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  Trayectoria Tiflológica de Julián Baquero, Conferencia (David López)
 

 

 

Julián Baquero

Su trayectoria tiflológica

Conferencia pronunciada por David López en la Biblioteca Argentina para Ciegos el 27 de octubre de 1983

Hoy quiero compartir con los compañeros de braille vivo una conferencia en la que David López, ciego español que fuera director de la Editora Nacional Braille de Argentina, hace una semblanza biográfica y tiflológica de Julián Baquero, otro compatriota suyo que fundara la Biblioteca Argentina para Ciegos.

Recomiendo especialmente prestar atención a los conceptos de Baquero sobre el modo en que debe enseñarse a las personas ciegas. Es ilustrativo comparar sus palabras con nuestra realidad, donde proliferan tantas adaptaciones, sin duda bienintencionadas, de mapas y otros gráficos más pensados para la vista que para el tacto.

Agradezco a Basilio Givabicius por facilitarme este material.

Carlos García

Julián Baquero

Su trayectoria tiflológica

Conferencia pronunciada por David López en la Biblioteca Argentina para Ciegos el 27 de octubre de 1983

Transcripta en homenaje al gran maestro que dio su nombre a la biblioteca circulante de la Editora Nacional Braille

Editora Nacional Braille

Talleres Gráficos

Buenos Aires - 1985

Hablar de Julián Baquero no debiera ser difícil por cuanto su ejecutoria tiflológica en nuestro medio fue tan propicua en favor de la cultura de los ciegos que bastaría una más o menos ordenada enumeración de sus realizaciones para salir airoso en una exposición al efecto. Pero en mi caso mi permanente amistad con él me inhibe de formular consideraciones, so pena de ser sospechado de parcialidad, sobre su condición de gran maestro de la tiflología. Fui muy amigo de Baquero, y quizás uno de sus discípulos predilectos, en modo muy especial en lo que hace al cumplimiento de mis tareas a sus órdenes en esta Biblioteca. A su lado, desde muy joven, di mis primeros pasos en la vida activa, ya que cuando me llamó por consejo de Antonio Pegoraro, otro gran tiflólogo argentino, contaba apenas con 19 años.

Y heme aquí hoy dispuesto a rememorar a Baquero, tratando de hacerlo sobre aquellos aspectos menos conocidos de su ejecutoria tiflológica.

La trayectoria tiflológica de Baquero podría decirse que empezó cuando ingresó -calculo que en 1896- al Instituto para Ciegos "Santa Catalina de los Donados", en Carabanchel bajo, un suburbio madrileño. En ese mismo instituto ingresé yo en 1917, y todavía entonces resonaban en las aulas donde él demostró sus cualidades de alumno excepcional, los ecos de sus éxitos. Su facilidad para aprender cuanto se le enseñaba; sus condiciones para escribir, ya fuera en broma o en serio, eran aún comentadas por quienes tuvieron la suerte de ser sus maestros y por aquellos que lo recordaban como condiscípulo.

Julián Baquero, Julián Rebolo y Julián Navacerrada componían un trío de julianes que jugueteaban con la literatura intercambiando sonetos de felicitación en los cumpleaños y pequeños juegos teatrales en los que se gastaban ingeniosas bromas, no sólo entre ellos sino con otros alumnos y hasta con los mismos maestros. Pero en todo ello trascendía, en forma muy especial, las dotes literarias de Baquero, de quien se siguió hablando mucho tiempo después de haber egresado del colegio, por los años 1904 o 1905.

De inmediato resaltaron sus dotes de creador, su preocupación por el desarrollo cultural de los ciegos.

Baquero fue el primer iniciador de la creación de la Biblioteca Circulante en el Centro Instructivo y Protector de Ciegos de Madrid. En el acta de fundación de dicha biblioteca, que se llevó a cabo el 12 de julio de 1907, la C. D. que Baquero integraba quedó constituida bajo la presidencia de Carlos Lickfett, Prof. Ciego del Colegio Nacional de Ciegos de la castellana. Las bases para el funcionamiento de la Biblioteca fueron redactadas por Baquero. Según constancia en un libro de actas que obra en mi poder, entre el 12 de julio y el 27 de diciembre de 1907, se celebraron 17 reuniones sin que Baquero faltara a una sola, aportando en cada una de ellas sus ideas, siempre de gran valor. Además copió diversas obras para engrosar el caudal bibliográfico de la flamante biblioteca, en forma totalmente gratuita y costeando el papel.

