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  Crónicas de una Computadora (María Jesús Cañamares)
 

 

 

Crónicas de una Computadora

María Jesús Cañamares

No sé cuándo nací ni cómo me llamo, porque los humanos no acaban de ponerse nunca de acuerdo: unos me llaman "computadora" o simplemente "compu"; otros me llaman "ordenador", y los más modernos, esos jóvenes que creen saberlo todo y ser los más perfectos del siglo, me llaman, en su jerga tonta e insulsa, "ordenata". Mi apellido, eso sí, es Toshiba, así que supongo que mis "padres" serán japoneses. Tengo algo más de un año y medio de vida, y ahora les contaré mis crónicas, lo que me ha sucedido y lo que he vivido en este corto lapso de tiempo.

Cuando "nací" supe que, aun siendo una máquina, tenía mucha más capacidad de memoria que los humanos; tengo un "cerebro" (disco duro) prodigiosísimo, para almacenar lo que me convenga por mucho tiempo, o borrarlo cuando me dé la gana. Tengo otra memoria más (la RAM) que me permite retener muchísimos datos al mismo tiempo para poder hacer varias tareas simultáneas, cosa imposible en un humano. Mi "corazón" (procesador) es superpotente, y aunque esté a tope de actividad no duele, nunca se cansa.

El día que nací me acoplaron en una "jaula" (maletín de cartón), al que previamente habían atiborrado de almohadillas de esponja, (¡qué blandito estaba allí!), pero también la llenaron de algo que me apretaba en grado sumo y me estaba incordiando, creo que se llaman "accesorios". Me taparon como si temieran que me constipara y me llevaron Dios sabe dónde. Antes de taparme pude comprobar que iban a hacer lo propio con otros compañeros de viaje. Un viaje larguísimo y aburrido.

Por fin, me han traído a un lugar donde estoy reposando lleno de tedio y deseando que alguien me saque de mi "jaula".

Hoy, un día cualquiera del mes de Marzo, me están moviendo, me agarran del asa del maletín y me llevan a otro sitio; ¡veremos si allí estoy mejor!

¡Caramba, por fin me destapan, me sacan de la "madriguera" y, para mi asombro, noto un montón de miradas sobre mí y manos que me tocan, me retocan, me acarician...!, ¿dónde estaré?.

¡Ah, qué sorpresa!: a mi lado, en otra mesa, hay un "hermano pequeño" (otro ordenador portátil como yo), y a su lado, otro "hermano mayor", que ése no es tan portátil porque debe de pesar lo suyo y además lleva aparejados dos trastos más que dicen que se llaman "teclado" y "pantalla o monitor". Pero al menos ya tengo con quién hablar, creo yo. Esta estancia es cómoda, pero, no sé, aquí vive gente un poco extraña. Tengo que averiguar de quién se trata. De momento todo son piropos para mí y bromas para la que, según he entendido, es "mi dueña". Alguien me está metiendo cosas por todos mis "poros" (conectores), me está fastidiando, venga a tocarme aquí y allá; ¡me va a hacer que me cabree (que tengo mal genio cuando me pinchan) y me voy a parar sin avisar! ¡Qué requetepesado es este "humano"!, ¿pues no me está haciendo "tragar programas a porrillo"? ¿Pero qué pretende?: que si el Jaws; que si el Word; que si el Google; que Si el Microsoft Access; que si el Windows Messenger; que si...

¡Anda, mi madre!, ¿pues no me quiere meter en una "red"? Eso al menos está diciendo: que me va a meter en Internet. Pero no le dejan. Me pincha aquí y allá y ¡nada, que no puede! No me dejan entrar. El "manazas humano" se ha hartado de tocarme, y yo más aún de que me esté fastidiando, así que se ha ido y espero que ya me deje en paz.

Hoy ya es otro día. Todavía no he hablado con mis "compañeros de habitación". Pero el "humano" ya ha logrado meterme en esa red de redes en la que me estoy volviendo loco porque parece una autopista con miles de ramales, y tan pronto me manda que tire por uno, como al rato me desvía por otro. Si me fastidia mucho me paro y no me vuelve a hacer andar. Por lo que me van diciendo y mandando, parece que mi dueña es una chica que no ve ni oye, porque "me palpa constantemente y por todas partes" y además, ella jamás mira mi pantalla, ¡con lo bonita y brillante que es! El "humano" le ha puesto a mi lado otro aparato y me ha unido a él por medio de un cable, y a ése sí que lo palpa y repalpa mi dueña; no sé qué tiene de guapo el tal "chisme", pero a mí me resulta de lo más antipático, porque parece que "le chiva a mi dueña" todo lo que yo digo y hago.

