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  El Eslabón Perdido, Carta Abierta a Charles Barbier (Pablo Madrid Herruzo)
 

 

 

El Eslabón Perdido

Pablo Madrid Herruzo

Sevilla, 7 de febrero de 2009

Sr. D. NicolasMarie Charles Barbier de la Serre

Capitán de Artillería de S. M. Louis XVIII

Querido amigo:

Ante todo, mi Capitán, permítame dos cosas: la primera es que le trate de tú, ya que, en mi tiempo y en mi país, a las personas queridas, y usted es una de ellas, se les tutea. La otra, naturalmente, es que sepas quién soy y, sobre todo, por qué te escribo esta carta, la cual, seguro, interrumpe tu merecidísimo descanso en la Paz de Dios.

Me llamo Pablo y soy un ciego de nacimiento, español, que nació más de cien años después de tu muerte.

Me dedico a la Educación de niños ciegos, empleando, para ello, el Sistema Braille, por lo que, honestamente, tengo que pedirte disculpas….

El motivo de esta misiva, que me sale del alma, es darte las gracias por poder leer y escribir con comodidad y soltura en el sistema que terminó de inventar ese jovenzuelo, despierto que, después de conocer tu Sistema, querido Capitán, te agobió a preguntas, típicas de un adolescente, cuando se entrevistó contigo en la Real Institución de Jóvenes Ciegos, alrededor de 1821.

Poco después, hacia 1825, sin saberlo, por tu culpa, Louis Braille culminaba, lo que sería el Procedimiento habitual de Lectura y Escritura de millones de ciegos en todo el mundo….

¡¡Claro: entonces esto era imprevisible para los dos!!

Pero tú, si has leído hasta aquí, seguirás inquiriendo el por qué de mi carta.

Te lo explico lo mejor que sé:

Un amigo mío, Pedro Alejandro Zurita Fanjul, gran políglota español, escribió dos cartas: una a Valentin Haüy y otra a Louis Braille, pero, de mi querido Capitán….¿Quién se acuerda?

Los procesos no son nunca de una sola persona, por lo que, como en cualquier cadena, hay una serie de eslabones que, cortados uno a uno, la rompen, dando la libertad a la persona, o, en este caso, personas, encadenadas….

El primer eslabón se empieza a romper en 1771, y lo hace, con lo que llamaremos "Lima humana", un tal Valentin Haüy, cuando ve un espectáculo bochornoso en una Cafetería del Barrio de San Ovidio, que, seguro, tú habías conocido.

El segundo eslabón, el perdido, lo rompes tú, querido Capitán, con la idea de que, en lugar de líneas continuas, era mejor el punto para el tacto: ¡¡pleno total!!

Esto no te lo reconoció nadie, probablemente porque, dada tu avanzada edad y, sobre todo, buena intención, no captaste que el jovenzuelo del interrogatorio, iba a por todas, también sin saberlo.

Sin los dos eslabones anteriores, Louis Braille no hubiera podido ser el tercer eslabón, esta vez definitivo, que nos sacaba de las sombras y nos devolvía a la maravillosa luz de la Ciencia y la Cultura….

Pero no lo olvides, amigo Charles, sin ti no hubiera sido posible el hallazgo de Louis y, en consecuencia, nuestra Salvación.

Desde España, en el siglo XXI, te envío mi mayor agradecimiento, que deseo hagas extensivo a los otros dos compañeros tuyos.

No le tires mucho de las orejas a Louis, ya que tendría, ni más ni menos, que 200 años.

FELICIDAD ETERNA.

TU AGRADECIDO AMIGO:

PABLO MADRID HERRUZO.

 

 
 
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