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  Reportaje Fantástico (Consol Fort Valentines)
 

 

 

Reportaje Fantástico

Consol fort Valentines

UNA EXCLUSIVA PARA LA REVISTA MUSICAL EN SISTEMA BRAILLE

"MÁS ALLÁ DEL PENTAGRAMA"

 

Nos hallamos en el "Salón Azul" especialmente preparado para esta ocasión. Es el pabellón de la fantasía donde todo puede ser posible.

Para entrevistar a mis personajes he tenido que darles un cuerpo supuesto, un sexo y edad también supuestos, sus respectivas personalidades y un parentesco entre sí. ¿Qué tienen, pues, ellos? Su voz, su nombre y sus valores personales.

Mientras espero su aparición, permítanme hacer una breve presentación de cada uno. Se trata de la familia musical Escala de Ut, alias Do. Cada uno y cada una han sido convocados por mí, para que respondan solamente a una pregunta. Ellos, son:

El abuelo fundador, señor Ut, alias Do, posee un obscuro pasado; es un hombre de cierta edad, muy elegante y educado; podría definirse como un hombre que ha vivido mucho; un hombre de mundo.

Su hija, la señora Fa, está casada con el señor Sol. Ambos son padres de la señorita Re. La señora Fa ha dedicado su vida a interpretar el papel de esposa abnegada y madre. Es una mujer sin ninguna personalidad; No hay nada en ella que no sea la obediencia al marido y la comodidad que ello significa. Es, en definitiva, una mujer dominada; lo sabe y le gusta.

Su hija, la señorita Re, joven tímida y un tanto corta, está ardientemente enamorada del secretario de su abuelo, el señor Mi, y por eso se pasa la vida con insinuaciones pueriles y con una adoración total a su abuelo. En el fondo, no es tan tonta, y el joven Mi, lo sabe: Si desea mantener su puesto, un tanto inseguro, en la Escala, debe cortejar a la niña, y así, complacer al abuelo. Y es por esta razón, que su actitud flexiva y modulante le obliga a representar el papel de galán con ciertas reservas.

El señor Sol es el hombre fuerte de toda la serie. Se ha hecho a sí mismo. Todavía joven y con gran dominio de la situación, no permite que nada ni nadie enturbie su éxito. No obstante, debajo de esa capa de dureza y dominio se esconden unos sentimientos y unas pasiones secretas. No son tan secretas sus relaciones con la señorita La, su secretaria.

La señorita La, secretaria del señor Sol, como ya es sabido, es una chica enérgica. Es su brazo derecho en el trabajo y todo lo demás fuera de él.

Finalmente, les presentaré al último personaje, no sin antes advertirles que su presencia aquí, puede resultar un tanto escandalosa. Se trata del joven adolescente homosexual, Si. Su belleza es comparable a su descaro. No se sabe exactamente qué lazo le une al grupo. Se sabe que el abuelo Do, lo tiene bajo su protección y en algunas ocasiones, él le llama Padrino. Es capaz de todos los vicios y de todos los placeres; es, en definitiva, irresistible.

En este momento acaban de llegar. Les doy la bienvenida un poco incómoda porque yo no soy periodista y no sé si sabré llevar la conversación o entrevista de forma adecuada. Observo, sin embargo, que ellos están ligeramente desorientados, expectantes; supongo que será porque nunca han concedido una entrevista, o por lo menos no tienen por costumbre hacerlo. Una vez cómodamente instalados, inicio el coloquio:

--Ustedes se preguntarán por qué les he convocado a esta reunión; el motivo es presentarles una revista musical especializada que se edita en sistema Braille y en la que Ustedes pueden participar.

--Quiere decir que es en relieve?-. Pregunta Si.

--Bien, es posible que pueda definirse así, pero, no exactamente.

--Publican fotos?

--¡Grosero!, ¡indecente!.

--¡Mamá!, ¡por favor!.

--Es un indecente. Siempre aprovecha cualquier ocasión para lucirse.

--¡Cállate, querida!. No demos un espectáculo; recuerda que hemos sido invitados. ¡Qué pensará estA joven!

--No, no-. Digo yo. --Por mí, no se preocupen. A fin de cuentas sólo era una pregunta.

--¡Gracias, querida!-.

Si, sonríe y lentamente enciende un cigarrillo. La señora Fa reprime sus ganas de protestar ante la mirada de su esposo y reduce su cólera moviendo furiosa el abanico.

--En definitiva, joven, ¿de qué se trata?-. El señor Do calma los ánimos con su delicada cortesía.

--Verá usted-. Digo yo, aliviada. --Como ya les he dicho al explicarles el motivo de esta reunión, es una revista musical especializada escrita en sistema Braille. Han de saber que con este sistema puede escribirse todo lo que se escribe en tinta. He traído un ejemplar de esta revista para que ustedes lo examinen y puedan darme su opinión cada uno de ustedes.

El señor Do toma la revista en sus manos y la examina atentamente y después expone su opinión.

--Me parece muy interesante y más aún, teniendo en cuenta que la base son tan sólo seis puntos. Demuestra un ingenio notable-. Después añade: --Me siento muy satisfecho, como fundador de mi Escala, de poder participar en esta revista.

--¿Me permites, abuelo? ¡Ay!-.La señorita Re da una pequeña exclamación de dolor en el momento de coger la revista.

--¿Se ha hecho usted daño?-. Me intereso.

--No-. Me responde Si. Es este estúpido de Mi, que hoy parece tener las manos largas.

--¿Cómo se atreve a insultar a mi hija?-.

