Los que estamos convencidos del inmenso valor del braille nunca lo vemos
como una realidad que es justo que la innovación tecnológica coloque en el
museo de las cosas que sirvieron, pero que desde hace algún tiempo ya son
inútiles. Mientras el ingenio humano no descubra algo que verdaderamente lo
supere, estamos convencidos de que ha de tener que convivir armónicamente
con la tecnología nueva y pensamos que es imperioso encontrar fórmulas para
que los dispositivos de producción de braille sin papel, lo que denominamos
en español líneas braille, adquieran precios no prohibitivos para las
personas ciegas en cualquier parte del mundo.
Hoy día existe un número creciente de documentos en ficheros informáticos
accesibles que sería muy deseable que pudiésemos leer con el ordenador, las
tabletas o los teléfonos móviles inteligentes, no solo con voz sintética
sino también con el auxilio de líneas braille de tamaño pequeño y con un
coste no excesivo.
En la Conferencia mundial "Braille 21", celebrada en Leipzig (Alemania),
Kevin Carey, presidente del Consejo ejecutivo de la conocida organización
tiflológica del Reino Unido, RNIB (Institución nacional Real de Personas
Ciegas) hizo público un proyecto utópico realista. Kevin quería que
movilizásemos recursos de todo tipo para lograr que se desarrollase y sacase
al mercado una línea braille que costase menos del ochenta por ciento de las
actuales. Puesto que el producto habría de tener un coste reducido, Kevin no
pretendía hacer algo que superase a los dispositivos más caros y
sofisticados ya existentes en el mercado. Su iniciativa la bautizó como
"Transforming Braille".
En noviembre de ese 2011 logró reunir a personas del Reino Unido y los
Estados Unidos que adoptaron el acuerdo de formar un organismo dentro del
Consorcio DAISY.
Este grupo creó un consejo asesor, obtuvo 250 mil dólares para los trabajos
iniciales y evaluó más de 60 proyectos de líneas braille.
A mediados de 2012 El Consejo Asesor optó por dos proyectos de línea
braille, pero conoció la existencia de una tecnología realmente muy
innovadora. En ese momento la entidad "Transforming Braille" tuvo que pasar
del status jurídico que tenía dentro del Consorcio DAISY a convertirse en
una sociedad limitada bajo la denominación "Transforming Braille Group LLC".
Este organismo hubo de recaudar un millón doscientos cincuenta mil dólares
para afrontar los futuros costes de desarrollo del proyecto. Ciertas
organizaciones del consejo asesor por distintos motivos no podían aportar la
contribución que se les pedía y entonces entraron solo a formar parte como
socios gerentes los que aportaron la cantidad que se exigía.
A principios de 2013 el TBG LLD identificó un proyecto muy interesante, que
hubo de abandonarse, pues la firma correspondiente no garantizaba que el
producto final tuviese el precio que se estimaba irrenunciable.
Afortunadamente, aun en 2013, se logró que la firma estadounidense Orbit
Research LLC presentara un proyecto viable. El TBG LLC firmó con ella un
contrato formal. El plan ahora es organizar una conferencia comercial en el
otoño de 2015 y lanzar el producto en la exposición mundial CSUN en marzo de
2016 en San Diego (California). El precio de esta nueva línea braille no
superará los trescientos dólares.
No es sencillo emprender iniciativas internacionales en las que haya que
conjugar la creencia en objetivos utópicos y pasar por caja de forma
tangible. Entre los socios gerentes del TBG LLD están las organizaciones
tiflológicas fundamentales de Estados Unidos y el Reino Unido con entidades
de Australia, Nueva Zelanda, Francia y Noruega.
Confiamos plenamente que el producto que veamos en la primavera de 2016 sea
satisfactorio y que su éxito constituya un acicate para emprender una
aventura en la que no estén ausentes países y organismos clave en el terreno
de la tecnología de acceso.