VIII Jornada Nacional del Braille
Trieste - 21 de febrero de 2015
Mi participación en el movimiento mundial destinado a promover una auténtica inclusión social de las personas con discapacidad visual me ha encaminado hasta la fecha a 99 países del mundo y ha ido consolidando en mí la convicción de ser ciudadano del mundo. Admito que los seres humanos estamos muy condicionados por barreras culturales, sociales y económicas, pero estoy plenamente seguro de que tenemos muchísimo en común. En realidad, nada me es indiferente, suceda donde suceda.
Hemos de alegrarnos de que actualmente existan organismos como la Unión Mundial de Ciegos que fomentan la realización de un intercambio efectivo de estrategias, experiencias y modelos sociales. Es, pues, imposible ignorar las conquistas y los logros conseguidos por las personas con discapacidad visual en distintas partes del mundo. Lamentablemente, hay concepciones erróneas tan férreamente radicadas en la mente de las gentes que infunden sus efectos negativos en las personas individualmente. En el campo de la inserción laboral, por ejemplo, en lugar de estimular la satisfacción de los intereses, motivaciones y capacidad profesional de cada persona, impulsamos a menudo a las personas con discapacidad visual a optar entre un número muy pequeño de ocupaciones cuyo ejercicio se considera muy adecuado para quien no ve nada o ve muy mal.
En Italia son muchos los que continúan trabajando como telefonistas; en España son numerosos los que se dedican a la venta de las loterías de la ONCE; en Japón y en China se privilegia la práctica del masaje y de otras terapias físicas.
En Italia, se regula con leyes estatales el acceso de los ciegos a la docencia en las escuelas ordinarias, pero en Alemania eso no es posible. En cambio ahí sí se permite que los ciegos ocupen puestos técnicos y de dirección en la administración civil y ejerzan como jueces, cosa muy difícil en Italia.
En los últimos años se están produciendo transformaciones sociales importantes en todas partes, que unas veces son positivas, otras negativas y otras neutras.
No me agrada contestar de manera simple a la pregunta que me hacen con frecuencia sobre en qué país están mejor las personas con discapacidad visual. Siempre he procurado buscar un diálogo provechoso entre todos para conseguir que se haga realidad en todas partes aquello que allí o allá alguien sin vista o con poca visión ha logrado hacer con éxito.
Luis Braille tuvo la genialidad sencilla de descubrir que el punto es mucho más idóneo que la línea para la percepción táctil y de encontrar el tamaño exacto de los signos de su sistema. Los profesores videntes de su época no estaban encantados con un código de lectoescritura en el que la imagen de los caracteres era muy diferente de la de los utilizados por las personas con vista. Luis Braille tuvo también el encomiable mérito de pensar en un medio no sólo de escritura sino también de lectura. Las personas ciegas acogieron con entusiasmo grande su propuesta, porque sus ventajas eran y siguen siendo evidentes.
La senda del braille no siempre estuvo exenta de obstáculos, más poco a poco, este sistema fue convirtiéndose en universal.
En casi todas las lenguas se lo denomina con el apellido de su inventor: braille, aunque en algunas se utiliza la fonética correspondiente del inglés: breil. En idiomas del extremo oriente, como el japonés, chino, coreano, etc., se designa con un vocablo propio que significa "escritura puntiforme".
En el trascurso de los últimos años viene adaptándose el braille a lenguas autóctonas de África y América Latina. Hace pocas semanas me enteré de que una organización alemana está promoviendo un proyecto educativo para personas que no ven o ven mal y personas con otras discapacidades en Corea del Norte. Allí el braille está dando sus primeros pasos.
Ya desde el principio, la voluntad de las personas ciegas fue que el código braille tuviera un carácter uniforme en los distintos idiomas. Sin embargo, desde hace unos treinta años la informática ha aconsejado la introducción de reformas de los correspondientes códigos de cada lengua, pero al carecer de verdaderos puntos de referencia internacionales cada grupo lingüístico aplicó modificaciones, sobre todo en lo referido a signos de puntuación, distintas entre lenguas geográficamente próximas. Hoy, por ejemplo, los signos braille de los paréntesis son distintos en inglés, francés, español e italiano.
En 2000 la Unión Mundial de Ciegos reconstituyó un Consejo Mundial del Braille. Creo sin embargo que este órgano podrá hacer poco por unificar la multiplicidad de códigos ahora vigentes.