--¡Cálmese, señora! Ya sé que no me soporta; pero el papel no creo que la haya pellizcado, ¿verdad?-. La sonrisa en los labios de Si, exalta más a la madre.

--No, no. Es que se me ha enganchado el vestido en la butaca-. Aclara Re, toda sofocada. Después toca la revista ilusionada como un niño. --¡A ver!, ¡a ver!. ¡Oh, qué emocionante!.

--¿Qué opina usted, señorita?-. Le pregunto.

--Me hace cosquillas.

Una carcajada de terciopelo, me llega de labios de Si, que se ha quedado un tanto separado del grupo.

--Perdón, no la comprendo.

>--Sí-. Me contesta Re. --Es como el champán que pica en la nariz; estos puntitos me hacen cosquillas en la punta de los dedos. --¡Qué revista más graciosa! ¿No crees, Mi?.

--¡Permíteme, querida!-. Mi toma la revista y la hojea rápidamente. –Desde luego-. Dice. –Es un trabajo muy eficiente. Como dice mi jefe, el señor Do, un trabajo notable. ¿Qué opina usted, señora Fa?-. Pregunta al pasarle la revista. Ella, ante los comentarios que pueda ocasionar su opinión, duda unos momentos. Después, se decide por lo más cómodo.

--Yo, lo que diga mi marido.

Y pasa el ejemplar al señor Sol. Éste, carraspea y dice:

--Bien. En esta ocasión no tengo más remedio que estar de acuerdo con mi suegro en que es lo más perfecto que se pueda imaginar en esta especialidad...-. tiene unos momentos de duda. Su secretaria La, atenta a la situación, le apunta algo al oído. --¡Ah, sí! Bien. Encuentro que su labor es verdaderamente positiva. Mi secretaria me acaba de recordar que la escritura de las diferentes voces, en Braille, se hace de forma horizontal, lo cual debe aumentar su dificultad.

--En efecto-. Afirmo. --¿Conocía usted anteriormente alguna publicación semejante?.

--No, pero siempre estoy al día de todo lo que pueda interesarme. Claro que no todo el mérito es mío; mi secretaria es muy eficiente.

La señorita La, toda satisfecha, agradece el cumplido.

--El "gran jefe" ha hablado-. Si, no puede aguantarse las ganas de reír. --¡Qué parrafada, Macho!.

--¡Por favor!, tenga un poco más de educación-. Le corta La, indignada. Si, continúa con su chanza.

--¡Mírenla ustedes! Cada vez se parece más a su mujer-. Y dirigiéndose a La, en particular: --¿Qué te pasa, Cielo, no soportas que Sol sea inferior a Ut?.

--Si, por favor, te recuerdo que ya no uso este nombre.

--¡Oh, perdona, Padrino! Pero en Francia te recuerdan todavía con él… Siempre me ha intrigado ese misterio de tu doble personalidad. Un día me lo has de revelar. ¿Querrás, Padrino?-. Y añade recreándose: --¡Francia es tan sexy!.

--¡Basta ya!-. Grita el señor Sol, levantándose. Después, con una voz más suave, pero enérgica, se dirige a su secretaria: --Señorita.

--Sí, señor?.

--Téngame al corriente de todo lo que se publique en este sentido, que, por supuesto, nos afecte a nosotros. Y ya que hemos dado nuestra opinión…

--¡Perdone!-. Le interrumpo, viendo su intención de marcharse. --Aún falta por opinar a la señorita La y al joven Si.

--Bien-. Concede. --Den su opinión y vayámonos.

--Sí, señor-. La secretaria coge la revista, la repasa minuciosamente y dice: --Estoy de acuerdo con todo lo que se ha dicho. Pienso que, el que la música pueda escribirse en Braille, es algo maravilloso. Por lo tanto, yo, desde mi puesto ejecutivo, sólo puedo decir que estaré dispuesta a colaborar siempre que sea necesario.

-Te ha salido perfecto, nena. Divino.

La insolencia de Si, exaspera a La, que se levanta furiosa.

--No tengo porqué soportarlo más. ¡Vámonos!

La señora Fa, también se levanta y los demás siguen su ejemplo rápidamente.

--Hemos tenido mucho gusto en conocerla, joven. Y ya sabe que puede contar con nosotros-. Después se dirige al grupo: --Cuando queràis.

Quiero despedirme de ellos, pero no me dan tiempo para hacerlo por lo deprisa que se han ido. Si, no obstante, se ha quedado. Yo le pido su opinión y él me responde con una pregunta:

--¿Sabes por qué me odian?.

Me desconcierta un poco su pregunta porque no me la esperaba. Le digo que, no. Y él contesta su pregunta:

--Porque me necesitan; porque soy el más sensible de todos; porque no pueden soportar mi belleza ni resistir mi atracción.

--Pero se han ido sin ti.

--No muy lejos. Seguro que me esperan; siempre lo hacen. Y ahora, voy a contestar a tu regunta, a darte mi opinión: Yo, el más degenerado de los sonidos, el más prohibido, el más deseado, opino que no existe otra cosa igual. Por eso, sólo puedo decir, ¡gracias!.

--Gracias, ¿por qué?.

--Porque sólo los ciegos, amiga mía, saben agradecer nuestra música con una caricia..

Me sonríe suavemente y se va. Yo, con la revista en las manos, salgo del Salón Azul, totalmente fascinada.

Desde el mundo de la fantasía, Consol Fort Valentines.

 

Barcelona. Octubre de 1986.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
 
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