Nuevo día. Hoy he averiguado dos cosas: 1: la habitación donde estamos pertenece a un piso tutelado, donde mi ama vive con otros compañeros, y al parecer están "aprendiendo a darnos órdenes" (los humanos están locos, porque yo me pregunto:

¿quién da las órdenes, nosotros o ellos? Si son ellos los que las dictan y nosotros quienes las ejecutamos, ¿porqué nos llaman "ordenadores"?), y tocan

todos nuestros "huesos" y "músculos" (teclas y botones) como si fueran fisioterapeutas.

2: También hoy he entendido cuáles son las funciones del "chivato": resulta que mi propietaria es, efectivamente, más ciega que un gato de barro, y además oye fatal. "El chivato", por tanto, le "sopla" a ella todo lo que sale en mi pantalla, es decir: todo lo que yo digo y hago, ella lo va leyendo con sus dedos en la línea del "chivato" (Braille-Lite). Eso es posible gracias al programa Jaws, que me hizo "tragar" a mí el "humano" (Instructor Tiflotecnológico de la ONCE para personas sordociegas). Ese programita también hace posible que yo hable como un loro, pero como mi ama no oye, decidieron "encasquetarme" al "chivato", porque tiene una línea braille llena de puntitos; ¡es más feo el trasto éste!, parece que tiene la varicela, todo lleno de puntos y agujeritos.

Estamos a mediados de julio y hoy me he llevado el mayor chasco de mi corta vida. Yo creía que podría hablar con los otros "compañeros de habitación". Y, efectivamente, hablamos, pero decimos lo que los humanos quieren que digamos, es decir, que ellos nos "dictan" lo que tenemos que decir, y por tanto son ellos los que se lo pasan tan lindamente a costa de nosotros. Mi ama me dicta una y mil frases, que yo paso a mi "compañero de habitación" para que él se las transmita al amigo, a la amiga o al profesor de mi ama, según quién esté en ese momento manejando a mi "compi" de al lado; ¿y esto es vida? ¿y para

eso me han traído aquí, para trabajar?

El "humano" me está "metiendo algo en mi cerebro", no sé qué es pero me está fastidiando bien. De pronto mi compañero me dicta una orden de aviso y yo doy

un vocinazo. Mi "dueña" me toca un "músculo" (botón) y contesta:

--"¡!Caramba, se me ha helado la sangre al oír el timbre!"

Mi "compi" me dice que le transmita a mi ama lo siguiente:

--Claro, es que te he puesto un sonido fuerte, para que cuando te llamen por chat, te enteres y contestes.

¡Ah, ya, eso era lo que antes me había metido el "humano" en el "cerebro"! Pues ahora pienso chillar con toda mi capacidad cuando alguien me de la orden de aviso para la señorita, ¿qué se creen, que siempre va uno a estar calladito y trabajando?

Hoy parece que los humanos están de luto. Algunos lloran, porque dicen que nos vamos del piso.

¡Oh, socorro, me meten de nuevo en mi "jaula"! ¿pero dónde me llevan ahora estos "tontos del ala"?...

Estoy en un sitio totalmente distinto al que habitaba hace apenas unas horas. Esta habitación es mucho más bonita. Aquí hay más "trastos": Un "hermano mayor" que es parecido al del piso anterior, con su monitor y su teclado. A mí me han "sentado" encima de otro cacharro que dicen que se llama Escáner, porque no hay más espacio en la mesa. Debajo de nosotros hay dos "accesorios" que se llaman altavoces, y otra máquina que se llama Impresora. Todos están unidos al "hermano mayor". Sin embargo Yo sigo teniendo al "chivato" pegado a mí, ¿porqué?

Mi ama se pega todas las noches unos "chateos" que da asco, porque me tiene hablando hasta las tantas de la madrugada; Algún día se acordará de quién es Toshiba.... Y lo curioso es que casi siempre habla con la misma persona, pero no puedo, no debo decir nada más de ellos.