La informática nos brinda posibilidades inmensas. En muchas lenguas hubo en el pasado un debate o una controversia seria entre los partidarios de la escritura integral y los de la escritura abreviada (estenografía). Afortunadamente, ahora, mediante programas específicos, se puede sacar de un mismo fichero una copia en integral o en estenografía.
Actualmente las posibilidades de acceso a los libros de todos, gracias de nuevo a la informática, son muy grandes. Quedan ya pocas situaciones imposibles de resolver. Las necesidades de braille van adquiriendo progresivamente carácter de individualidad. Yo, por ejemplo, desde 2008 empleo con gran satisfacción un procesador de texto, que incluye también la posibilidad de transcribir al braille a partir de un fichero de Windows. Se trata de Biblos, creado y desarrollado por Giuseppe Di Grande, que es muy sencillo y muy potente. Con él es posible imprimir textos en distintos idiomas, incluyendo aquellos, como el griego o el ruso, que utilizan alfabetos distintos del latino.
Aun cuando las impresoras braille son caras, ya que cuentan con un mercado potencial reducido, debemos soñar que en el futuro, gracias a la conjunción de creatividad unida a nuevas tecnologías, surja una impresora ideal, rápida, silenciosa y barata.
Durante los últimos meses, gracias a la posibilidades de internet, hemos sabido que un joven californiano presentó el prototipo de una impresora braille que utilizaba piezas de Lego. La propuesta original se concretaba sencillamente en un juguete, pero su padre y otras personas han hecho lo posible porque la idea siga adelante, y ya han creado una pequeña empresa. El 12 de febrero de este año, algunas personas expertas en cuestiones de producción y utilización del braille mantuvieron en Palo Alto, en el Sillicon Valley de California, una reunión con esa empresa, BraigoLabs, con la finalidad de influir en que su producto sea verdaderamente útil para las personas a las que va destinado. Uno de los expertos que estuvo allí me comunicó personalmente que sus impresiones fueron óptimas. Las personas que están detrás del proyecto Braigo están indagando en todo el mundo las exigencias de su mercado potencial. Además, en ese entorno de tecnología punta, tienen fundadas expectativas de poder encontrar los recursos y apoyos necesarios para realizar algo tecnológicamente innovador.
Con frecuencia se habla de una presunta contraposición entre braille y nuevas tecnologías. Pienso que el braille debe tener con ellas una interacción armoniosa. Hay que admitir, no obstante, que los dispositivos de reproducción de braille electrónico son muy caros.
Kevin Carey, no vidente británico, Presidente del Consejo Ejecutivo del RNIB (Royal National Institute of Blind People) viene promoviendo el proyecto "Transforming Braille" (Transformando el braille) cuya meta es obtener los fondos necesarios para desarrollar una línea braille cuyo precio sea accesible en todas partes, incluyendo los países en vías de desarrollo.
Muchos no han creído en este sueño y, consecuentemente, no han contribuido con el dinero preciso para su desarrollo. Sé, sin embargo, que ya se ha firmado un contrato con una compañía americana que va a producir una línea braille de 20 caracteres que costará sólo 300 dólares y que estará en el mercado en la primavera de 2016.
Conclusión
Yo aprendí braille cuando tenía 10 años y, desde aquel momento, me ha producido muchas satisfacciones. Gracias a él he podido leer una gran cantidad de libros en distintos idiomas. Durante mi juventud copié muchas páginas utilizando regleta y punzón, pero ahora procuro aprovechar al máximo las ventajas que brindan las nuevas tecnologías. Soy muy consciente de que en ciertas cosas mis condiciones son un tanto privilegiadas, porque en mi casa puedo imprimir con velocidad todo el braille en papel que quiero. Últimamente creo que he leído en papel más que nunca, pero tengo el firme propósito de acostumbrarme a leer con un pequeño anotador electrónico dotado de una línea braille incorporada. En 2014 leí treinta y ocho mil quinientas páginas, y en 2015 ya llevo leídas más de cinco mil.
Valoro enormemente el braille, aun cuando sé muy bien que hay algunas personas ciegas que se las arreglan prescindiendo del mismo. Lejos de mí actitudes fanáticas, más creo que hasta ahora nada logró sustituirlo completamente.
Estoy convencido que el párrafo final de la "Carta Abierta a Luis Braille" que fue mi comunicación de un foro de alfabetización organizado por la Unión Mundial de Ciegos en Montevideo en 1996, expresa de manera diáfana mi actitud en este punto:
Te prometo solemnemente serte fiel, aunque sé que, al fin y al cabo, sea por el camino que fuere, en una u otra forma, si alguien algún día encuentra algo que supere el sistema que tú propusiste al mundo en 1825, tú, yo y todos nosotros nos alegraremos sobremanera.
