El curso anterior había sido maravillosamente duro. Todo diferente Todo nuevo.
Sólo mis alumnos, bueno no, ellos también eran diferentes, porque tuve que interpretar sus gestos, su ánimo, el tono de su voz. Tuve que verlos. Sí, verlos, a través de su voz.
Ahora la voz es el espejo del alma de todos los que me rodean. Y el espejo del alma de Padi es su aliento, su jadeo. Por él sé si está inquieto, si le regaño injustamente, si está cansado. ¡Ay Padi! Creí que las lágrimas se me habían agotado, y no; cuando a tu lado, de no ver nada, pasé a ver la luz, lloré de emoción. Sí Padi, quiero que conste para siempre: gracias a ti he recorrido las calles de mi pequeño pueblo, sus alrededores, apenas 10km., sin miedo, enfrentándome al minotauro que, camuflado, aguarda.
Fue entrañable volver al palomar de aquella santa de quien te hablé, sin temor de darme en la cabeza al atravesar la puerta chiquita. Tú te paras, ¡Cuidadooooo! pareces decirme. Y yo alargo mi mano y toco el peligro.
Todo era nuevo para ti, pero para mí, también; ahora tenía que orientarme por el olor, por el ruido de la puerta de Felipe, por el sonido de los coches que llegan desde ævila.
¿Recuerdas que homenaje te querían hacer las monjas poniéndote de la misma comida que íbamos a tomar nosotras?
¡Oh! Qué trabajo me costó disuadirlas:
- "Padi sólo come pienso."
- "¿Se va a quedar mirando el pobrecito sin probar nada?"
Son maravillosas, ni un solo día consintieron en que comiera sola.
Cuánta paz la de mi pueblo ¿verdad Padi? Las calles sin sobresaltos de coches, sin ruido, el aire tan limpio y el sol que me lleva al sur, al oeste... mi brújula natural.
¡Buenos días! Dije. Y un aluvión de voces, manos y abrazos me rodearon; mi clase, mis alumnos. El tercer año que los tenía. Mis queridos alumnos.
Gracias al tutor y a la directora se hizo el orden, ¡con mucho esfuerzo! Todos querían acariciar a Padi al mismo tiempo:
-"Que no se desgasta, ¡tranquilos!
Cuando las autoridades, así llamaban los alumnos a quienes no eran profes, se fueron, me eché a llorar. ¿Es que la fuentecilla de las lágrimas no se seca nunca? ¿Ningún fuego de amor o de pasión es capaz de secarla?
A ver, ¡que alguien me responda!
-¡Seño!, ¡Seño!
Y me acariciaban. Y mi perro me lamía las manos que, torpes, no sabían si coger un pañuelo o coger una silla.
Bueno. Ya. Ahora todos a vuestro sitio y, ¡a la faena! ¿Recordáis que teníais que traerme un relato hablando de vuestro pueblo o de las vacaciones?
"Yo lo he hecho"
"Y yo"
Pues vamos a hacer un sorteo a ver quien empieza a leerlo.
"Yo propongo, seño, que para relajarnos y comenzar bien, empieces tú. Háblanos de cómo fue el encuentro con Padi. Cómo ha sido el verano en tu pueblo"
"¡Biennnnnnnn!"
Aplaudieron todos, cómplices.
De acuerdo. Coger lápiz y papel que vamos a hacer un acróstico con el nombre de mi pueblo y luego, pasaremos al ordenador para que lo veáis y yo os contaré... os contaré.
En columna, ¡escribid!
Gozamos
Ofreciendo
Total
Amistad
Rompemos
Rencores
Encendemos
Noches
Decidimos
Unidos
Repartir
Abrazos
"Gotarrendura!"Gritaron todos.
Lo de que se cree que allí nació Santa Teresa, del colegio que llevan hace muchos años unas monjas excepcionales, de que pertenece a la zona de la Moraña y que está a 21 km. de ævila, todo eso lo veis en Internet; yo os cuento de mi emoción al recorrer sus calles sin verlas, percibiendo su empedrado, escuchando sus puertas, oyendo los distintos cantos de los pájaros, sus palomas que, "hailas, hailas".
De cómo todos los vecinos me saludan, unos por acariciar a Padi, otros por ... porque sí, pura camaradería y cordialidad vecinal.
"¿necesitas algo?"Me dicen. Gente estupenda.
El sol me avisaba del lugar en el que me hallaba y el aire, tan limpio, tan cargado de aromas de romero, de tomillo, de jara (os tengo que llevar), me quitaba penas, balsámico.
Cuando carretera adelante nos aventuramos Padi y yo, las campanas, esas a las que jamás presté atención me dicen: ¡veeeeennnnn! ¡veeeeennnnn!
Todo es diferente sin ver, pero mi pueblo, generoso, ahora me ve a mí y conduce mis pasos. Es un amigo.
Y en mi cara, junto a alguna lágrima indiscreta, apareció una espléndida sonrisa.