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  Un Nuevo Amanecer (Manuel González Otero)
 

 

 


"Un Nuevo Amanecer"

Manuel González Otero

Nota Previa: Téngase en cuenta antes de iniciar la lectura del presente texto, que fue escrito en 1997, y ya sabemos cómo se las gasta "la informática" en materia de I + D.

Desde los floridos años de la Perkins, que sucedieron a los dolorosos y ágiles punzonazos de todos los tamaños, formas y géneros de fabricación, la segunda página de mi vida sólo fue semejante a la primera en su extensión cronológica; pues, mientras aquélla desovillaba un período de constante evolución, ésta se estancaba en la rutina de la cotidianidad, cimentada en la etapa de mi juventud; y, paulatinamente, como el vulgo expresa con su racional proverbio, mis ansias se iban volcando sobre el depósito de las rentas, bastión irrefutable de mis aspiraciones, dirigidas de forma etérea hacia metas insondables, tal vez vislumbradas en alguna imagen onírica. Pero aquel otoño de mi adultez, poco esquilmada todavía, preparaba un nuevo germen para la futura primavera, en la que vería brotar mi nuevo amanecer casi con la misma pasión que hoy veo a mi hija dejar atrás sus veintiún meses de edad.

Así comenzaba el invierno de 1992; cuando el riiin riiin del teléfono me alerta, poniendo en mi oído la grata compañía de una voz amiga, que quiere felicitarme las Navidades y desearme un venturoso mil novecientos noventa y tres, cuya reciprocidad expresé con la alegría del que, después de un cuarto de siglo de silencio, escucha al amigo más íntimo invitándole a evocar en pocos minutos, aquellos años duros y felices a la vez, de la ya lejana adolescencia, que ambos conectamos sutil y brevemente, con un acelerado repaso autobiográfico de un período ignorado en el devenir de nuestra existencia; lo que conlleva casi siempre la narrativa de un sinfín de hechos inconexos con objeto de abarcar en el menor tiempo, la más amplia información de uno mismo.

--Mi última adquisición ha sido "LOS DIOSES DE LA MUSICA" -dije yo a mi amigo Angel-, probablemente buscando alguna coherencia en el diálogo, debido asimismo a que él es Músico Profesional, y yo un tañedor frustráneo, a menudo perdido en un océano de celestiales armonías.

--Buena enciclopedia, Manolo, -me dijo-, a buen seguro que estarás disfrutando con las obras de Falla, Albéniz y Turina, que sé que te gustan; pero yo te recomiendo la máquina que yo tengo, para cubrir tu ocio: Es un "artilugio" que me sirve para leer libros en tinta e, incluso, me los traduce del español al inglés o viceversa.

--¡De alucine, tío! -decía yo, echando mano de la jerga juvenil, como tratando de ironizar con la experiencia que da la vida, con el fin de que mi amigo no intentara relegarme de nuevo a los años juveniles mezclando burlas con veras e imputando matices de ingenuidad a mi peculiar forma de ser-. Sería bueno que me llamaras el día veintiocho; quizás sea un día más propicio para hacer ejercicios de perspicacia por teléfono.

Angel eludió de repente cualquier cariz de frivolidad en la conversación; y comprendí que incluso se estaba sintiendo algo molesto con mi escepticismo sobre el tema. Ciertamente, la chanza y la mentira nunca habían sido características habituales de su personalidad; pero el impasse producido por la lejanía en sus dimensiones espacio-temporales, me hacía pensar en un posible cambio, capaz de condicionar su carácter con nuevas cualidades, más o menos afortunadas que las que siempre me había mostrado; y ello me obligaba, como casi es natural en la idiosincrasia de las gentes de mi tierra, a mantener la espada en alto, entretanto no fuera despejada cualquier impertinente duda.

--Esto no es otra cosa que un sencillo ordenador -prosiguió-, equipado con un escáner, un reconocedor óptico de caracteres, un procesador de textos bilingüe y otros programas, que cumplen diferentes objetivos, según las necesidades del usuario y las posibilidades del Software instalado.

--¡Ay Dios! Tengo entendido que los ordenadores hacen virguerías -proseguí yo-, pero, para mi, un coche y un ordenador van por la misma carretera.

--Con este vehículo nunca te podrás estrellar -dijo-. Un cibervoz o una línea braille serán tus más fieles copilotos, con los que jamás errarás la maniobra, e incluso te permitirán salir con éxito en algún circuito de competición.