Se observa ya en Baquero, a pesar de su juventud, apenas tenía 18 años, una seria preocupación por dotar a los ciegos de elementos de cultura, en forma muy especial libros. Y aquí conviene anotar que desde niño tenía muy escasa salud, lo que no le impidió trabajar intensamente en pro de la causa de los ciegos, trabajos que fueron constantes hasta el fin de sus días como fue permanente su poca salud.

Su familia por consejo de los médicos, se trasladó a Argentina, no se sabe con seguridad si el viaje pudo haberse realizado en 1909. En el momento de viajar Baquero se encontraba afectado de neumonía, por lo que tuvo que quedarse con su padre en el puerto de Vigo, viajando un mes después que el resto de la familia.

Ya en nuestro país, adonde viajó también unos años después su gran amigo y condiscípulo Segismundo Taladriz, trabajaron ambos, Baquero en violín y Taladriz en piano -era un excelente pianista- ejecutando recitales en distintos lugares para ganarse la vida. Baquero realizó diversas tareas para su subsistencia, lo que no le impidió seguir preocupándose por crear instituciones para ciegos.

En 1916, conjuntamente con otros egresados del Instituto Nacional de Ciegos, funda la Sociedad de No Videntes "La Fraternal", de la que poco después se separa por no compartir el criterio de sus compañeros de apoyar, más bien organizar, una rebelión violenta de alumnos del Instituto.

Ya por aquellos años, con apoyo de su amigo Taladriz y de Vicenta Castro Cambón, Baquero estaba trabajando seriamente en todo lo concerniente a la creación de una importante biblioteca para ciegos.

En 1924, el 18 de setiembre, ve concretado este propósito al ser fundada la Biblioteca Argentina para Ciegos, fundación que compartió con Vicenta Castro Cambón, Segismundo Taladriz, Agustín Rebuffo, Alberto Larrán de Vere y María Marchi.

Desde el primer momento Baquero puso al servicio de tan magna empresa toda su capacidad creadora, todas sus posibilidades mentales y físicas -lamentablemente estas últimas nunca fueron muchas-, haciendo posible lo que, para muchos, parecía inverosímil.

Proyectó un folleto, especialmente diseñado para que personas con vista pudieran transcribir libros al sistema Braille, organizando un cuerpo de copistas entre las que me complace recordar, por haberlas atendido siempre bajo la experta dirección de Baquero, a Cristina Pozzos; Antonia y Luisa Cánter, Modesta y Florinda Tobar, Rosa y Flora Potick, hermanas Carreras, Carmen Linari, Srta. Icard, Sara LaSalle, Clara Morgan, Laura Escudero y Susana Rodríguez, radicada en Rosario, quien se movilizaba en silla de ruedas y que, entre otras obras, transcribió "Sin novedad en el frente", y "De regreso".

Organizó, asimismo, un cuerpo de copistas remunerados con residencia en un internado de ciegos adultos en Madrid, que transcribieron una apreciable cantidad de obras, entre ellas "Los episodios nacionales" de Benito Pérez Galdós, de la serie que empieza con "Trafalgar" y termina con "La batalla de Arapiles".

Baquero era un gran esperantista y mediante este idioma pudo comunicarse con las principales instituciones de ciegos del mundo, así como con los organismos dedicados a la fabricación de elementos indispensables para un mejor desenvolvimiento de los ciegos y sus instituciones. Así importó de Alemania pizarras Menzel y máquinas dactilográficas Braille para facilitar el trabajo del cuerpo de copistas por él creado; de los Estados Unidos de Norteamérica una máquina para la elaboración de matrices Braille; y también de Alemania otra más moderna y dos máquinas de imprimir.

