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  Santa Lucía; Más Que Una Patrona: Fundamento Y Sentimientos (Samuel Rodríguez Fontecha)
 

 

 

Santa Lucía; más Que Una Patrona: Fundamento y Sentimientos

Samuel Rodríguez Fontecha

Dentro de 2 meses se cumplirá el 71 aniversario de la promulgación del Decreto que dio vida a la Organización Nacional de Ciegos españoles. Si nadie lo remedia, esta fecha pasará a convertirse en algo así como un día más laboralmente hablando y que, únicamente, los mejor informados, seguirán celebrando en su corazón, como el gozoso alumbramiento de la institución que les posibilitó crecer en el conocimiento y en el saber, haciendo de ellos personas útiles a la sociedad y a si mismos. La razón última de que esto sea así y no como es hasta este mismo año, es de carácter económico, dentro de un contexto claramente empresarial y laboral, por cuanto que a partir del año próximo, los trabajadores de la ONCE realizarán una jornada más de trabajo y celebrarán su patrona, Santa Lucía, al domingo siguiente. Es algo parecido a que el Gobierno de España, ante la crisis económica en la que nos hallamos inmersos, decidiera que el aniversario de la Constitución de 1978, que se cumple el día 6 de diciembre de cada año, en lugar de celebrarse cuando el calendario lo dicta, se conmemorara conjuntamente con la fiesta de la Inmaculada Concepción para tener, de este modo, un día más de trabajo y, por tanto, una jornada más para incrementar el producto interior bruto del país. ¿Os imagináis quiénes serían los primeros en poner el grito en el cielo? pues, claro, sí: La clase política, naturalmente, y tendrían razón, porque nadie voluntariamente renuncia a un referente que significa para el grupo, la clase o la nación, la interiorización y la concreción, al mismo tiempo, de la esencia y razón de ser de la propia existencia de la Institución a la que sirven con su actividad: en el ejemplo propuesto a la democracia española encarnada en el estado.

Desde luego, Santa Lucía con relación a la ONCE es mucho más que lo que la Constitución Española de 1978, representa en referencia al estado democrático actual de España, porque la Constitución renueva, reestructura y legitima a una institución precedente, como es el Estado, mientras que Santa Lucía es una festividad que, aunque religiosa en sus orígenes, cuenta con una tradición secular unida a las reivindicaciones de loscarentes de vista, convirtiéndose desde 1938 en raíz y plenitud, culmen y victoria de una larguísima lucha por la consecución de la dignidad personal y colectiva de todos los ciegos españoles.

Quienes no creemos en la casualidad, nos tomamos muy en serio la feliz coincidencia de la Festividad de Santa Lucía con el 13 de Diciembre, en cuya fecha nació nuestra Organización. A mí no me importa quién firmó la norma jurídica por la que Ésta se puso en pié. En cambio, agradezco y admiro sin reservas a todos aquellos ciegos luchadores incansables que con su sacrificio personal y una gran generosidad, aceptaron trabajar al servicio de una estructura asociativa que no se correspondía exactamente con la que ellos habían soñado.

Aquellos Fundadores hubieran preferido, sin duda, otras circunstancias bien distintas en la sociedad española, sobreviviendo a la penuria moral y material de una posguerra que, sin embargo, no impidió a la jovencísima ONCE echar tan sólidas raíces, como para transformarse en una institución capaz de dar trabajo a los ciegos y educarles en los viejos y tradicionales valores de la lucha reivindicativa secular, puesta bajo el patronazgo de Santalucía, raíz, referencia y marco de la Organización que se iba desarrollando, sin perder la memoria cada 13 de Diciembre de su origen, y de sus fines. Así, la celebración de la Patrona en cada aniversario, representaba y debe seguir representando una verdadera actualización y renovación del legado que nuestros mayores nos dejaron en herencia y que a nosotros concierne garantizar y transmitir a nuestros sucesores.

No pretenden estas líneas abogar por el mantenimiento de una celebración fastuosa en la que sea necesario invertir grandes cantidades de dinero para tener contentos los estómagos agradecidos de los que jalean siempre a los que mandan. Por el contrario, la celebración de nuestra Patrona Santa Lucía, debe servir para destacar los valores institucionales de fraternidad y espíritu combativo por la dignidad y el respeto personales que nos han permitido llegar hasta aquí y que tienen que seguir permitiéndonos alcanzar más ambiciosas metas laborales, sociales y de todo orden; pero desde esa humildad que practicaron nuestros fundadores y que hoy parece olvidada.