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Versión en idioma italiano
Ottava Giornata Nazionale del Braille
Trieste, 21 Febbraio 2015
Universalità del Braille. Passato, Presente e futuro
Pedro Zurita
Giä Segretario Generale dell'Unione Mondiale dei Ciechi
Il mio impegno all'interno di quel fermento mondiale che sostiene la vera inclusione sociale dei ciechi, mi ha portato finora in 99 paesi e mi ha insegnato ad essere un autentico cittadino del mondo. Riconosco che tra gli esseri umani ci sono molte barriere culturali, sociali ed economiche, ma sono profondamente convinto che noi tutti abbiamo molte cose in comune che ci uniscono. È per questo che nessuna cosa al mondo mi lascia indifferente.
Per fortuna, oggi abbiamo enti come l'Unione Mondiale dei Ciechi che promuovono un proficuo scambio di strategie, esperienze e visioni sociali, ed è per questo che è impossibile non riconoscere le conquiste e gli obiettivi raggiunti dai ciechi in molte parti del mondo. Purtroppo i pregiudizi sono fortemente radicati nella società, e attanagliano le singole persone nel loro influsso negativo. Per esempio, nel campo dell'inserimento lavorativo, anziché favorire gli interessi, le motivazioni e le capacità professionali di ciascun individuo, spesso spingono i ciechi a scegliere tra un numero esiguo di professioni, lavori considerati idonei a chi non vede.
In Italia moltissimi ciechi lavorano ancora come centralinisti; in Spagna molti lavorano come venditori di biglietti della lotteria ONCE (Organizzazione Nazionale dei Ciechi Spagnoli); in Giappone e in Cina privilegiano il massaggio e altri tipi di terapie fisiche.
In Italia gli insegnanti ciechi hanno leggi che regolano il loro inserimento nelle scuole pubbliche, mentre in Germania questo non è possibile, consentendo che i ciechi facciano carriera come dirigenti della pubblica amministrazione o come giudici nei tribunali. Negli ultimi anni i ciechi di tutto il mondo stanno assistendo a trasformazioni sociali e culturali, a volte positive, altre negative, altre ancora neutre.
Sono stato sempre riluttante a semplificare troppo le mie risposte verso chi mi chiede dove vivano meglio i ciechi e gli ipovedenti. Ho sempre confidato che ci sia tra Tutti i Paesi un aperto e proficuo dialogo che unisca, per rendere fattibile globalmente ciò che funziona solo localmente in alcune parti del mondo.
La semplice e straordinaria genialità di Luigi Braille e avere scoperto che il punto è più adatto della linea alla percezione tattile, e aver cercato e trovato le dimensioni adeguate per i segni del suo sistema. Gli insegnanti vedenti dell'epoca non gradivano un sistema di lettura e scrittura la cui grafia dei caratteri era totalmente diversa da quella comunemente utilizzata. Oltre a leggere col tatto, un altro merito di Luigi Braille fu quello di pensare anche al modo di scrivere dei ciechi. I non-vedenti accolsero il suo sistema con grande entusiasmo, perché i suoi pregi furono e sono evidenti tutt'ora.
Il cammino del braille non è stato sempre facile, ma piano piano è diventato un sistema universale.
Per questo sistema è stato adottato, quasi sempre, il cognome del suo inventore: braille. In alcune lingue si pronuncia all'inglese: breil. Nelle lingue orientali - giapponese, cinese, coreano ecc. - lo chiamano usando termini propri della loro lingua, il cui significato è "scrittura puntiforme". Il braille ultimamente viene adattato anche alle lingue africane e latinoamericane. Poche settimane fà ho appreso che un'organizzazione tedesca promuove l'educazione dei ciechi e di altri disabili in Corea del Nord, dove il braille muove i primi passi.
Sin dall'inizio, i ciechi hanno voluto che il codice braille fosse veramente universale. Purtroppo negli ultimi trent'anni l'informatica ha favorito diversi cambiamenti, non sempre positivi. Non avendo un chiaro punto di riferimento internazionale, i segni di punteggiatura hanno subito una diversificazione tra le varie lingue, anche geograficamente vicine. Per esempio, oggi i segni braille delle parentesi sono diverse in inglese, francese, spagnolo e italiano.