Aquella conversación presagiaba importantes cambios en mi "modus vivendi", y me hizo pasar las fiestas sumido en profundas meditaciones. Angel me había hablado de tantas cosas..., que, lamentablemente, de muchas no conocía ni el nombre; pero la perspectiva era fantástica; y se hacía necesario implementar rápidamente una serie de fórmulas conducentes a desvelar la presunta realidad de sus manifestaciones; por lo que, inmediatamente, contacté con mi amigo "el copista" para contrastar opiniones. Le observaba todos los días con la nariz pegada a la pantalla de un ordenador, y entendía que podría orientarme al respecto de una buena adquisición.

--¡Voy a comprarme un ordenador! -Le dije-, enlazando mi exclamación con el saludo de rigor, y sin esperar la respuesta a sus "buenos (aunque lluviosos) días".

--¡Tú estás loco! -Exclamó sorprendido-. Yo sabía que eres caprichoso; porque me consta que no hay aparato en la UTT del que no dispongas; pero no creía que llegaras a tales extremos. Te advierto que para adornos del hogar hay productos mucho más económicos.

--No es esa la finalidad que pretendo -contesté-. Quiero leer cualquier libro que caiga en mis manos o que adquiera en el quiosco de la esquina, sin que haya de pasar previamente por el tamiz de "los copistas".

--Entonces, -respondió "el copista"- te recomiendo que solicites una consulta con el Doctor Barraquer; si éste no consigue devolverte la visión, puede que al menos te indique la manera de extraerla con un cubo. De todos modos, te recuerdo que la sarna no siempre produce el mismo efecto; por tanto, adelante con los faroles... Pero lamentaría que no hallaras antídoto eficaz para los casos de extrema gravedad.

Con este panorama, no me va a ser fácil tomar una decisión; -pensaba yo- no obstante, creo que ya basta de zarandajas. Lo mejor será empezar a buscar presupuestos y, al mismo tiempo, dirigirle una cariñosa misiva a los Reyes Magos, al objeto de que preserven la paga extra para tales menesteres.

La primera oferta incluía un 486 a 50 MHZ., 8 MB. de memoria RAM y 120 MBytes de disco duro, con monitor monocromo, Scanjet II Plus y una impresora de chorro de tinta de 350 DPI con alimentador de hojas; lo que ascendía a un valor de 600.000 pesetas, sin incluir el IVA. Pero el lote me gustaba; aunque era conveniente urdir alguna estrategia tendente a provocar una disminución considerable del precio, sin que tal compromiso pudiera traer consecuencias punibles por "Dios" o el "Estado", al menos para el adquirente, y no tuve reparos en manifestar al vendedor que pagaría a tocateja, en cuanto un equipo de Ingenieros de la O.N.C.E., enviados al efecto, me hubieran revisado la instalación.

--No hay problema ninguno -expuso el vendedor-; pero al día siguiente me visitó en mi casa para decirme que había un error en el precio; que el total eran 512.000 pesetas, con IVA incluido, y que por el precio inicial podría ofrecerme un equipo mejor. Agradecido, por supuesto, opté por quedarme con el primer equipo por el segundo precio; por lo que ya no fue necesaria la intervención de los Ingenieros.

--¿Y, ahora qué? -Preguntó mi amigo el copista, cuando vio por primera vez mi equipo-.

--Todavía me falta un aparato, que llaman cibervoz; -dije yo-; después tendré que aprender algunas cosillas y, dentro de cien años, "todos calvos o todos maestros". En cualquier caso, creo que tu ya puedes hacer algo.

"El copista" se acomodó delante de la pantalla. Yo percibí inmediatamente el ruido del teclado, y esperaba que, de un momento a otro me informara acerca de lo que estaba haciendo. De pronto, gira el sillón, se pone de pie y me dice:

--Esto es un montón de latas. Sólo te han instalado el Sistema Operativo 5.0 y Windows 3.1; debes comprender, pues, que aquí no se puede hacer nada.

--¿Quieres decir que ya debo administrar la primera dosis del antídoto?

"El copista" sonríe acremente, con un sarcasmo impávido y agresivo, que rasga las entretelas de mi sensibilidad con la virulencia de un dardo envenenado; y me dice:

--De momento, lo que debes de hacer es preparar las ciento seis mil pesetas que te va a costar el cibervoz. Después, en caso de que no hayas observado ninguna mejoría te administras de golpe una sobredosis.