Evocar todo esto para defender el mantenimiento de la Fiesta de Santa Lucía el día 13 de diciembre como amorosa conmemoración de la creación de la ONCE, puede parecer amuchos una forma trasnochada de nostalgia; pero no lo es en absoluto, porque no se trata de recordar un pasado como tiempo mejor, al estilo de lo que el poeta palentino Jorge Manrique hizo en las inmortales Coplas por la muerte de su padre, sino del reconocimiento y agradecimiento por el bien personal recibido a través de lo que representó la puesta a punto de nuestra Organización y lo que ésta debe seguir siendo para todos los ciegos. Es justamente esta continuidad institucional lo que defendemos al pretender que la fiesta de Santa Lucía siga siendo referente y aglutinante institucional de los ciegos españoles. Y para que esta significación sea plena e inequívoca, se hace imprescindible la recuperación del 13 de diciembre como fiesta de Nuestra Patrona, sin perjuicio del día de la semana que marque el calendario.

El viejo Decreto fundacional de 1938 explicaba en la "Exposición de motivos" que, atendiendo a los simpáticos anhelos de los ciegos, se creaba la Organización Nacional con fines de mutua ayuda y de protección de la infancia ciega y desvalida. La cita no es literal, por no hacerlo más largo, pero las palabras fundamentales, se han respetado en su literalidad. Pueden parecernos un tanto cursis y paternalistas; pero la verdad es que con ellas se transmitía a la futura ONCE la misión más hermosa que una asociación humana pueda asumir: educar, proteger y ayudar. Luego, andando los años, estas palabras se articularían en frases grandilocuentes; pero los valores son los que son. Hoy nos gusta hablar de solidaridad en lugar de "mutua ayuda", pues me parece fenomenal, defendamos el valor de la solidaridad. Hoy preferimos la capacidad reivindicativa a "los simpáticos anhelos", pues reivindiquemos sin olvidar que los débiles necesitan más protección que los fuertes y que elk trabajo es necesario que adopte formas humanas y se preocupe quien lo organiza de que retribuya suficientemente a quienes lo realizan y que se efectúe con la dignidad que la condición de las personas demanda. La educación hoy debe hacerse conforme a los dictados de un progreso que a toda la sociedad ha beneficiado y seguirá beneficiando, aprovechemos para los ciegos ese progreso; pero no perdamos de vista que la educación es más que enseñanza. Transmitamos conocimiento, saber, en fin, cultura; y junto a esos conocimientos los valores que un día hicieron grande y envidiable a la ONCE. Los Colegios fueron verdaderos semilleros de ciegos con cariño a la Organización, aunque renegaran de los internados. Ese cariño nació del conocimiento institucional transmitido en vivo por personas que, además de profesores, habían vivido en primera persona el nacimiento, el desarrollo y la eficacia de aquella Organización que, aunque tenía muchas servidumbres y defectos, tenía la grandeza suprema del acogimiento para todos los ciegos españoles. Somos muchos los que no tenemos ningún inconveniente en reconocer que lo que somos, se lo debemos en un noventa por ciento a la ONCE que nos posibilitó la adquisición de formación y conocimientos; pero, sobre todo, nos enseñó el valor de la unidad en la fraternidad.

Curiosamente, la Celebración que en los centros de la ONCE se hacía de la fiesta de Santa Lucía, hasta épocas bien recientes, era de lo más austero, casi pobre de solemnidad; pero se renovaba la fe en los valores a los que repetidamente se viene refiriendo este escrito.

Hoy vivimos una crisis de valores y estamos inmersos en una crisis económica muy profunda que afecta en mayor o menor medida a todos los sectores productivos del país. La ONCE no puede ser una excepción y está viviendo una época de "Vacas flacas"; pero estoy seguro de que con buena voluntad por parte de todos, se podría encontrar una fórmula que compatibilizara la celebración de la Patrona el 13 de diciembre con la no pérdida de productividad en el trabajo, porque si eso era posible en años pasados, cuando las vacas no eran flacas, sino raquíticas, ahora podríamos ofrecer una celebración de Santa Lucía que no desmereciera aquellas y que como aquellas, sirviera para sembrar entre los ciegos de España los sentimientos de hermandad que un día hicieron que en nosotros nacieran el cariño, el respeto y el agradecimiento a nuestra ONCE.

Espero que a todos os apetezca uniros a mi grito como en los tiempos de los actos pobres de convivencia y confraternización: ¡¡¡Viva Santa Lucía!!!

 

 

 

 
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