Mientras realizaba en la Biblioteca toda clase de tareas que facilitaran su máximo desarrollo en el mínimo de tiempo, su mente no descansaba, imaginando, soñando siempre con empresas más ambiciosas, hasta la implantación en la Argentina de la más moderna imprenta para ciegos con dos matrizadoras, dos máquinas de imprimir, una guillotina y una abrochadora de alambre, además de un taller de encuadernación totalmente equipado.

La atención técnica de toda esta maquinaria estaba a su exclusivo cargo. Tenía una manualidad excepcional y además era tremendamente pertinaz en la concreción de sus ideas. Así consiguió, mediante tenaces experiencias en la matrizadora alemana, la proyección de un clisé que facilitaría la fabricación en el país de pizarras tipo Menzel. Más adelante concibió la fabricación de una moderna estereotipadora braille.

A propósito de la manualización de los ciegos sostenía: "La falta de adiestramiento de las manos conduce frecuentemente a los no videntes a fracasos peligrosos".

Todo lo realizaba con verdadero impulso creador; sin demasiados estudios; y a este respecto, sostenía: "No, nada de perfecciones; competencia y conocimientos generales, sentido práctico, buen tino y buen tacto en el conocimiento de las gentes; sólo esto hace falta. Lo demás lo hará la práctica".

Sólo de esta manera pudo realizar tanto en tan poco tiempo.

Y así llega el 28 de Octubre de 1927 con la inauguración de la primera imprenta moderna del país. En el acto inaugural Baquero hizo una demostración del manejo y conocimiento de las distintas máquinas e instalaciones, habiéndose preparado a la vista de la nutrida concurrencia un clisé braille sobre bronce conteniendo el siguiente pensamiento: "Los ciegos argentinos no se resignan a ser mendigos y a gravitar sobre la sociedad como masas inertes; desean y necesitan trabajar y quieren cultivar su espíritu para salvaguardar el tesoro de su dignidad: ser hombre. La Biblioteca Argentina Para Ciegos lucha denodadamente por la realización de estos ideales".

De este pensamiento se imprimió una buena cantidad de ejemplares, los que fueron repartidos entre los concurrentes.

Confirmando el contenido de este pensamiento, así como la permanente inquietud de Baquero por dotar a los ciegos de elementos culturales, expresa este concepto suyo:" "Hay un solo camino para lograr la dignificación de los ciegos: la cultura".

Pero Baquero no descansa, no se da tregua, y en ese mismo mes y año sale a la luz la primera revista Braille de Hispanoamérica: "Hacia la Luz", cuyo nombre fue el resultado de un concurso organizado por la Biblioteca a su iniciativa, y que ganara Jorge Stang, un ciego alemán radicado en la Argentina.

A propósito de este nombre, decía Baquero: "Su título, "Hacia la Luz" expresa el ideal que ha de sustentar: el arte, la ciencia, el trabajo, la dignidad; ésa es la luz.

Dentro de las tinieblas que hoy os circuyen encontraréis el rayo soberano de esa luz, si sabéis mover pujantemente vuestra voluntad, hermanos nuestros".

Baquero tenía dotes y criterios de verdadero maestro, lo que queda demostrado en el editorial que publicó en el tercer número de "Hacia la Luz" con el título "La enseñanza intuitiva en los ciegos", y al que por su importancia me voy a permitir dar lectura: "La enseñanza intuitiva, piedra angular de la pedagogía, data del siglo XVII y ha sido aceptada, modificada y mejorada; llegando a constituir en la actualidad, el método fundamental. Su fundador, el pedagogo Comenio, significó la conveniencia de que se le enseñara a los niños "las cosas por las cosas mismas, no por su sombra".

Mas tarde, Denzel trazó un plan de ejercicios intuitivos, basado en el principio didáctico "de ir paso a paso de lo que se ve a lo que no se ve". Vale decir, de lo concreto a lo abstracto, de lo objetivo a lo subjetivo. De acuerdo con este método, la adquisición del conocimiento sigue el proceso simple de la sensación. Al trabajo sensorial del alumno, se asocia luego el nombre del objeto. Su propósito primordial es desarrollar la facultad perceptiva. En el educando normal, cuyo espíritu está en contacto constante y directo con el mundo que le rodea, la formación del conocimiento es relativamente fácil por la actividad concordante de los sentidos que le ofrecen la noción concreta de las cosas.