Ya estamos en pleno agosto y hoy mi ama está muy furiosa. Ha reñido con el que la tenía a todas horas de charla y lo he pagado yo, porque, ¡si vierais con qué mala leche me aprieta mis "huesos" y mis "músculos"! ¡Pobrecita, ahora me da mucha pena y creo que voy a perdonarle todo cuanto me ha hecho trabajar hasta la fecha de hoy!

Mediados de Septiembre. Alguien ha venido a meterme más trabajo: por lo que me voy temiendo, es otra colega del "humano", sí, otra instructora. ¡Ah, pero es una mujer! Lo sé porque me ha mandado ir a su cuenta de correo, así que he "cazado" su nombre. Me manda que haga una cosa, y al minuto, me manda deshacerla y hacer otra; ¡huy, esto no me gusta mucho! ¡Nada, que entre los dos instructores a mí me van a volver loco y medio! ¡Que se vaya la señorita, por favor!

Octubre y Noviembre transcurren sin grandes novedades que contar. Mi ama me toca, me ordena, y yo, cuando quiero la obedezco y cuando no me paro y tan tranquilo.

Pero en ese caso, ella pronto se "chiva" a sus amigos los instructores, éstos le dan cuatro órdenes, ella me las aplica a mí, y yo, ¡tonto y buenazo!, a trabajar de nuevo.. Sigo sin hablar con los otros "compañeros" porque ellos no están metidos en esa "red de redes" llamada Internet, y a mi ama parece que no le sirve nada que no esté vinculado ahí. Mejor, así me valora a mí más y los otros se mueren de envidia..

¡Llegó Diciembre, el mes de la Navidad!.

Pero a mí, -o mejor dicho, a los de mi género- el único aguinaldo que se nos da es el triple de actividad. ¡Qué de felicitaciones y tonterías tenemos que recibir y transmitir! ¡Es de locura!

Mi ama me ha llevado a otra estancia donde ahora sí que estoy solo con el "chivato", creo que no es nuestra casa habitual y me aburro como una ostra.

¡Por fin estamos de nuevo en casa! Aquí están los demás "familiares míos": mi "hermano mayor", el escáner y la impresora pero sigo sin unirme a ellos.

Hoy es otro de mis días locos: es 13 de enero, el cumpleaños de mi ama, (sé su nombre pero me tiene prohibido terminantemente decirlo) Mi "corazón" (procesador) late vertiginosamente a toda potencia; casi las 24 horas del día las he pasado recibiendo felicitaciones y transmitiendo agradecimientos. ¡Menos mal que sólo será una vez al año!

Hoy ya estamos en Febrero. Mi dueña se ausentó durante una semana y por primera vez se fue sin mí, cosa que jamás antes había hecho. A su vuelta nos ha puesto en marcha al "chivato" y a mí, pero a él no le ha dado la gana de arrancar. Ella se desespera y me dicta sendas cartas para contar a los dos instructores lo sucedido. Los dos "colegas" me mandan que le diga: que si el "chivato" se habrá quedado congelado debido a las fuertes heladas que están cayendo por aquí. Que si dale aquí; que si ahora allí; que si a lo mejor no tiene batería... Pero, nada, que no hay quien le haga obedecer y mi ama está que echa humo.

La "tiflo" le ha dicho que vendrá a ver al "chivato", y si no consigue que la obedezca se lo llevará no sé dónde, seguro que al "hospital" (tienda de reparaciones).

¡Ojalá sea así!

¡Pues aquí tenemos a la señorita "tiflo", tocándonos y retocándonos al "chivato" y a mí!. Él ha dicho que no arranca ni a la de tres y al final, ¡se lo llevan!, ¡qué bien!, ahora, una de dos: o me dan a mí vacaciones los días que él esté por ahí, o mi ama no se enterará si le hago alguna de las mías; ¡Veremos qué pasa!

Llevo 2 días sin trabajar, pero hoy la nena me ha puesto en marcha, y como no se entera de lo que hablo, me manda que suba el volumen; lo subo a tope pero

me desgañito voceando y me temo que al final me voy a quedar afónico, así que antes de que eso suceda, se me está ocurriendo la idea de hacer alguna trastada.

¿Y si desverificara el altavoz y me quedara en silencio? Me lo pensaré.

No lo he hecho, me da pena que mi ama no pueda hacer nada de nada si no hablo y encima no me ve.

