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  Escuela de Telefonía, Madrid (Angelines sánchez Herrero)
 

 

 

Escuela de telefonía (Madrid)

Angelines Sánchez Herrero

Fue. Sí, fue en un pasado tan real como lejano. 1966. Y un nombre clave: Ignacio Satrústegui, jefe nacional de la Once, como se decía entonces y además presidente del consejo de administración de Telefónica, quien conocedor de que en otros países las personas ciegas trabajaban como telefonistas y, contando con esta empresa, puso en marcha una escuela de telefonía para formar a chicas ciegas (entonces no se admitía a hombres, para ellos se crearon los talleres), y así dar una alternativa laboral a este colectivo.

Si bien la escuela era sexista, no era feminista. Este movimiento, iba a tardar algunos años en cuajar en España. Pero sí era una escuela con voluntad integradora, ambiciosa, innovadora, tímidamente y entre comillas, revolucionaria. Asistían chicas de todas las partes del territorio nacional: Canarias, Ceuta, Baleares... Y en su mayoría era gente joven que buscaba su primer empleo.

La escuela contaba con un departamento de formación, al frente del cual estaban instructoras del departamento de formación de Telefónica, que preparaban a este colectivo para trabajar en la empresa privada.

Cuánto miedo, cuánta ilusión, cuánto afán; qué reto poner en marcha este proyecto. Se iba a dar al mundo laboral externo a la once una visión de las capacidades y aptitudes de la mujer ciega.

El primer cursillo comenzó en septiembre de 1966 y acabó en febrero del 67, dando paso al segundo. Y así durante mucho tiempo que sucedió... Sucedió... Luego lo cuento. Primero decir que el cursillo era mañana y tarde; que se aprendía o se desarrollaba la mecanografía y el braille. Su primera directora fue, María Luisa Manfredi. Su profesora de braille, Matilde Pando. Su instructora en la enseñanza de las centralitas, María Luisa González Puertas. Y Marina Rebolo su primera secretaria. Gente estupenda que no escatimaba tiempo ni esfuerzo.

Las chicas, una vez acabado el cursillo, y tras una evaluación o examen, se colocaban, según la puntuación obtenida en dicho examen, en sitios tan diferentes como: el colegio farmacéutico. Cristalera española. El banco de crédito a la construcción, que luego se llamó "banco hipotecario" y después "BBvA". En La Asamblea Suprema de la Cruz Roja española. En el Plan nacional de Seguridad e Higiene en el trabajo, como se llamaba en la fecha de su creación 1971. Este departamento, dependiente del ministerio de trabajo, en 1972 solicitó a la escuela una telefonista y algo después, un año más tarde se colocaron 54 chicas en todas sus sedes del territorio nacional. Y así en muchas empresas, sucesivamente, se iban ocupando los puestos de telefonistas por mujeres con problemas de vista o totalmente ciegas.

Hacia 1978, la jefatura de la Once pensó en formar a una chica ciega como instructora para enseñar el manejo de las centralitas. María Luisa González, que hasta entonces estuvo al frente de este cometido, volvió a su lugar de origen laboral, la Telefónica. La señorita Manfredi, directora de la escuela, dimitió, y este fue el momento donde se introdujeron algunos cambios como: abrirse a los chicos haciendo cursillos mixtos.

La escuela, en un principio, estaba ubicada en Prim 3 segunda planta. En el 85 se trasladó a Ramírez de Arellano, antiguo lugar de los talleres. Aquí estuvo tres años integrándose en FP 1 rama de administrativo. Y en el 87 se trasladó al paseo de la Habana donde acabó sus días en el 2004-2005. No he podido localizar datos precisos del número de personas que se formaron y por ende se colocaron, pero haciendo un cálculo algo burdo, puedo aproximar que de 250 a 300 personas. Sí me siento capaz de afirmar que la respuesta laboral que dio la persona ciega al frente de una centralita, salvo algún caso puntual, fue óptima. La tecnología y el bendito progreso han restringido, por no decir han eliminado, suprimido, este campo laboral y ya no se necesitan telefonistas, ni ciegas ni videntes en las empresas; se necesitan informáticos. ¿Será esta la hora de meternos en este territorio tan amplio y tan lleno de senderos por explorar? La inteligencia de una persona ciega no es menor que la de una vidente y sólo necesita que se le den los medios para estar en simetría con el dotado de la vista y, su capacidad de acción será idéntica.

¡Se admiten apuestas!

Está demostrado que no sólo del cupón hoy puede vivir el ciego. Dejó de subsistir cuando dejó de mendigar y salió adelante, dignificando su Persona gracias a él, pero ahora toca navegar, navegar en teclados que admiten, sin prejuicios, manos de todos los colores. Y manos de ciego. Y éstas son capaces de hacer dos funciones: ver y tocar simultáneamente.

Si hacemos una analogía de la escuela de telefonía con una criatura podemos concluir en que: Nació feliz, fue querida y bien acogida. Tuvo una infancia dulce. Una adolescencia llena de ilusiones. Una juventud próspera. Una madurez difícil una vejez llena de vicisitudes. Su muerte fue algo dolorosa. No se transformó ni ganó otro reino por su buen comportamiento, se convirtió en polvo.

 

 
 
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