés (7 años, lectora empedernida), su madre le apagaba la luz a una cierta hora así que decidió que yo era muy afortunada porque no podían hacerme eso.

Y la cantidad enorme de hojas utilizadas dibujando.... Aunque las posibilidades sean limitadas, con el braille se puede dibujar, tanto haciendo formas geométricas utilizando la rejilla y repitiendo estructuras de puntos, como a punzón alzado sobre toda la superficie de la pauta y con buen tino hacer casas, macetas, o letras en tinta. Y a propósito de letras, aprovechábamos para escribir de izquierda a derecha, invirtiendo los caracteres, o en tamaño reducido utilizando la regleta Ballu que suponía todo un reto para nuestro tacto.

Tengo la convicción de que el braille como sistema, es inmejorable. Cambiarán los medios de producción, los materiales, Pero difícilmente aparecerá un sistema diferente que lo supere. Careciendo de la vista, optar por aprovechar el tacto, y para tocar, aprovechar la yema de los dedos, lo percibo como las elecciones más acertadas.

Esto significa que los aspectos menos atractivos de nuestros libros, tamaño y peso, experimentarán pocas mejoras. Eso que mis amigos llaman mis ediciones de bolsillo, que paseo por metros y autobuses para aprovechar leyendo el tiempo de transporte, cambiará poco. Y lo que es peor, resulta prácticamente inviable disponer en casa de una buena biblioteca. También ahora debe optarse por la solución realista y hacerla con libros sonoros. Y mejor aún, con libros en soporte informático que puedan leerse con línea braille o imprimirse por capítulos.

Para las personas sordociegas, el braille es todavía mucho más que un sistema de lectoescritura. Es su medio de comunicación con los demás y por tanto, sólo este pequeño grupo de usuarios justificarían la existencia del braille, que si no existiera, habría que inventarlo para ellos.

También los músicos ciegos, necesitan del braille de manera muy especial. Si el manejo de partituras en braille plantea cierta complejidad, no quiero ni imaginar lo que sería una partitura leída a viva voz. Y lo mismo vale para las matemáticas, después de 5 años con ellas en la universidad, puedo afirmarlo rotundamente.

Y no valen pretextos fundados en estadísticas que indican que el número de usuarios de braille es bajo. Si no se incluye el braille en el diseño curricular de todo estudiante CIEGO, si apenas se transcribe literatura de interés, si no se pelea con las marcas comerciales para conseguir el etiquetado braille en todos los productos de uso habitual, alimentación, droguería, sólo los medicamentos están siendo etiquetados en braille a resultas de una directiva de la Comunidad Europea....

En definitiva, si no se le da la prioridad que debe tener, no sorprende que el número de usuarios sea bajo.

Dotar de un sistema de lectoescritura a todos los ciudadanos, ciegos o no, es sencillamente incuestionable: UN DERECHO FUNDAMENTAL.

TODOS LOS CIEGOS DEBEN CONOCER EL BRAILLE

 

 

 

 
 
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