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  El Patito Feo (Miguel Ángel Vázquez)
 

 

 

El Patito Feo

Miguel Ángel Vázquez

(Portugalete 10-12-1999)

Este cuento es la bonita pero a la vez dura historia de la vida que llevó un patito que era feo; aunque con los eufemismos que tanto se utilizan hoy en día, podremos decir sin lugar a equivocarnos, que su estructura física, era desagradable para el sentido de la vista.

Nuestro pato, había nacido diferente a los demás, por una alteración genética producida por el organismo que lo incuvó. Si no hubiese sido de este modo, podríamos estar hablando de un experimento o alteración genética fallidos.

Las diferencias a nivel físico, estribaban en su pico, ojos, patas y plumas.

Sólo de un rápido vistazo, se podían ver:

Un pico desproporcionado; del cual se podía apreciar, que no encajaban sus mandíbulas. Al intentar comer, tenía que alludarse de estrañas piruetas para ingerir determinados alimentos.

Con respecto a sus ojos, he de decir que eran de un bonito color azul-verdoso. Lo que le fastidiaba la cara a parte del píco, era que éstos, tenían unas dimensiones inferiores a las demás, lo que le reportaba a nuestro personaje, una inportante pérdida de visión. Con respecto a su cuerpo, tenía una pata algo más larga que la otra; y de su ser pequeño y rechoncho, brotaba un plumaje que era inexistente en algunos puntos, pero anormalmente abundante en otros.

Ya desde pollito, los crueles comentarios hechos hacia su persona, le afectaban sobre manera. Era consciente de que cuando pasaba álguien cerca de él y le hacía una pregunta del género tonto, era para ver más de cerca, el deplorable estado físico que le había tocado en suerte.

Cuando se es un crío, o en este caso pollo, los comentarios pueden llegar a ser lesivos, y generar frustraciones y baja auto estima en el futuro; aunque de momento, uno no se da cuenta, pero empieza a aislarse, no ser expontáneo y reprimir la alegría y muchos otros valores que podrían salir a la superficie, si esta sociedad fuese más tolerante y menos represiva con el diferente.

Nuestro patito a pesar de su fealdad, siempre quiso tener amigos; lo malo es que o bien lo aceptaban con pena: "¡Jo pobrecito!, ¿has estado malito de pequeño?, ?porqué tienes un plumaje y ojitos tan raros?"

A todas estas preguntas, nuestro patito sólo podía contestar con un muy evidente: "Sí; de pollito, tuve una gran enfermedad y por esto, soy así; ¿podría jugar con vosotros?"

"¡Jo, pobrecillo. ¡Que pena tíos! ¡Vamos a dejarle!"

El otro caso, solía darse cuando nuestro pato, se arrimaba al igual que antes a otro grupo, y por el contrario se le decía: "¡Anda, pero si franquestein existe!, ¡joder, que pico más raro!, ?y no os habéis fijado en el careto que tiene el adefesio?" "¡Anda, ya que no tenemos nada mejor que hacer, vallamos a insultarle y vejarle!" "¡Sí, sí, vámos a insultarle!"

Todas estas cosas, dejaban en nuestro pato, una honda huella; que sin él saberlo, iba marcando su camino hacia el aislamiento, y convirtiéndole en un ser algo amargado y muy desconfiado; que ante el menor cuchicheo, afinaba al máximo su oído, para ver o más bien oír, si era víctima de algún comentario burlón.

Como la sociedad se encontraba incómoda con individuos como él, tuvo que volar hacia una granja, donde encontró a patitos como él, o que incluso se hallaban en un estado peor al suyo.

Allí aprendió que su vida, apesar de lo que el resto de los animales de la granja le habían dicho, tendría algo de sentido; aunque visto hasta ahora lo sucedido, nuestro pato nos dice que se siente estafado; se le han creado unas espectativas, que hasta ahora, distan mucho de ser verdad. Que podría cumplir un papel en la vida. Incluso podría casarse con patitas que fuesen como él.

También le constaba a nuestro patito, que algunos de sus profesores, que tenían algunos puntos físicos en común con él, habían contraído nupcias matrimoniales, con patitas de muy buen porte, y físicamente agraciadas. Nuestro pato, intentó relacionarse con ambos tipos, pero no tuvo suerte con ninguno de ellos.

Las granjas en las que convivió con inmaculadas patitas le decían: "¡Uy, con lo majo y salado que tú eres!, ¿cómo no buscas una patíta así, parecida a ti, y os casáis?"

El patito, sabiendo que no sería comprendido, dijo para sí: "¿A caso yo no puedo brindar amor a una patita, por el hecho de ser feo?, ?no sabéis que si el amor es verdadero y fuerte, puede revasar las barreras de lo físico, atajo de mulas descerebradas?"

El patito cuando oía cosas tales como: "Buscar alguien como tú", pensaba: "Si no soy digno para buestras crías, ¿por qué han de soportarme mis iguales?, ?a caso ellos son seres indignos, que no se merezcan aspirar a algo mejor que yo?"

En todas las acctividades que afrontaba nuestro pato, siempre tenía que cargar con su eterna rémora. Esplicar que le sucedía, porqué, tomar la iniciativa en este puto gallinero que es el mundo, luchar contra los miedos propios y los de los demás y que viesen sus ganas de integrarse en los grupos como alguien que apesar de tener cierto grado de dificultad, desea estar con todo el mundo... ¡Joder, qué coñazo!

Es por esto que un buen día, nuestro pobre pato, se sumió en una profunda depresión.

Tristemente comprobó, que su vida no tenía demasiado sentido; que los valores inculcados en su más tierna infancia o bien estaban equivocados, o en la época que le estaba tocando vivir, eran éstos, conceptos pasados de moda y trasnochados.

Nuestro pato, se negaba a afrontar la realidad, o al menos, lo que le decían que era la realidad.

Nuestro protagonista se preguntaba: "Si los valores morales y educativos promovidos por la iglesia y la sociedad son buenos, ¿por qué los incumplen los que los dictan, cuando nadando en la abundancia y toda clase de privilegios los quebrantan sin motivo aparente?, ¿porqué no se nos educa en un sistema más comprensivo y humano?, y la pregunta de las preguntas, o sea la madre de el cordero, ¿cómo vivir o afrontar la existencia en un mundo en que sí, algunas veces significa no, e igual, puede significar no, o quizá sí?"

Ahora nuestro pato, se refugia en el cariño que le ofrecen los suyos; no espera demasiado de esta granja loca que es la vida. Le exigen vivir en una sociedad estandarizada en la cual, ya no sabe si está integrado o insertado. Se siente desplazado y viviendo en un gran carnaval en el que nadie es quien dice ser,puesto que cuando crees ver cara, sólo es máscara, y ni él mismo sabe, si realmente es quien es.

 

 
 
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