Este método, de capital importancia como se ha dicho para el educando normal, es decisivo y fundamental en la educación de los niños ciegos.

Dificultado el mecanismo de la percepción por la carencia del sentido principal, la noción de las cosas, aún la de las más comunes, es una simple abstracción, una palabra sin sentido en el espíritu del ciego. El nombre de las cosas, sin su representación objetiva adquirida por la sensación visual, tiene para él el mismo valor que las cosas que no se ven, de los conceptos abstractos. Fácil es imaginar cuan lenta es para ellos la adquisición de la experiencia para su actuación en el medio ambiente que les rodea.

Si en el transcurso de su vida futura deberán compensar la carencia del sentido fundamental con la agudización de los otros, es menester que se les auxilie en esta empresa compensadora. Es preciso adaptar el método pedagógico a la situación y condición específica del educando, con nociones y conceptos concretos, haciendo que se familiarice con las cosas que lo rodean, poniéndolas al alcance de sus manos.

La explicación verbal, la definición, no son para el ciego más que palabras sin sentido que llevan la confusión a su espíritu, lo desorientan y lo llenan de imágenes subjetivas, deformadas por la fantasía.

El conocimiento erróneo de las cosas, cohíbe el espíritu del ciego, y es una de las causas primordiales de su incapacidad para la vida. Temen a lo desconocido, carecen del aplomo necesario para desenvolverse con soltura. De tal modo los ciegos conocen las cosas por su sombra, no por lo que son en realidad, vale decir, que se les enseña en modo contrario que la experiencia ha sancionado como fundamental para la enseñanza.

Un niño ciego, no sabrá jamás, por ejemplo, lo que es un caballo hasta que sus dedos no le hayan brindado una noción concreta de este animal. Pero sabe, eso sí, que un caballo conduce sobre su cuerpo un jinete, que puede arrastrar pesos considerables, que corre velozmente, que tiene tales o cuales formas, y se habrá creado mentalmente un ser fabuloso, fantástico, como un engendro de pesadilla.

La tarea pedagógica es más delicada e importante con respecto a esos educandos naturalmente propensos a la confusión mental. Es preciso con ello extremar los recursos para ofrecerles la noción precisa de las cosas. "De lo que se ve a lo que no se ve", reza el principio didáctico. Y es necesario entonces que el maestro supla la carencia de la visión en el alumno, haciéndole *ver las cosas y no repetir palabras que no son mas que sombras.

El conocimiento del mundo y de las cosas, en esta forma, en lugar de enriquecer su acervo espiritual, va poblando su cerebro de fantasías, y haciéndole cada vez mas tenebroso el panorama de su mundo subjetivo.

La propia curiosidad que en el alumno normal despiertan las cosas que contemplan sus ojos, facilita grandemente la tarea del maestro. Por otra parte, se le hace familiar el uso de los objetos, viendo el que de ellos hacen las otras personas.

El niño ciego carece de esta fuente de conocimiento. Muchos hay que ignoran el uso de los utensilios mas comunes como ser las tijeras, las tenazas, todas o casi todas las herramientas, en suma. Su mundo físico se reduce a lo más estrictamente necesario, al conocimiento de los objetos que utilizan para la satisfacción de sus necesidades fisiológicas. Esta ignorancia a que le condena la educación deficiente que recibe, es la que determina luego su pretendida incapacidad para la vida productiva.

De todo esto se deduce la necesidad de que el maestro de los niños ciegos posea dotes especiales, humanas más que pedagógicas. El alumno debe ver con los ojos del maestro y éste, a su vez, extremar sus recursos para que el alumno comprenda. Nunca mejor que en este caso, la misión del maestro es un apostolado.

La dificultad para hacerle conocer al alumno ciertos objetos y animales de difícil y peligrosa palpación directa, se allana utilizando al efecto juguetes o modelos en pequeño, que les den una noción aproximada, que se completa luego con oportunas explicaciones. En tal forma, la experiencia va corrigiendo las deformaciones mentales de la fantasía, facilitándoles la noción real y concreta del medio ambiente y evitándoles dolorosos desengaños posteriores.