Nel 2000 l'Unione Mondiale dei Ciechi ha ricostituito un Consiglio Mondiale del Braille, ma penso che questo organo potrà fare poco per uniformare i tanti codici braille che oggi esistono in tutto il mondo.
L'informatica ci offre possibilità straordinarie. In passato, in molte lingue, c'è stato un dibattito tra i sostenitori della scrittura integrale e quelli della scrittura stenografica. Oggi però, usando appositi software, a partire dagli stessi documenti digitali si può scegliere se avere un braille integrale o stenografico.
Oggi le possibilità di accesso ai libri di tutti, grazie sempre all'informatica, sono immense. Ormai ci sono solo poche situazioni impossibili da risolvere. I bisogni braille diventano via via sempre più individuali. Per esempio, dal 2008 utilizzo con soddisfazione un software di videoscrittura che consente anche la stampa in braille a partire da documenti digitali. Questo è Biblos, di Giuseppe Di Grande, un software semplice e potente. Con esso si possono stampare in braille anche testi in lingue che non usano l'alfabeto latino, come ad esempio il greco e il russo.
Anche se le stampanti braille costano molto, poiché il loro mercato è di nicchia, dobbiamo sperare che in futuro, unendo fantasia e tecnologia, possa vedere la luce una stampante ideale: veloce, silenziosa ed economica.
Negli ultimi due anni grazie a internet abbiamo appreso che un giovane californiano ha prodotto il prototipo di una stampante braille utilizzando i lego. Il prototipo iniziale è un giocattolino, ma il padre del ragazzo ed altri hanno sostenuto questa idea ed hanno già creato una piccola impresa. Il 12 febraiio alcune persone esperte del settore si sono recate a Palo Alto, nella Silicon Valley in California, per avere un contatto con questa impresa, al fine di ottenere un prodotto davvero utile alle persone a cui è destinato.
Uno degli esperti recatosi all'incontro mi ha raccontato che hanno avuto un'ottima impressione. I responsabili di questo progetto, che prende il nome di BRAIGO, stanno facendo una indagine di mercato per sondare il parere dei potenziali utenti. D'altronde l'ambiente in cui lavorano incentiva la loro voglia di realizzare un prodotto tecnologicamente innovativo.
Spesso si sente parlare di una presunta contrapposizione tra braille e nuove tecnologie. Invece, il braille ha con esse un rapporto armonico. Però è vero che i dispositivi per ottenere un braille elettronico sono carissimi.
Kevin Carey, un non-vedente inglese, ora presidente del Consiglio esecutivo del Royal National Institute of Blind People (RNIB), ha promosso il progietto Transforming Braille, con l'obiettivo di ottenere fondi per lo sviluppo di una riga braille che possa essere comprata da tutti, compresi i ciechi nei paesi in via di sviluppo. Tanti non hanno creduto a questo sogno, e non hanno voluto contribuire al progetto. So però che è stato firmato un contratto con una ditta americana che produrrà una riga braille di 20 caratteri, che costerà solo trecento dollari e sarà disponibile per la primavera del 2016.
Conclusione
Ho imparato il braille all'età di dieci anni, e da allora mi ha dato tante soddisfazioni. Con esso ho letto tantissimi libri in diverse lingue. Ho copiato tante pagine usando tavoletta e punteruolo, ma oggi cerco di approfittare al meglio dei vantaggi che offrono le nuove tecnologie. So che in alcune cose sono privilegiato, perché stampo velocemente a casa mia tutto il braille su carta di cui ho bisogno. Negli ultimi anni ho letto su carta più che mai, ma ho intenzione di abituarmi alla lettura mediante un piccolo taccuino elettronico con una riga braille incorporata. Nel 2014 ho letto trentottomilacinquecento pagine braille, stampate da me; mentre nel 2015 già oltre cinquemila!
Apprezzo molto il braille, ma so che alcuni riescono a cavarsela bene senza. Non sono un fanatico, ma penso che finora nient'altro sia ancora riuscito a sostituirlo.
Sono convinto che nel paragrafo finale della "lettera Aperta a Luigi Braille", che fu la mia relazione in un convegno sull'alfabetizzazione organizzato dall'Unione Mondiale dei Ciechi a Montevideo nel marzo 1996, io esprima con chiarezza il mio pensiero:
"Prometto solennemente di esserti fedele, anche se, tutto sommato, qualsiasi cosa nascerà in futuro, e non importa che forma avrà, se qualcuno un giorno dovesse trovare un sistema migliore di quello che tu donasti al mondo nel 1825, tu, io e tutti noi ne saremo felici."
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