Ya han pasado 15 días desde que el "chivato se largó. Y ya estaba yo cantando victoria pensando que no lo iba a ver más, cuando mi amita se ha presentado con él, colocándolo de nuevo en su sitio. Nos ha hecho "unirnos", y, ¡sorpresa: el "chivato que no funciona!. Ella, naturalmente, ha recurrido a sus aliados de siempre: los dos "tiflos" éstos. Y el uno, que dale aquí, la otra que allí no, que acá, total, que con un simple y tonto cambio de número, el "chivato"

ya se ha puesto a su faena, y mi dueña más contenta que unas Pascuas, mandándome transmitir agradecimientos a esos dos.

Estamos en Marzo. Todo el mundo habla de virus, antivirus y no sé qué historias. Me han metido en otra "jaula", junto al "chivato", naturalmente, y me mueven, me depositan en un lugar, y me sacan de mi encierro. ¡Cielos, me topo con el "tiflo", al que ya casi no recordaba. ¡Y venga a tocarme!, ¡y venga a meterme no sé qué! ¡Ah, sí!, es un antivirus! ¡Hombre, ya me cae mejor el amigo!, por lo menos me ha puesto algo que me protegerá para que no me ponga malito.

¡Será cosa de agradecerlo y portarme como un señor ordenador! Así que lo dejo trabajar sin hacerle ni una trastada, y todos tan contentos.

Hoy es un día de Marzo y mi ama está eufórica porque se ha metido en unos grupos de amigos donde, naturalmente, también me ha metido a mí. Parece que ahí se ha reencontrado con ex profesores y ex compañeros de su colegio y ¡vaya lata que nos dan con sus mensajes de alegrías! Ella vuelve a pasarse hasta las tantas de la noche chateando con ésta y el otro. A veces está eufórica y me trata a cuerpo de rey. Otras en cambio, se enfadan entre los humanos y me aprieta mis "huesos y músculos" furiosa, y se dicen unas cosas... Bueno, yo esto no puedo contarlo, porque sería una traición a mi amiga (¿sabéis que ahora la entiendo mucho mejor, y ella me entiende a mí también y nos hemos hecho cómplices?) Por eso no cuanto absolutamente nada de lo que me dicen ni de lo que yo digo.

Ya han pasado la primavera y el verano, sin novedades dignas de destacar. Mi dueña a veces me da una orden, luego se arrepiente y me manda deshacer ésa, dándome otras, al minuto no sabe cómo decirme que no cumpla la orden antes dictada... y yo me cabreo, me bloqueo, y ya tenemos a "doña tiflo" tocándome por todas partes, hasta que consiguen lo que quieren. Este verano es bochornoso, parece que a mi amiga le aprieta el cansancio y no tengo mucha actividad.

A veces me mete algo en uno de mis "agujeros" y comienza a hablar ella, su voz se clava en "mi cerebro" (disco duro), lo que me ha metido debe de ser un

"micrófono" que me taladra, pero que al mismo tiempo me evita mover los "huesos" (teclas), porque cuando ya deja de hablar, ella me toca y yo mando a otro "compañero" todo cuanto ella ha dicho, y me quedo tan descansado.

Este verano también me ha dado buen trabajo una manecita blanda, que parece la de un niño. Me ha dado buenas matracas para que juegue con él y con sus amigos.

Hoy, queriendo o sin querer, me ha ordenado que me silenciara, y yo, naturalmente, he obedecido. Me he quedado mudo. ¡No quieran ni oír los gritos de mí amita al notar mi mudez! Se ha enfadado con los dos: con el niño y conmigo. Pero como ahora los niños son tan listos, y el pobrecito de marras se ha visto muy apurado con los gruñidos de mi ama, rápidamente me ha dicho: "Habla, que la señorita se va a poner enferma". Me ha pinchado en mi ratón para desverificar el silenciador y yo he salido hablando como si nada hubiera pasado.

Y ya estamos en Septiembre. Mi amiga está muy triste; algo gordo le pasa. Tiene muchísimos amigos, sobretodo de allá lejos, de la otra parte del Atlántico, amigos que la quieren y la animan. Que me mandan constantemente sus mensajes de cariño y amistad para que se los transmita. Pero algo no anda bien. Yo sé todo, todo lo tengo en mi "cerebro", pero no me pregunten nada. Yo, fiel a mi labor, y mucho más a ella, jamás lo contaré, aunque me toca compartir sus tristezas y sus alegrías. ¡Así deben de ser los verdaderos amigos!

 

 

 

 
 
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