Es necesario procurar que las cosas no sean solamente palabras para el ciego. Es necesario que oyéndolas nombrar, tenga de inmediato su representación mental verdadera. Que conozca las cosas por las cosas mismas, que las *vea. Es necesario tener siempre en cuenta que las manos son los ojos de los ciegos".

No hay duda que Baquero hubiera sido un maestro de ciegos de excepción. En realidad, fue no sólo un gran maestro sino también un excelente consejero de todos los ciegos que tuvimos la suerte de recibir sus lecciones y sus siempre oportunos consejos.

A propósito del problema suscitado por el ejercicio del magisterio por los ciegos, conozcamos su pensamiento: "No puede aceptarse el criterio de que los ciegos están inhibidos por su situación, de ser maestros en los grados primarios de sus iguales-imposibilidad de dar noción del mundo visible, conservación de la disciplina-. Intelectualmente el maestro ciego puede reunir iguales condiciones que su colega vidente. Conviene no olvidar que las sensaciones primarias del mundo exterior perceptible y los conocimientos que de ellas se derivan-el color, el matiz,etc.-,como están negadas para el maestro también estarán negadas para el discípulo, y será absurdo achacar al maestro ciego una incapacidad que ningún otro maestro vidente podrá remediar en el alumno".

Baquero se destacó también como un buen literato, escribiendo una cantidad de poemas, poesías y fábulas satíricas; pero lo que se destaca de su producción literaria son sus artículos publicados en "Hacia la Luz" en Braille y en tinta, y muy especialmente sus cuentos. A propósito de su afición poética obra en mi poder un poema que me hiciera llegar el hijo de Taladriz, dedicado a su gran amigo Segismundo, con el título "Brumas", monólogo representable, escrito en 1917, y que, con autorización de la familia Taladriz, oportunamente será publicado por la Editora Nacional Braille. Anteriormente se publicó su obra "La lectura en relieve" que, totalmente en borradores, nos fue confiada por su esposa, y que contiene un enjundioso estudio de los sistemas más antiguos de lectura y escritura para ciegos.

Lamentablemente, dejó sin terminar un importante método de estenografía en capítulos, en el que se encontraba trabajando al momento de su fallecimiento.

Entre las principales publicaciones realizadas por Baquero en los primeros años de la imprenta de la Biblioteca se destaca el primer método codificado de estenografía Braille editado en el país; y también una gramática de esperanto y un diccionario de raíces preparado por Taladriz.

Baquero ideó y fabricó en colaboración con su hijo Apolo una máquina dactilográfica Braille con la característica especial de que se podía utilizar con pliegos de tamaño oficio. De esta máquina se fabricaron diez unidades mediante un préstamo que le efectuó la Biblioteca.

Les habrá llamado a ustedes la atención mi insistente referencia a la salud de Baquero. Pero es el caso que durante 16 años viví cerca de él y conocí todos sus problemas de salud. Por los años 1929 al 30 sufrió una seria enfermedad que lo tuvo a la muerte habiendo sido internado por su familia en el hospital Álvarez del que, aparentemente, salió recuperado. Sin embargo poco tiempo después recayó no habiendo quedado definitivamente bien. En 1941 tuvo un derrame cerebral del que se recuperó, volviendo al trabajo aunque en condiciones muy precarias. Precisamente en el poco tiempo que pudo trabajar se dedicó a la preparación del mencionado tratado de estenografía en capítulos. En 1942 se repitió el derrame cerebral del que ya no volvió, falleciendo muy prematuramente para la causa de la Biblioteca y de los ciegos en general, el 14 de Julio.

Ésta ha sido la trayectoria tiflológica, el pensamiento vivo de un ciego ejemplar, con aptitudes físicas menguadas pero con una aptitud mental siempre viva. Trabajador incansable, creador permanente. Generoso, bueno sin reservas mentales. Un gran maestro siempre en actitud afirmativa: ¡Julián Baquero!

 

 

 

 
 
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