La mordacidad con que acababa de ser obsequiado por nuestro "amable colaborador vidente", como dijo en su día un conocidísimo ex Directivo, lejos de chafar el vigor y la avidez de mis deseos hacia el logro de ignotos e imprevisibles objetivos, fue como un bálsamo de fierabrás, que aceleró bruscamente todo el proceso terapéutico que él mismo me había prescrito; por ello, sentí que mi ánimo se liberaba de aquellas importunas ataduras, al intuir que en el tema y el ambiente podrían subyacer sentimientos ajenos a la finalidad de mi proyecto, los cuales estarían provocando en el alma del "copista" algún posible temor infundado, que convenía descubrir.

--No estás al día -le dije-; actualmente hay muchos ciegos dedicados a la Informática, y tengo entendido que la O.N.C.E. está preparando un equipo de profesionales ciegos para trabajar exclusivamente en la transcripción de obras bibliográficas, al objeto de reducir gastos.

--Yo debo de ser brujo -contestó-. Desde el primer momento pensé que tu te comprabas el ordenador con ese propósito, y creo que he acertado. Pero yo te hago la siguiente propuesta: "Si esto funciona, yo te facilito los libros, tú los escaneas y luego negociamos el capítulo retributivo.

--Muy bien, voy a pedir el cibervoz a la UTT. Tengo preparadas las ciento seis mil pesetas ad hoc y algunas cientas más para el resto del software que necesito. Como debes comprender, mejor que yo, el escáner no funciona sin un O.C.R. y un procesador de textos; pero esa gestión ya la tengo en marcha, y ahora me dedicaré de lleno a estudiar unos libros que tengo para el dominio de los comandos del Sistema Operativo.

La primavera de 1993 comenzó con más libros que rosas. El mes de abril conformó un elevado incremento en el volumen de transcripción por "el copista", lo que supuso asimismo que sus haberes se triplicaran, mientras reducía a un tercio el tiempo invertido en las tareas de corrección. Hechos que motivaron rápidamente la ampliación de su equipo, con la instalación de un escáner, para cuyo funcionamiento tuve además el placer de facilitarle una copia de mi O.C.R.; circunstancia que colmaba mi felicidad; pues entre otras cosas, mis ingresos no habían experimentado ninguna modificación, salvo el déficit ocasionado por el desembolso que habían supuesto las instalaciones y la programación requerida para el correcto funcionamiento de los periféricos; en aquel momento, impresora, escáner y cibervoz.

A partir de aquí, todo fue alegría y progreso; lo que denotaba de modo tangible mi autonomía personal, especialmente en las actividades profesionales. Pues, el carácter de inmediatez o la falta de la misma, en la puesta al día acerca del conocimiento de cualquier tipo de documentación o normativa exigida a lo largo del período escolar para el mejor desarrollo de éste, era un aspecto del que hasta entonces adolecían mis circunstancias, y que, sin duda, dificultaba y detenía el buen desenvolvimiento docente, en materias tan específicas como la elaboración y aplicación de las programaciones de aula, control y diseño de procesos curriculares, confección de fichas, actividades y controles periódicos, registro de datos de la evaluación continua, registro de datos del desarrollo individual en las áreas transversales, calificaciones, medias y porcentajes, de aula, de materia, etc. Aspectos, que en el peor de los casos, quedaron al menos equiparados a la eficiencia de un bolígrafo; pero, si me lo permiten, sujetos más adecuadamente a la norma del máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo. Por lo cual, el ordenador acababa de convertirse en una máquina imprescindible para mi trabajo personal y profesional; pese a los comentarios, casi siempre jocosos y gratuitos, que escuchaba en torno a mi, dirigidos sutilmente a dar en la diana de mi susceptibilidad, con mensajes tan desafortunados, vacíos e insulsos, como eso de que, "un ordenador es una droga"; "quien depende del ordenador inhibe su inteligencia". O eso de: "un ordenador para un ciego es una máquina de escribir sin papel", como le oí decir a una compañera en septiembre de ese año, cuando me pidió que le enseñara mi flamante Toshiba portátil, que acababa de ser mi última adquisición, en ese momento destinada al apoyo y mejora de mi trabajo en el aula. Pero tales afirmaciones, en muchos casos juicios de valor, nunca tenían respuesta por el afectado; evidentemente, con buena o mala intención, provenían de personas poco doctas en la materia, con el agravante de que yo era el único profesional ciego que había decidido incorporar un ordenador a las tareas docentes en este Centro.

Durante los años sucesivos, mi dedicación al ordenador fue intensiva y constante; obviamente, los niveles de autonomía alcanzados con la máquina a comienzos del Curso 1.993/1.994, constituían ya la expresión de un lamento por no haber llegado a mi hogar y a mi vida mucho antes; y ahora, era necesario compensar el retraso, adquiriendo el máximo de posibilidades en el manejo y dominio de la programación con el descubrimiento diario de los recursos y prestaciones, que la Física Electrónica había puesto a mi servicio, y que a mis 42 años empezaba a esbozar el lenitivo emoliente de una discapacidad irremediable.

Diez horas ha sido pues, la media estimada de entrega diaria a mi PC en los últimos cuatro años; un tiempo, probablemente, más que suficiente para alcanzar elevadas cotas en el conocimiento de la Informática, siguiendo un proceso académico reglado con los recursos metodológicos, humanos y materiales idóneos para el logro de los fines y objetivos propuestos; pero, evidentemente, no ha sido éste mi caso, al convertirme en un autodidacta infatigable, con el propósito de resolver de manera inmediata, las necesidades más apremiantes; para lo cual bastaría, en muchos casos, con aprender cuatro movimientos definidos por mi mismo o recogidos en un archivo por lotes, aun sin haber adquirido una concepción precisa del por qué de dichos movimientos; Ya que para ello, tenía que servirme además, casi únicamente, del aprendizaje de los archivos DOC, HLP, y de las estupendas posibilidades de ayuda que ofrecen algunos programas, como por ejemplo WORDPERFECT. O Bien memorizar el movimiento de otras teclas, como ALT, CONTROL, TAB, etc., cuando se trataba de programas que funcionan bajo entorno WINDOWS, como por ejemplo OMNIPAGE. Luego, casi siempre inmerso en un mar de confusiones, acabaría haciendo la llamada de rigor a mi ya amigo "el tendero", al objeto de que me sacara a flote antes de espirar en el naufragio.

Al fin, vicisitudes del principiante; pero que me sirvieron desde el primer día para desempolvar mi pequeña biblioteca en tinta, y tener, por tanto, acceso directo a un buen número de obras que esperaban la benevolencia de unos ojos para revelar el secreto de sus entrañas. Remedio que, desgraciadamente, pocas veces tenemos a nuestro alcance, aun conviviendo con personas que no padecen nuestras limitaciones; pues ello no es óbice para coincidir en apetencias, ni mucho menos para el establecimiento de vínculos afectivos; sobre todo, si el momento, el lugar y la obra no se ajustan a la voluntad de la persona que ha de satisfacer nuestra demanda.

Desde esta premisa, no es difícil inferir que el acceso directo a la escritura en tinta fue una de las primeras alegrías que me proporcionó mi ordenador; hecho absolutamente cierto. Pero no es menos cierto, que ésta no fue la única ni la más grande, ya que todos los grados de progreso fundieron una escala ascendente de felicidad y satisfacciones, comparable a la experiencia de un amblíope reciente, que con ayudas ópticas recupera sus aficiones y sus placeres anteriores. Y a mi, pláceme por tanto aludir a la primera vez que accedí vía módem a mi cuenta bancaria, sobre la que pude ejercer la misma revisión y control, en el mismo tiempo y con la misma autonomía, que cualquier otra persona que no padezca el hándicap de la ceguera. Valga como dato curioso con valor anecdótico, la interpelación de mi compañera, todavía no muy lejana en el tiempo:

--¿Qué comiste en Tordesillas, para pagar 17.000 pesetas por el yantar?

--Chica, ¡qué tostón! -dije yo-.

--¡Cómo "qué tostón"! ¿Acaso te molesta que te pregunte? -Dijo la tigresa, con un tono gélido, que hasta me pareció haberle visto crecer las uñas-.

--No, mujer; no te enfades -supliqué-. Lo de "tostón" lo digo por el cochinillo asado, que estaba de miedo. Pero, a propósito, ¿para que necesitaste tú las 25.000 pelas que retiraste el día D, a la hora H, en el cajero C?

--¡Aaah, sí...! -Respondió, solícito y muy atento "El Poder Judicial", antes de emitir su sentencia-; se me había pasado decírtelo. Y total... ¿para qué?... ¿Lo controlas todo...!

Evidentemente, así era; el ordenador me estaba permitiendo controlar muchas cosas, que sin él no me hubiera sido posible obviando la mano auxiliadora de terceros, como venía ocurriendo hasta este momento; y el asunto era motivo de asombro para las personas de mi entorno social y profesional; asombro, del que, a la vez, también me asombraba yo, dado que un número importante de ciegos en la Institución me llevaban la delantera desde hacía ya muchos años, como usuarios de la Informática y, consecuentemente, en conocimientos adquiridos. Pero, probablemente, debido a ciertos avatares de los que no puedo dar fe absoluta, ni sería ético emitir una crítica de los mismos, los ciegos de mi Centro de trabajo estábamos yendo a la zaga en el aprovechamiento práctico de las posibilidades y beneficios que la máquina pone a nuestro servicio. Lo que a partir de aquí, pues, naturalmente, alguien ha de ser siempre el primero, está adoptando matices diferentes; los cuales, a corto plazo, significarán avances muy satisfactorios para todos.

No quisiera terminar este croquis de peripecias, sin antes exponer una serie de criterios personales como síntesis de mi experiencia, en aras de que puedan ser valiosos para cualquier persona ciega que se inicie en solitario en las faenas interactivas con un ordenador; o, dicho de otro modo, que decida pelearse con una máquina estúpida y desconocida, sin el auxilio logístico de las personas que ya dominan el campo de batalla:

1º.- Confección de un disco arrancador

La experimentación, como método de observación provocada, es necesaria en todo proceso de aprendizaje intencional, y también aquí proporciona buenos resultados; pero no es difícil que después de haber pulsado unas cuantas teclas para ver cuál es su efecto, o de haber usado algunos comandos sin conocer su significado, nos encontremos con destrozos que impidan la reinicialización del PC; como pueden ser las modificaciones fortuitas o inconscientes de los archivos de configuración, AUTOEXEC.BAT y CONFIG.SYS; lo que puede llevar consigo que la tarjeta de síntesis de voz nos deje a oscuras. Con el diskette arrancador podremos retornar a la situación original, desde la que nuevamente iniciaremos otro ensayo para un nuevo acierto o error; ahora con los datos acumulados de la experiencia anterior.

Este arrancador deberá contener como mínimo los archivos de sistema y los programas de síntesis de voz, pero es asimismo importante que incorpore un antivirus, que nos permita chequear el BOOT y eliminar cualquier posible infección.

2º.- Creación de BACKUPS

Es muy importante la creación de archivos de seguridad, aunque tienen la pega de que suelen ocupar muchos diskettes y que se invierte demasiado tiempo en la recuperación o reinstalación de los programas. Por otra parte, si alguno se deteriora, la copia resulta irrecuperable. Pero da también buenos resultados la creación de directorios de seguridad con el comando XCOPY, ya que, con los modificadores /s o /e, nos copiará todo el programa con sus directorios y subdirectorios al directorio indicado; por ejemplo, reserva, almacén, depósito, etc., que podremos recuperar en cualquier momento con el mismo comando, en caso de que el directorio de trabajo haya sufrido algún cambio no deseado.

3º.- Creación de archivos BAT

Los archivos por lotes contribuyen a la personalización del PC; pero no deben de ser recomendados, al menos mientras el propio usuario no tenga las ideas claras en cuanto a su construcción, necesidad y manejo, ya que pueden limitar el aprendizaje de los comandos automatizados con el archivo, o provocar el olvidoá de otros ya aprendidos. Pero es muy importante, sin embargo, valerse de ellos cuando el programa funciona bajo WINDOWS y tenemos que configurar la aplicación para un uso o un fin determinado; esta configuración puede, por tanto, recogerse en un archivo, que será reclamado con un BAT en cualquier momento, sinque nadie tenga que recurrir de nuevo al "ratoncito" para volver a configurar. Como es asimismo recomendable preservar los archivos INI, para recuperarlos nuevamente en el caso de que la aplicación con la que estamos trabajando hubiera adoptado fortuitamente alguna configuración distinta a la original, que nos impida la obtención de los resultados previstos.

Y, finalmente, quiero presentar mis más sinceras disculpas a quienes presuntamente, pudieran imputar al contenido de este boceto, aspectos ajenos a la voluntad del autor; ya que éste sólo pretende narrar una realidad vivida de la forma más precisa y fiable, motivada por todas las condicionantes confluentes en la vida y desenvolvimiento de una persona ciega, cuando tiene inquietudes de progreso y superación, capaces de romper los esquemas elementales de aquellas personas que no padecen nuestro hándicap; pero nada más lejos de mi ánimo y mi intención, que el deseo de vulnerar, siquiera ingenuamente, la sensibilidad de quienes, por fortuna, tienen vivencias distintas a las de la ceguera, cuyo círculo de desenvolvimiento profesional y social es tangente al nuestro. Por lo que, en todo caso, cualquier posible matiz de diatriba que se vislumbre radicará solamente en la forma de contarlo, aspecto que no es fácil separar de la personalidad del que suscribe.

PONTEVEDRA, 27 de junio de 1997

 

 

 

 
 
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